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Ken

10:12 pm

Keisuke y Chifuyu estaban en la otra habitación con sus laptops, y los sonidos de un dominio en curso de Genshin Impact. Habían estado jugando durante una semana o dos y saltar dentro de ese universo por unas horas era infinitamente más atractivo que llenar de tinta roja todos estos exámenes.

El deber llamando, sin embargo.

Generalmente calificaba en piloto automático, no prestando atención al nombre en la parte superior de la página hasta que tenía que pasar la puntuación final a mi libro de notas. Cuando cogí un examen, sin embargo, no tenía que mirar el nombre para saber de quién era. Yo conocería esos firmes trazos, perfecta caligrafía en cualquier lugar.

Dios, esto es surrealista.

Sacudí mi cabeza y fui por sus respuestas.

El primer par de problemas era bastante fácil. Mis adictos de la tarde podrían hacerlos en sueños, y Manjiro pasó fácilmente a través de ellos, también. Cuando los problemas se hicieron más difíciles, sus respuestas eran al azar. Los restos de respuestas borrados sugerían que le había llevado varios intentos alcanzar una solución a algunas de las preguntas. Su frustración se mostraba en los números y símbolos cada vez más agudos, y yo medio esperaba ver ―joder con la mierda de las matemáticas― en lugar de una solución.

Él aguantó el examen esta vez, pensó, y él pasó, pero por los pelos.

Mi frente se arrugó. Nunca habría pensado que Manjiro tuviera dificultades con las matemáticas. Él había sido un buen estudiante en la escuela secundaria y en el puñado de clases que tomó mientras salíamos, no lo recordaba diciendo nada de luchar con una asignatura en particular.

Mordisqueé mis labios mientras miraba hacia el examen. Esto era una cosa bastante simple. Los fundamentos básicos de álgebra. Si ya estaba luchando, menos de un mes desde que empezó el trimestre, él estará mandando las matemáticas al infierno antes de que el trimestre llegara a la mitad. En teoría, si lo dejaba a medio trimestre, cuando había poca o ninguna posibilidad de salvar su grado, él probablemente abandonaría. Eso no rompía mi corazón, por supuesto, pero él era mi estudiante. Y él no necesitaba un suspenso en su expediente, especialmente si estaba tratando de usar un grado para ayudar en su avance en las fuerzas armadas.

Puse el examen en el monto. Dejando las cuestiones personales aparte, yo no podía dejarle perder el hilo o sentarme y verlo fracasar.

Porque él era mi estudiante. Yo no podía hacerle eso a mí estudiante.

Incluso si él era Manjiro maldito Sano.

☆ ⸺ 🦢🍥 !

―Muy bien, creo que me he torturado lo suficiente para una noche―. Cerrando mi cuaderno de notas lo puse en el monto. ―Los veré a todos el miércoles.

Libros cerrados y papeles agitándose. Voces murmuradas. Sillas raspando el suelo. Mochilas cerradas, bolígrafos guardados, pies golpeando, y en treinta segundos la mayoría de la clase estaba cruzando la puerta.

Cuando Manjiro pasó de largo, sus ojos evitaron los míos, le detuve.

―Manjiro.

Se dio la vuelta. ―¿Sí?

―¿Tienes un minuto?

Sus cejas se alzaron. ―Um, sí, seguro. ¿Qué pasa?

Mis ojos recorrieron el lugar, como si alguien en un radio de diez metros pudiera leer entre líneas algo sobre nosotros hablando el uno con el otro. Nadie se detuvo ni incluso nos miró, una vez que la clase se había despejado, abrí mi maletín. Cuando saqué la carpeta con los exámenes, dije ―Califiqué tu examen anoche.

𝐃𝐞𝐥𝐢𝐫𝐢𝐨 (drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora