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Advertencias: Violencia, lenguaje vulgar.

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Había pasado una semana desde su encuentro con Sanzu. Ese día tenían más muchos hombres en la barra que atendía, la razón era sencilla, era fin de mes.

—Oye, sirveme lo de siempre— alzó las cejas mientras contemplaba el rostro de una de las chicas que siempre le ayudaba cuando tenía que ir al baño.

—Claro "Celia"— está de más decir que ese no era su nombre real, ni siquiera sabía que significaba pero sonaba exótico y a los clientes les gustaba.

Estaba por entregarle su bebida cuando un "Maldito cerdo" llegó a sus oídos y logró divisar la mano de un tipo en el seno de la contraria.

—Vamos, si tú ya eres una puta— Celia trataba de retroceder pero quedó apresada por la mano libre que aquel hombre.

—Sueltala— dejó lo que hacía para salir y quedar de frente.

—No te metas, ella cobra por esto— dijo ignorandola, soltó el seno de la pelirroja para jalar su cabello, por increíble que fuera ninguno de los presentes hacía algo.

—No la toques— si algo le molestaba era que las tratarán así, porque era verdad que cobraban por eso, pero no significaba que cualquier mal nacido tuviera el derecho para abusar de ellas.

Sin esperar más soltó una patada que por puro milagro dió en sus partes bajas. El más alto liberó a la muchacha que tenía apresada para poder sobarse mientras soltaba quejidos. Las miraban mal, como si ustedes tuvieran la culpa. Otras chicas que platicaban con clientes se acercaron a ver cómo estaban.

Ambas estaban por retirarse cuando una mano jaló su camisa para tirarla al suelo. Su cabeza impactó de golpe, haciendo que se quejara, tenía la mirada un poco borrosa.

—Alejate de ella— justo cuando una rubia de senos lindos estaba por detenerlo un disparo sonó haciendo que todos soltarán un grito.

—¡¿Qué mierda esta pasando?!— aquellos ojos azules miraban a los implicados con mucho desdén.

—¿Quién demonios eres?— el sujeto que provocó la situación pudo orinarse ahí mismo.

—El número dos de Boten— la mayoría de los presentes incluyendo a Akiko están sorprendidos, no esperaba que la mafia fuera tan descarada.

—Ella trato de robarme— ese sujeto se atrevió a señalarla haciendo que su boca se abriera para soltar una maldición.

Sanzu miraba a las mujeres de pocas prendas para luego mirarte a la bartender, suspiró rascando su entrecejo.

—En realidad no me importa, pero la satisfacción de los clientes es importante— recordó las palabras de Ran.

Estaba por llorar, no la despediría si tenía esa cosa en las manos, no había vivido lo suficientemente bien para ir al cielo. Pero no, el mismo te arrastraría hasta el infierno.

Dealer [Sanzu x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora