Akiko está detrás de la barra de un club que Boten controla, este mismo suele ser frecuentado por Sanzu.
Sanzu solo sirve para matar, follar y drogarse.
"𝙉𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙤 𝙫𝙞𝙫𝙞𝙧
𝙉𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙤 𝙙𝙖𝙧𝙩𝙚 𝙣𝙖𝙙𝙖
𝙋𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙚...
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~•~
Salir con el número dos de Boten era curioso, durante las primeras semanas todo fue algo borroso, pero lleno de brillo y glamour. Tal vez así era siempre Sanzu, y Akiko no lo había notado hasta ese momento.
Después de su pequeña "plática" tras el bar, la joven de cabellos negros sintió que lo mejor no era apresurar las cosas. Temblando terminó por dar una respuesta "S-sí quiero tener alguna cita contigo, pero podemos empezar con algo casual".
El de ojos claros asintió en silencio "De acuerdo, mi estilo es más de coger y ya, pero me gusta tu idea" sonrió y depositó un beso en la mano de la joven con castidad, como si ambos no supieran que se trataba de un demonio fingiendo ser decente, pero la peor parte era que si parecía un caballero, uno salido de las fantasías de cualquier adolescente. Aki se mantuvo firme y regresó a trabajar atrás de la barra, pero con una sonrisa increíblemente linda.
Era como si dejará pasar la luz más cálida, son saber que Sanzu era una mancha.
Recibió flores todos los días, las encontraba en su puerta justo cuando abría para hacer algunas tareas durante el día. Rosas, margaritas, girasoles, y tulipanes. Era como si el de cabellos rosados tratara de adivinar cuáles le gustaban más. No estaban acompañadas de ninguna nota, por lo que no sobrepasaba lo cursi.
Y esa noche fue cuando la suerte de Akiko cambio, pasó de ser ordinaria, a la grandeza.
Si compañero Rejii limpiaba los utensilios que recién habían ocupado, mientras que ella atendía a una pareja con copas de más. A lo lejos podían escuchar algunos gritos procedentes de la oficina de Lee, seguramente llegó a una discusión con Boten. Eso se confirmó cuando salió rabiando se ira y llamó a una de las chicas para regañarla sin motivo aparente. Estuvo así al menos dos horas en las que incluso le gritó a los muchachos que tenían que tragarse sus respuestas, pues atendían a los clientes.
"Todo este lugar es una mierda".
"Yo sé trabajar mi negocio, y esos idiotas se creen mejor que uno solo por ser gangsters".
Rejii bufó suavemente justo cuando la barra se despejó y su jefe tomó asiento—. Ellos no son dueños de este lugar ¿O sí?
Lee le dió una mirada llena de enojo—. ¡Lo es, pero eso no les da derecho a creerse mis dueños! ¡Me llamaron incompetente!
Akiko suponía que esa era la razón por la que Sanzu visitaba tan regularmente el bar—. Al menos no te han amenazado.
El mayor asintió—. Y ese tipo con el que seguramente cogiste es un asco, ¿Siente que es llamativo con las marcas? Luce como un jodido payaso —el mencionado se acercaba desde la entrada principal tratando de mantener la calma por el bien de su negocio, pues era uno de los clubs más visitados. Se quedó en silencio mientras los insultos de Lee subían de nivel—. Piensa que es temerario, pero solo es el perro del número uno, todos lo saben —agregó el extranjero con una sonrisa soberbia—. ¡Ese Sanzu de mierda no es mejor que yo!
—Jefe, ¿Y sí va a su oficina? —Rejii fue el primero en notar la presencia del mafioso y por temor a que hiciera algo trataba de cambiar de tema—. ¿Cómo llegaste a este país, Lee?
El mayor negó—. No quiero darles cuentas a esos idiotas, la verdad es que si robo cierta cantidad de dinero, pero su negocio no es honesto, no lo haría si me pagarán mejor...
El de cabellos rosas posó sus manos sobre sus hombros con delicadeza—. ¿Debería decir que te daré un aumento?
—¡S-señor! —el hombre palideció solo con su presencia—. Y-yo...esto es un mal entendido...no me mate, se lo suplico.
—Tranquilo, no te mataré aquí —el de ojos turquesas se inclinó para susurrar en su oído—. Vamos a tu oficina.
Apenas desaparecieron, el más joven corrió con su compañera—. ¡Lo va a matar!
Sí, definitivamente lo iba a hacer. Akiko asintió con cierta preocupación, pues pese a ser negligente y poco responsable, Lee era amable y comprensivo con la mayoría del personal. Un vacío creció en la boca de su estómago. ¿Sanzu de verdad lo iba a matar? Si bien fue violento algunas veces, sería incapaz de matarlo con todas esas personas presentes.
Quitó su delantal y fue directo a la oficina del mayor. El mal presentimiento creció al acercarse a la puerta de madera con un letrero colgado donde se podía leer "Gerente". Suspiró profundamente antes de posar la mano en la perilla "No quiero llevarme esto en la conciencia" y abrió rápidamente.
El de traje costoso le apuntaba al hombre hincado—. ¿Qué haces aquí? —el labio de la menor temblaba, especialmente cuando Sanzu caminó hasta estar a su lado—. ¿No quieres que lo mate? —Akiko negó—. ¿Debería dejarlo ir así nada más? ¿Despedirlo y ya está? —sonrió al verla asentir—. De acuerdo, esta belleza acaba de salvar tu miserable vida. Estás despedido, te daré dos días para dejar el país, porque si te encuentro, ten por seguro que ella ya no te ayudará.
El gerente salió corriendo y casi orinandose del miedo.
—No planeaba matarlo de verdad —mintió mientras acariciaba la cintura de la muchacha—. Ahora debo buscar un nuevo gerente, alguien que mueva dinero y sea leal, que sea respetuoso y agradable para hacer negocios, ¿Conoces a alguien así, muñeca?
La de ojos vidriosos negó ; Sanzu le daba miedo y al mismo tiempo se sentía segura con él. Había algo mal con ella.
El mayor posó sus dedos en la barbilla de Akiko—. Oye, no pasa nada, no llores muñeca. ¡Ya sé! —la obligó a subir la cabeza para verla directamente—. Tú puedes ser la gerente, ¿será mejor que servir tragos verdad?
—Yo nunca he administrado un negocio tan grande —admitió avergonzada.
El más alto soltó una carcajada—. Yo te enseñaré. Así será más divertido tratar con este club, la razón por la que vengo tanto podrá hablar conmigo por horas a puerta cerrada —dejó un beso en su sien—. Te irá bien.
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Actualicé solo porque una persona lee esto y genuinamente le gusta. Me encanta que les guste lo que escribo, aunque es por pura diversión, siento que puedo decir mucho escribiendo. -Honey