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Renuncia de derechos, los personajes que salgan aquí son de sus respectivos autores.

Nico di Angelo estaba catatónico.

Tuvo un mal presentimiento cuando el subdirector les llevó fuera a él y su hermana Bianca sin decirles el motivo de aquello.

Pero cuando apareció aquel sujeto de rara vestimenta y golpeó al subdirector, sintió una adrenalina que jamás había experimentado.

-¡ESO FUE INCREÍBLE! -gritó Nico mirando entusiasmado a Goku, quien se rascó la nuca dedicándole una sonrisa nerviosa al chico.

-Escuchen, ese hombre es alguien malvado y pretendía hacerles daño, por eso vine aquí para evitarlo -explicó Goku viendo a los hermanos.

Nico alzó su vista notando cómo el doctor Espino se acercaba a paso lento y sintió un escalofrío recorriendo su espina dorsal.

-¿Qué? ¿el subdirector Espino? ¿Por qué él querría hacernos daño? -preguntó Bianca sin entender nada de lo que estaba pasando

Goku rascó su nuca nerviosamente ante las preguntas de Bianca, la chica le estaba asediando sin darle tiempo para pensar.

"Grover dijo que ellos dos no saben que son semidioses... a ver cómo se lo explico"- pensó buscando una forma coherente de explicarlo.

Goku se llevó la mano a la barbilla mientras los hermanos Di Angelo le miraban con curiosidad e intriga, esperando a que el chico dijera algo.

Hasta que halló una manera.

-Porque... ustedes tienen algo especial, por eso ese hombre quiere hacerles daño -razonó Goku- Ahora le derrotaré y nos iremos de aquí, ¿vale?

Nico asintió impetuosamente ante aquellas palabras, algo en su interior le decía que confiara en este muchacho e iba a seguir aquel instinto.

Bianca se mostró confundida, pero en estos momentos no sabía donde agarrarse y supuso que la mejor opción era estar con el chico.

-Todavía no nos has dicho cómo te llamas. Yo soy Bianca di Angelo y él es mi hermano Nico -se presentó la bella chica en un gesto cordial.

Bianca hizo lo más correcto.

Presentarse justo cuando un maniático psicópata les estaba persiguiendo sin que supiera el motivo de aquella acción vil.

-Mi nombre es Son Goku, aunque pueden llamarme Goku -contestó el chico con una sonrisa tranquila y la pelinegra asintió.

De pronto sus ojos se giraron, advirtiendo la presencia del subdirector a un par de metros.

-¡Maldito! ¡¿Cómo te atreves a hacerme esto maldito?! -demandó Espino mostrando la herida que estaba presente en su rostro y Goku sonrió.

-No dejaré que les hagas daño, ¡lo mejor será que te vayas de aquí o lo lamentarás! -advirtió Goku con un rostro colmado de seriedad.

Sin embargo, Espino se echó a reír.

-¡Les llevaré con mi general! Les habría matado ya pero debo mantenerles con vida -respondió el subdirector dejando algo intrigado al pelinegro.

-¿Quién nos quiere vivos? Si piensa que va a sacar un rescate está muy equivocado, Nico y yo... no tenemos a nadie -susurró Bianca.

Goku se giró al oír la voz quebrada de Bianca, no era la primera vez que oía algo así pues en el campamento muchos estaban solos, sin nadie.

Thalia, que era la más cercana a él, también estaba sola. No entendía porqué, si todos ellos tenían padres con vida, y que eran dioses.

Forjado por la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora