Reencarnación pura, carne séptica y las elecciones

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   Hoy escucho lo de siempre. Muevo mis pies al mismo ritmo. Sigo viendo todo igual. Soy otro, a pesar de seguir igual. Ser Custer al 90% no ha impedido demasiado el continuar siendo Bjorg Klasburg. No es justo llamarme desquiciado, es justo llamarme creador sin pausa.

No hay ni cenizas de mi antiguo yo. 


    Gritos sin destino, sollozos en islandés. Es como estar en un letargo, pero a la misma vez en plenas condiciones motoras y mentales.


Siendo Custer ya no me importan demasiadas cosas, antes fingía no tener interés en el 70% de las cosas, ahora ese desinterés es verdadero y terrorífico.


Es un Bjorg Klasburg incluso más denso,  creía tal cosa imposible. Lo que más me gusta de ser Custer es que ahora sí desprendo un aura impregnada de porquería, algo de odio, desinterés y un toque de actitud aleatoria.



    Ahora sí soy errante, mentalmente hablando. Nómada intelectual e incluso viajero del tiempo, gracias a mi mente. Nada, excepto yo mismo, puede acabar con mi existencia, las palabras de muchos no pueden tocarme, no por arrogancia, es simple: un idioma distinto al mío.


Nunca apoyé la idea del suicidio, sin embargo, podríamos decir que Julio Carvajal se suicidó. No únicamente por su inestabilidad emocional, un factor a tomar en cuenta podría ser su debate de personalidades, como todo ser, pero las sustancias y los químicos erróneos dañaron al muchacho. Se disparó a sí mismo con cierto remordimiento terminal.


No culpo a mi anterior ser por haber cesado su existencia. Todos queremos morir en un momento determinado, sin broma alguna. Él tomó su oportunidad. Puede regresar, es la magia de la vida y de la mente.



    Pensaba dos veces, ahora tres. Mis manos temblaban al estar haciendo algo relativamente malo, independientemente de todo. El temblor no es tan fuerte hoy día. Eso es humanidad pura.


El chirrido de mi alma ya fragmentada me avisa que Custer, que yo, soy peligroso, siempre lo he sido, todos hemos sido peligrosos y pacíficos, al mismo tiempo.


Es difícil acostumbrarse a ser Custer, cabe destacar, fuera de cualquier metáfora, es complejo ser alguien a quien tú has creado porque es tu único refugio seguro.


Custer es un ente, como todos, carece y goza, es inhumanamente humano o humanamente inhumano, como quieran verlo.


Mi cuerpo sigue igual. No, hay unas pequeñas heridas que aún no había visto. Sí, las había visto, las borré rápidamente. Intenté crear una persona humana sin notarlo, mi molde fue destruido no sólo por mí, conspiré con el universo.



    Agresivamente regresivo. No sé si logre ser lo que fui, sí sé que seré alguien quizás ajeno a lo que soy, no temo por ello, más bien estoy intrigado.


Me siento antiguo y solitario, en estas épocas en donde hasta La Tierra tiene sexo con la Luna es en donde siento una enorme energía sexual en mi ser que hasta el momento sigue acumulándose. No temo ser sincero. Fatalmente herido, fatalmente herí. Estoy listo para conocer a mi creador, lástima que yo lo haya matado.



    Meto metáforas en metáforas porque bien las palabras me lo permiten. Doble cruz, ha de ser mi día de suerte. Soy un fuerte impulsor de la confusión, que para otros es lucidez, no se pierdan en mis pinceladas, sigan al arbusto que habla y que les dice "joven", no a mi voz seca y poderosa.


La astralidad continuará hasta que yo me suicide y venga otro. Hay Custer para un tiempo.


Sigo seducido por esta belleza llamada anarquía. Qué peculiar es. Es como la mujer de mi sueños que sí puedo tener y coger. No hay tiempo ni de sangrar. Quizás es el momento más triste para mi humanidad pero el más prometedor para mi creatividad inhumana.


Me siento como una canción cualquiera de Lascaille's Shroud, buena pero desconocida. Bueno en el sentido de creativo, apasionado y el sinfín de sentimientos que me definen cuando las letras me poseen.



    He tenido una visión, sin drogas, en la cual estoy trabajando y no estudiando. Analizando todo llegué a la conclusión de que los números me joden tanto como yo jodo a Coelho por su falta de creatividad y su intensa depresión, superior a la de Jordan Drewyer de La Dispute. Nada y todo es lo mío. Me pregunto si tal visión se hará realidad, el único capaz de hacerla realidad es su servidor, Custer.



    He escrito gran parte de mi primer libro, El Caído Sesenta y Seis, en mi estadía en un sitio algo exótico para no decir decadente, bueno, decadente. No planeé este libro, planeaba estudiar, no se dio nada aparte de la depresión, el suicidio que a la vez fue una metamorfosis y  los intensos debates entre Karth, Rémy, Custer, Infernus, Klasburg y Carvajal, siendo el último el "sacrificio". Es un libro horrible si estás feliz y acabas de tener sexo con ochenta mujeres de tu agrado, es un buen libro si tienes dudas emocionales o si eres apenas una pupa y no sabes qué harás si llegas a ser una mariposa monarca.



    Soy el Patrick Bateman del 2015, creo que es la forma más competente de describirme.

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