Experimento de Amor: 1/?

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  — ¡Bandit! ¿Por qué te fuiste tan lejos, cariño? Vámonos, ya jugaste mucho...

Gerard toma de la mano a la niña, pero está no camina, en cambio, se resiste y exclama.

  — ¡Suélteme! ¡Usted no es mi papá!

  A la vez que una niña exactamente igual a la que Gerard tiene de la mano grita.

  — ¡Papá! ¡Aquí estoy!

  La segunda niña, de nombre Bandit, se acerca a Gerard y ahí logra ver a la primera, la que es igual a ella físicamente.

  — ¿Papá? —Exclama confundida, entonces él abre los ojos en pánico, toma a Bandit de la mano y cuando dá dos pasos, una voz lo detiene en seco.

  — Gerard... —Dice la voz.

  El nombrado se gira, viendo así a Frank, un hombre casi de su misma edad y que él bien conocía. Conocía hasta la ubicación de cada tatuaje en el cuerpo de aquél hombre.

  — ¿Acaso no dejarás que las niñas se conozcan al fin? —Gerard está sudando por la frase que Frank deja salir de sus labios tan serios, casi inexpresivos, y entonces decide mirar a su hija, Bandit, la cual está mirando a la otra niña con atención y curiosidad.

  — Vámonos, vámonos a casa —Balbucea Gerard y Bandit comienza a caminar con él, pero sin quitarle la mirada de encima a la otra niña.

  — Hasta pronto, Bandit. Cherry estaría encantada de jugar contigo uno de estos días.

  Al escucharlo, Gerard frena su tensa caminata y se gira, caminando hacia Frank con rapidez.

  — No te atrevas a pronunciar el nombre de mi hija de nuevo. Y tampoco te atrevas a acercarte a nosotros ¿¡Entendiste!? —

  Gerard está más que alterado, pero Frank se mantiene sereno. Se acerca al oído del hombre y susurra lentamente.

  — No olvides que también es mi hija —

  Entonces Gerard aprieta los dientes y se marcha con su hija a su hogar, ignorando a la niña que lo estaba bombardeando con preguntas acerca de esos dos extraños individuos que su padre parecía conocer tan bien.

  Por obvias razones, Gerard no pudo dormir en toda la noche. Dió varios giros en la cama, sé destapó y se volvió a tapar con las mantas repetidamente y también pasó sus manos sobre su cara, queriendo darse un cachetazo. Al final suspiró y se sentó al borde de la cama, se quedó mirando al suelo unos minutos y se puso de pie, caminando escaleras abajo, hacia la cocina.
  Una vez allí, tomó el teléfono fijo y marcó un número que se sabía de memoria.

  — ¿Hola? ¿Quién es?

  Se escuchó al otro lado de la línea.

  — Soy Gerard... Quiero que te vuelvas a alejar de nosotros... Pero ahora para siempre —Sentenció con voz firme. Frank, que estaba del otro lado de la línea, sonrió.

   — No puedes prohibirme ver a mi hija, Gee. Simplemente no puedes —

  — Ella no es tu hija, y no vuelvas a llamarme así —Exclamó apretando los dientes.

  — Por favor, Gee ¿A qué se debe tanto odio? Tanto rencor... ¿Acaso no recuerdas los buenos momentos? El cómo éramos los mejores amigos... Incluso más... —

  — Eso se acabó hace tiempo, entiende —Gerard suspira y vuelve a hablar—. Mira, no quiero que te acerques a nosotros, es lo único que te pido...

  — Antes no solías pedir las cosas de forma tan amable ¿Qué te sucedió?

  — Crecí.

  Luego de decir aquello, Gerard cortó la llamada y al girarse se encontró con Bandit tallandose un ojo con la mano.

One Shots || FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora