Mori Ōgai

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Advertencias: Daddy kink, contenido poco familiar (+16).

¡Lectora mayor de edad!

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~•~

—¿Qué pasa?— te miraba desde tu sofá, con una cara bastante arrogante—. ¿Necesitas algo?.

—Si, te quiero— sonreiste para seguir abriendo los regalos que compró por navidad.

¿Cómo se había enredado con una universitaria?, Simple, estaban en la misma cafetería. Tú con tu amiga, sin poder quitar la mirada sobre ese hombre, y él sonriendo ante tal atención.

Antes de irse tomó una servilleta y anotó su nombre y número, te la estiró y dijo "¿Lo quieres?", lo aceptaste buscando algo de una noche.

Pasaron días antes de marcar, mordías la uña de tu dedo pulgar decidiendo qué tanta dignidad arriesgarías.

—Eres la chica de la cafetería...— así comenzó está historia tan caótica, pero siempre regida por la dura lógica de Mori.

Te daba regalos, le dabas amor, así de simple.

Te parecía extraña toda la situación de Elise, incluso le preguntaste en muchas ocasiones si el "jefe" abusaba de ella, lo negó, pero si admitió que Mori era un pervertido, y que tú eras posiblemente la persona con menos suerte.

Estaba equivocada, como no amarías a ese hombre, tan delicioso.

Comenzó como algo sexual, pero rápidamente se involucraron los sentimientos, el mismo Mori lo sabía, pero tampoco negaría que eras alguien especial. Tenías veinte al momento de conocerlo, ahora con casi veintidos ya habían establecido una "relación".

"Oye, pasa navidad conmigo" pediste aún colgada de su brazo, sorprendente accedió con facilidad.

Apareció en tu puerta, solo, pues Elise-chan repartía regalos junto a la subordinada de Ōgai (para repartir la felicidad). Así pudo librarse de ambas. Dejó las bolsas bajo el árbol y cenaron juntos.

Charlaron un par de cosas, sobre su trabajo -omitiendo las partes más violentas- y sobre tu educación. Tú padre dejo de darte el apoyo para la universidad desde hace unas semanas y básicamente sobrevivías con el apoyo de Mori.

—No es mayor problema— acarició tu cabeza—, Yo pagaré tus colegiaturas y lo que necesites.

—No tienes que hacerlo— sonreiste, y pásaste una mano por su hombro.

—Vamos, debo cuidar a mi bebé— dejó un beso en su mejilla, y te acomodó mejor en su regazo—. ¿Cómo se dice?.

—Gracias, papi—era una especie de juego "rol", normalmente lo llamabas Rintarō, pero cuando querías algo era necesaria esa palabra.

—Bueno, veamos mi regalo— sonrió esperando algún tipo de caricia (o a tí) pero pusiste una foto fotografía de ambos en la playa, él cargandote y tú riendo.

—Mira, la enmarque para ti, espero que te guste Rintarō.

—Lo hace, gracias— el jefe de la mafia sonrió pues un hombre tan rico, poderoso y malo a veces necesitaba alguien que le recordara su humanidad.

—Lo hace, gracias— el jefe de la mafia sonrió pues un hombre tan rico, poderoso y malo a veces necesitaba alguien que le recordara su humanidad

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Notas de la autora:

Lo tenía en mis borradores y dios, tuve que cambiar el final porque estaba muy marrano, creo que está decente (?). No olviden que esto es mera ficción.

No busco sexualizar los "Daddy Issues" ni el personaje de Elise. Nomás me inspiré en la canción de lana del rey y salió esto.

𝐁𝐮𝐧𝐠𝐨𝐮 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐲 𝐃𝐨𝐠𝐬 𝐓𝐡𝐞 𝐭𝐲𝐩𝐞 𝐨𝐟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora