Strangers- Capítulo XVII

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Poché's POV

Había algo que amaba además de la neurocirugía: la probabilidad y estadística, me parecía asombroso como la probabilidad de que un suceso pasara seguía existiendo, por más pequeña que fuera la probabilidad.

Por ejemplo, ¿cuál es la probabilidad de encontrarte en una situación incómoda? Ustedes dirán, depende. ¿De qué? Bueno, de lo que consideras como incómodo, de como manejes una situación y si no tienes inconvenientes con convivir con tres mujeres que parecían crear inestabilidad en tu vida.

Recapitulemos...

Las últimas 72 horas de mi vida fueron como una montaña rusa, dónde:
Me mostré realmente como una adicta sin control frente a mi vecino y esposo de la mujer de la que estaba enamorándome.

Lloré durante toda la noche y parte de la mañana, llamé a mi padre en busca de ayuda y él llamó a Lauren, quien llegó al departamento cargando una dotación gigante de mis caramelos favoritos y un nuevo uniforme quirúrgico. Ella sabía que mi trabajo era más importante que las drogas, aunque yo a veces me olvidaba de eso.

Sabía que era malo, demasiado, el no tomarme el tiempo necesario para estar bien; pero era débil, demasiado, y sabía que estar en casa no me serviría de mucho. Incluso fingí que todo iba bien apenas entré al hospital y me encontré con Laura.

Una pequeña sonrisa escapó de mis labios apenas la miré, pero nuestros caminos no eran iguales, así que subí directo a la oficina del jefe. Necesitaba darme un tiempo o hablar con alguien sobre la reducción de horario laboral durante unas semanas, también sabía que necesitaba no operar al menos en dos semanas, o hasta que las cosas se acomodaran nuevamente.

Mientras esperaba a ser atendida, abrí uno de los chocolates que llevaba en la bolsa de mi bata.

–¡Doctora Garzón! Es un alivio encontrarla.– una joven morena gritó del otro lado del pasillo. –La necesitamos en la sala de trauma 3, apúrese, que es una urgencia.

Por inercia, corrí detrás de la interna, cuyo nombre no recordaba, y llegué al área de urgencias. Un hombre yacía sobre la camilla, inconsciente.

–¿Alguien me puede decir que sucedió?– pregunté apenas entré al lugar.

–Hombre de aproximadamente 50 años, ingresó hace diez minutos, una mujer se dió cuenta que estaba inconsciente dentro de su coche.– otra interna habló mientras revisaba al paciente.

–Nos encontramos buscando información para ver si ya ha venido a consultas médicas. Por las placas del auto sabemos que su nombre es Xavier Rodríguez.

Me centré en mi trabajo, revisaba al paciente como la rutina marcaba, al parecer no había reaccionado a los medicamentos.

–¿Alguien encontró un diagnóstico?– pregunté, aunque conocía la respuesta luego se ver los resultados que me habían entregado con anterioridad.

La CTA mostraba el clipaje dañado que había en un aneurisma, al parecer el clipaje estaba fallando por lo cual la vida del paciente se encontraba en riesgo.
Mientras esperaba una respuesta pensaba en las posibilidades de salvar al paciente.

Antes de que una interna respondiera, un chico entró corriendo a la sala. –¡Lo encontré!, es paciente en el hospital, Xavier Rodríguez, 53 años. Es diabético y hace seis meses vino por un clipaje de aneurisma.

Oh, no.

–¿Hace cuánto ingresó?– pregunté nuevamente.

–28 minutos, pero no estamos seguros de cuánto tiempo tiene inconsciente.

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