<Episodio 37>

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(Karina)

- La verdad es que ayer dormí un poco tarde. – Confesé, en un intento por cambiar de tema.

- ¿Qué hiciste, para tener que dormir tarde? – Cuestionó curioso, pero aún sonriente.

- Hice algunos dibujos. – Admití, y pude ver somo la expresión de Milion cambió y dejo escapar un suspiro antes de asentir, mientras golpeteaba la ventana del carruaje con la punta de sus dedos, luego volvió la cabeza hacia mí.

- Ahora que lo pienso. ¿Tienes las herramientas suficientes para dibujar? ¿Con que dibujabas en la casa del conde? ¿Solo lo haces con un lápiz? - Preguntó, yo solo incline un poco la cabeza – No se si haya un lugar donde vendan materiales para pintar... – Continuó mientras fruncia el ceño como si intentara recordar.

A pesar de que las tierras del Norte eran extensas, y prosperas, en la gran mayoría de las zonas comerciales, solo encontrabas, tiendas de armaduras, o tiendas de medicina herbal. Era bien conocido que los pacientes que no podían tratar sus lesiones en la capital, llegaban al norte y volvían recuperados.

- Incluso si existe un lugar donde vendan artículos de pintura, sería difícil que encontremos artículos profesionales o lujosos como los que alguna vez usaste, ¿estaría bien? – Dijo Milion dudoso.

- Si, no importaría. – Contesté convencida, de todos modos, no tengo suficiente dinero. Y, incluso cuando vivía en el condado, no recuerdo haber comprado un producto muy profesional. Simplemente nunca tuve interés en ello, y si lo tuviera, mi familia hubiese interferido.

Pintar era lo único que hacía en la mansión del conde. No quería que nadie mas lo supiera, así que siempre compraba yo sola las cosas que usaba. No pedí un maestro, gran parte de las cosas que sé sobre pintura, las aprendí de libros.

•••

- Ahora que lo pienso, hice una habitación para Winston. – Dijo Milion

- Gracias, no sabía que llegarías tan lejos.

Winston era una buena persona, pensé que mi relación con él, terminaría una vez dejara el Sur. Realmente no esperaba encontrarlo aquí, en el Norte.

- Quizá venga mi amigo también. Es miembro de la familia Carlos, esta es famosa por su arte, y están particularmente interesados en los nuevos talentos. – Mencionó casual.

- ¿Si? ¿Enviaste mi pintura? – Pregunté algo conmocionada. Milion se limitó a asentir. – Tu amigo... ¿No es por casualidad el jefe de la familia Carlos? – Pregunté y Milion volvió a asentir brevemente con la cabeza. Al confirmarlo, sentí que la mente se me quedaba en blanco. - ¿Por qué lo hiciste? – Cuestioné, exaltándome un poco.

- Quería averiguar algo, además, pensé que necesitarías a alguien que te ayudara. Como sabes, muy pocas personas del Norte saben lo que es la enfermedad del arte.

Al oírlo, escondí mi rostro entre mis manos. Él le mostró mis pinturas a alguien que no conozco, pero que tiene un profundo conocimiento del arte.

- ¿Acaso hice algo malo? – Preguntó Milion preocupado.

- Lo hiciste. – Respondí, como podría perdonarlo por esto...

- ...

- ¡Es vergonzoso! ¿Cómo pudiste mostrar un trabajo de tan bajo nivel a una familia famosa? – Dije preocupada. Si encontrará un agujero cerca, entraría de inmediato.

¿Como pudo enviarle eso a la familia Carlos? No importaría mucho si la hubiese enviado a cualquier otro miembro. Pero él, envío un trabajo tan vergonzoso a el jefe de la familia Carlos. Él era poseedor de un milagro relacionado con la música. Aunque yo no tenía conocimientos de esto, aún recuerdo que haber caído en trance cuando la escuché.

Art disease - [La enfermedad del arte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora