Ken
11:58 pm
Dios, mi clase de las siete y media iba a ser un infierno mañana.
En mi porche, adormecido saqué mi llavero del bolsillo. Mientras buscaba la llave correcta, estas repiqueteaban y, en un segundo, el mundo del otro lado de la puerta estaba vivo con un estruendo de patas corriendo. Una débil sonrisa trató de formarse en mis labios, especialmente cuando Raven ladró y escarbó contra la puerta mientras colocaba la llave en el cerrojo.
Ella salió sobrepasándome al abrir la puerta, pero tan pronto como yo entre en la casa, ella estaba salteando y gimoteando.
Me arrodille, y saltó a mis brazos. Mientras más movía su cola y trataba de lamer mi cara, más me daba cuenta de que incluso esta noche ella podía levantarme el ánimo. Suspirando, descansé mi cabeza contra su cuello y la abrace rascando detrás de sus orejas. Su entusiasta felicitación no podía traerme más que una sonrisa poco entusiasta.
―¡Vamos, bebé!― Acaricié su costado antes de levantarme. ―Papi necesita un trago.
Fui hasta la cocina y ella trotó junto a mí, uñas raspando y chapas sonando.
Así como Raven resultaba bastante calmante para mí con sus jadeos y gemidos, los sonidos de teclas y las maldiciones murmuradas vinieron desde la otra habitación.
―... hijo de puta, ¿Dónde estás? Estoy siendo atacado desde cada jodida dirección.
Me reí suavemente para mí mismo. Keisuke probablemente había estado jugando Genshin Impact desde temprano.
Bueno. Al menos eso significaba que él iba a estar ahí arriba y no vagando por aquí para conversar. Había tenido suficiente esta noche para que me durara durante mucho tiempo.
Abrí una cerveza, luego la llevé a la mesa de la cocina y me deje caer en una silla. Después de un trago que apenas saboreé, empujé la lata lejos, apoye el codo en la mesa y froté mi frente.
Raven reclinó su cabeza sobre mi pierna y lloriqueó suavemente. Dejé caer mi mano libre y la acaricié. Este trimestre iba a matarme. Joder, esta noche probablemente me iba a matar. Debería haber estado en la cama. Profundamente dormido, muerto para el mundo. De hecho, debería haber vuelto a casa hace cuarenta y cinco minutos, pero había estado vagando porla oficina durante un tiempo, pensando en Manjiro.
Pensando y evitando a Manjiro. Estaba asustado de que él continuara en el estacionamiento. O esperando fuera del edificio intentando conseguir un poco más de tiempo para ver si yo estaba dispuesto a hablar. Y yo no estaba seguro de cuantas veces podía apartarlo antes de ceder.
Raven empujó mi mano, recordándome que yo había dejado de acariciarla en algún momento.
―Perdón― murmuré y rasque entre sus orejas caídas. ―¿Quieres salir antes de que vayamos a la cama?
Ella levantó su cabeza tan de repente, que casi golpea la parte inferior de la mesa. Agitó su cola con fuerza y tan pronto como cambié mi peso sólo lo bastante para entendiera que estaba levantándome, ella corrió hacia la puerta de atrás.
Adormilado, la seguí hasta la puerta y la deje salir. Ella corrió por el patio trasero, deslizándose más allá del alcance de la luz desapareciendo en las sombras. Cruce mis brazos sobre la barandilla y tomé una larga bocanada del aire de la noche.
Cuando Raven regresó y tiró un palo a mis pies, apenas tenía la energía necesaria para recogerlo y lanzarlo. Pero ella movió su cola con expectación y me miro con esos ojos de ―por favor, ¿papi?―, así que me obligué a recoger el palo.
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𝐃𝐞𝐥𝐢𝐫𝐢𝐨 (drakey)
Hayran KurguManjiro Sano no buscaba una segunda oportunidad cuando se apuntó a la clase que enseñaba su ex. Todo lo que quiere aparte de aprobar su grado es la oportunidad de mejorar las cosas con el hombre que amaba e hirió cuando se separaron tres años atrás...