A las cinco y cincuenta y cinco, nos hallábamos todos en el salón.
Irisha, a mi izquierda, se había puesto unos leggings de una tela parecida al cuero, y una sencilla camiseta negra que combinaba con un chubasquero, negro también. En su pecho llevaba atado un arnés, que sostenía sus dos hachas a su espalda, y en su cintura llevaba una amplia cantidad de puñales y cuchillos de diferentes tamaños, que le daban un aspecto algo terrorífico.
A mi derecha se encontraba Archie, vestido con un sencillo short negro, y una ancha camiseta negra. En su cintura había atado un chubasquero parecido al de Irisha. En su espalda llevaba enfundado un arco, con varias flechas, y en sus manos tenía una tablet en la que tecleaba rápidamente de forma nerviosa.
Cael, frente a mí, llevaba un pantalón de aspecto militar y una camiseta de licra negra. Este tenía una espada atada en su espalda, y hablaba con Circe, tratando de tranquilizarla.
Yo me había vestido con unos leggings negros deportivos, y una camiseta de tirantes que Irisha me había dado. En mi muslo, me habían atado una daga, y llevaba otra en mi bota militar. Habían considerado inútil darme más armas, ya que, de todos modos, no sabía usarlas.
Caliope y Phoebe iban a quedarse en casa tratando de investigar sobre mi linaje, y buscando un modo de conseguir que mi cargo fuera anulado. Aun así, permanecían en el salón nerviosas por nuestra partida.
Froté mis manos nerviosamente en mi pantalón, mientras observaba como el péndulo del reloj de pie se movía de un lado a otro, y poniéndome más nerviosa a cada movimiento, mientras los demás acababan con los últimos preparativos.
Me encontraba extremada nerviosa, no sabía en lo que me estaba metiendo, y lo único en lo que podía pensar era en como iba a morir. Mis manos siguieron en mi pantalón, mientras giraba mi cabeza, intentando distraerme con cualquier otra cosa que no fuera ese maldito péndulo.
Fue entonces cuando el reloj sonó. Faltaba un minuto.
Nos reunimos todos en el centro del salón, y los tres ángeles sostuvieron sus manos sobre mis brazos, Irisha a la izquierda, Archie a la derecha y Cael en mi espalda. Este último me apretó suavemente el hombro que me sostenía, en un símbolo de apoyo. Frente a nosotros, Circe y Phoebe nos dedicaron una suave sonrisa, algo triste, mientras los segundos pasaban rápidamente
- Gracias por todo, Circe- le dije, con la voz temblorosa
- Hasta pronto, Calíope- me dijo antes de que nos desvaneciéramos en el aire.
El trayecto no fue muy agradable. Me dio la sensación de que mis extremidades estuvieran siendo comprimidas y expandidas de forma rápida, y repetitivamente.
Aterrizamos en un bosque, a los pies de la montaña. Un leve mareo se hizo presente, y mis ganas de vomitar aparecieron súbitamente. Pero nuevamente, el tiempo se detuvo, dejando a mis compañeros de viaje en pausa, y todo el terreno en silencio.
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LIBRAMENTUM
Paranormal❝ Cuando el destino llama a tu puerta, no te queda más remedio que abrirla ❞ Cuando Calíope, una joven inglesa, se ve arrastrada por un misterioso chico hasta un mundo que hasta entonces permanecía oculto para ella, deberá librar una batalla, hacién...