Strangers- Capítulo XXIV

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Poché's POV

La pesadez que existía en mi cuerpo me hizo regresar del sueño profundo en el que me encontraba, con lentitud, abrí los ojos esperando acostumbrarme a la luz que escapaba de las cortinas. La semana había sido un caos y a la vez una salida de la realidad, lo entendí cuando noté la mano que estaba descansando en mi cintura.

Los dedos de Calle rozaban apenas el colchón, la sábana destendida me hacía saber que dormimos apenas terminamos con nuestra ronda (no sé que número). Intenté mantener una respiración impasible, lenta, no quería que notara que ya estaba despierta, aunque no sabía si realmente se daría cuenta.

Mis ojos estaban fijos en su mano, que minutos después comenzó a moverse, cómo si la sensación de hormigueo llegara a ella, a la punta de sus dedos traviesos que rápidamente buscaron piel desnuda que tocar. Y lo hizo, encontró el punto perfecto para acariciar; su índice y medio rozaron la piel sensible debajo de mi ombligo.

-¿Hace cuánto despertaste?- Susurró detrás de mí, sonreí.

-Hace poco.- respondí. -¿Tienes hambre?

Me giré aún entre sus brazos, sus ojos estaban hinchados y aún así era la mujer más preciosa que alguna vez haya visto en la vida. Estaba segura de ello. La miré con atención, dejando que mis ojos recorrieran su rostro; sus cejas regularmente pobladas, sus ojos color avellanas y sus mejillas que poco a poco tomaban un color ligeramente carmín. Su nariz se arrugó cuando un mechón de su cabello se deslizó haciendo que mis ojos no se deleitaran lo suficiente con su rostro.

Su mano izquierda descansaba cerca de la cara, dejando ver la marca de su anillo en el dedo anular; aquello no arruinó la vista, solamente le dió un toque más real.

-Si quieres puedo darte una foto mía para que me veas por más tiempo- dijo luego de unos minutos en silencio.

-¿Sabes? Alguna vez escuché decir a mi padre que... Cuando sientas que algo no es real, es necesario tocarlo para que tu cerebro se dé cuenta de que lo que tiene frente es real y... La mente guardará lo que los ojos ven, lo que el gusto palpa y lo que las manos tocan... De esta forma, los recuerdos se mantendrán por más tiempo.- dije llevando mi mano a su rostro, quitando el mechón que obstruía la vista.

Sonreí antes de bajar mi mano por su mejilla, con sus ojos observándome con atención, -¿quieres intentar saber si soy real?- preguntó de forma coqueta, cómo solamente ella sabía ser. Asentí.

Mi mano continuó desendiendo por su cuello, tomándome más tiempo en tocar las marcas en su piel bronceada. Dejé que mis instintos me guiaran, como siempre lo había hecho.



Salir de la cama fue más difícil de lo que imaginamos, aún así, logramos pasar gran parte de la mañana sentadas en el sofá mirando su serie favorita. De vez en cuando yo hacía preguntas acerca de lo que pasaba en el televisor; de vez en cuando Calle me besaba o daba algunos datos que ella creía importantes.

-

La noche cayó de prisa, el día se fue volando y la sensación de pertenencia aumentó en demasía durante la tarde. Acordamos tener una cita fuera del departamento, algo real y sencillo.

"Hay un restaurante vietnamita que siempre he querido probar". Dijo Calle cuando cuadrabamos nuestros planes.

Dos horas después, me miré en el espejo de mi habitación por última vez, había elegido algo sencillo para la ocasión; pantalones negros, crop top de encaje de color blanco y un saco del color del pantalón. Para más comodidad me coloqué unas adidas blancas y peiné un poco mi cabello para dejarlo acomodado en una cola de caballo.

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