-Cielo esos sujetos te están viendo-
Mire a un costado y si, eran cuatro y jodidamente me estaban comiendo con sus ojos. -Tu haz como si no te dieras cuenta- jale del brazo a Sasha.
-Pero..-
-Créeme, tengo experiencia en esto-
Y si que la tenia, t...
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Cielo...
Llegué al comedor antes de que todos lo hicieran y me acomode en una mesa un poco alejada de las demás, esperando a que ella llegara. Para matar el tiempo comencé a hacer la lista de cosas que debía organizar y preparar para que todo saliera bien y no hubieran heridos.
-¿A quién piensas matar?- debí darme cuenta, por la cara de pendejos que tenían varios estudiantes y algunos profesores que comían en otras mesas mas alejadas, me volteé con una gran sonrisa para verla parada detrás de mi. -Hola mi pequeña- extendió sus brazos y me paré con rapidez a esconderme en su cuerpo.
-Mami-
-Te ves hermosa, te extrañe mucho-
-Yo también- me negué a separarme de ella.
Volvimos a acomodarnos en nuestras sillas y ella dio una ojeada a todo el lugar, siempre lo hacía. Observaba con cuidado a cada una de las personas a su alrededor, cuidándose. -¿Cómo te está yendo?-
-Bien, es divertido aunque debo estudiar mucho pero recibió ayuda antes de parte de Matt..- me quede con su nombre como última palabra.
-Cuéntame ¿Qué pasa?-
-Yo... tú sabes que me gustaba Matt, pero no quería intentarlo porque nunca supe demostrar muy bien mis sentimientos. Y luego se dio, pero en ese momento aparecieron los tres hermanos de los que te conté en un mensaje, los rubios. Pues como decía- hablé rápido -ellos, Matt y yo comenzamos a salir, y me sentí feliz al principio porque lo tenia a él, pero luego... Creo que dije algo que no debía a personas que no debía, y Matt me oyó. Se sintió desplazado porque no se lo dije a él, pero en ese momento no pude decirle que no se lo había dicho nunca porque sentía que esas palabras eran poco para lo que me pasaba cuando estaba con él-
Sus ojos se abrieron demasiado -Wow, eso si es mucha información hija-
-Lo se- puse una mueca -¿Qué har...-
-Disculpe- un profesor nos interrumpió y a los segundos supe de quien se trataba, era profesor mío -¿Usted es su madre?-
La pelinegra frente a mi asintió. -¿Necesita algo señor...-
El tipo se sintió en demasiada confianza sentándose junto a nosotros -Quería expresar mi conformidad ante la evolución de su hija en el ámbito educativo.-
-Gracias, mi niña es muy capaz- ella no quitaba la vista de mi, con una pequeña sonrisa en sus labios.
-Además, me veo en la obligación de decirle que soy un gran admirador suyo por el trabajo que logro en la clínica psiquiátrica de Nueva York-
-¿Usted es profesional en esa área?-
-Claro -el tipo inflo su pecho orgulloso -soy psiquiatra pero decidí que la docencia era lo mío-
