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NARRADOR-
—Puedes comenzar.
Una risa instantánea escapo de los labios de la pelinegra. Finn, no mentía cuando le dijo que no se iba a poder escapar de esa conversación, llevaba una semana insistiendole en saber un poco más de ella. No había fallado un solo día y suficiente tiempo llevaba evitando el tema.
Había llegado el momento. Solo esperaba que él no saliera corriendo o comenzara a verla con lastima, eso la haría sentir como la mierda. Su idea no era dar lastima, ni verse como una víctima de su pasado.
—¿Por dónde? Hay tantas cosas que podría decirte.. Realmente nunca he hablado sobre mi con nadie y cuando lo intente no termino bien.—Lo miro con una leve sonrisa. Finn, estaba en la otra punta del sillon y su mano estaba sobre la de ella, dandole confianza.
—Lo que sientas que debas contarme.. Estoy aquí porque quiero saber de ti, cualquier cosa esta bien.—Murmuro con esa suavidad en su voz tan habitual, por alguna razón ese tono en su voz le daba toda la seguridad del universo.
—Bueno, vengo de nueva york. Me trajeron cuando apenas había cumplido los catorce años, vine junto a mi madre. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, supongo que nos vendieron el cuento de que ibamos a tener una vida mejor. Eso no fue así, por supuesto que no..—Una sonrisa nostálgica curvo sus labios con cierta tristeza en su mirada.
—Estoy aquí, para ti.—Le recordó el contrarió. Apretando ligeramente la mano de ella, cuando la joven lo miro, le dio una sonrisa de cariño y compresión.
—Mi madre desde el momento en el que pisamos birmingham, se convirtió en la mujer de compañía de aquel hombre. Él era alcohólico, violento y asqueroso. Te prometo que cuando lo conocimos parecía un hombre tan bondadoso, solo con ganas de ayudar a la gente.. Fuimos tan ilusas, mi madre le conto tantas debilidades nuestras con la esperanza de recibir su ayuda, todo nos jugó en contra.
—No fueron ilusas, solo creyeron en la persona equivocada. No esta mal creer en la gente, Lu.
Ella negó.—En este punto de mi vida, dudo mucho que se pueda confiar en la gente.. Quedan muy pocas personas buenas.
—Estas confiando en mi. Me estas contando cosas que prácticamente nadie sabe sobre ti, eso me dice que aun crees en la gente.—Murmuro con una pequeña sonrisa, al ver como ella negaba.
—Confió en ti, no en la gente. Es algo muy distinto, shelby.
—Prometo no defraudarte, Lu.
Ella asintió. Por primera vez en años volvía a creer en las palabras de otra persona, eso la tenía sorprendida y asustada, era una sensación extraña de volver a sentir.. El confiar.
—¿Skye reds? ¿De dónde salio ese nombre?
—Fue una elección de él. Skye, supongo que le gustaba ese nombre y reds fue porque en esa época usaba coletas rojas todo el tiempo.. Ese era mi color favorito cuando era una niña, lo adoraba.—Suspiro.—Con el tiempo, se convirtió en un color que solo me trae malos recuerdos.. Por eso, no hay nada rojo en mi hogar.
—Solo tengo una última pregunta, ¿Bien? —Ella asintió.— ¿Por qué le pediste protección a mi hermano? ¿De qué tienes miedo?
En ese momento, el timbre sonó.
—Salvada por la campana.—Musitó ella con diversión, corriendo a la puerta principal. Al abrir la puerta, entraron tres chicas riendo y hablando todas a la vez.
—Oh, lo sentimos.. No sabíamos que estabas ocupada con alguien, nos vamos!—Chillo una de ellas al notar la presencia de finn.
—No, no.. —Intervino él.—Me retiro, tengo cosas que hacer.. No las molesto más.