Advertencias: Lenguaje vulgar, Contenido sexual explícito.
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Sanzu era un tipo tan raro e impredecible. Durante tres días le enseñó lo básico del negocio a Akiko, como administrar dinero, lo que usaría para pagar a proveedores, lo que estaba destinado a él mantenimiento. Lo que debía darle a Boten. Las cantidades eran enormes, al menos para la joven de cabellos negros lo eran.
Después de casi ver cómo Sanzu mataba al anterior gerente uno creería que Akiko se alejaría, pero esta era una gran oportunidad. Ella estaba cada vez más cerca de una vida plena, e inocentemente lo asociaba con el mayor. Era como un salvador.
—Bebé, luces fantástica en ese maldito vestido —dijo el número dos de Boten cuando la vio entrar al club tan bien vestida—. Sé que hoy es tu primera noche cuidando de este lugar, pero debo irme, Mikey quiere que me haga cargo de algunas cosas... así que haz lo que mejor sabes hacer: cogete al maldito mundo.
La de ojos oscuros lo miraba desde abajo—. ¿Cuántas píldoras tomaste? —preguntó en voz baja, todavía nerviosa.
—Solo dos, muñeca —beso su mejilla casi con ternura, y de paso aprovechó para olfatear su piel—. Dios, tú eres tan poderosa, me encanta como me vuelves loco…sabes, si pudiera ponerte contra las mesas y alzar ese maldito vestido tuyo.
La joven de cabellos negros sonrió sarcástica—. Oh, pero tu dueño Mikey te espera, no queremos que se enfade contigo. Te diré como me va, y por favor, si vienes no hagas un disturbio, las personas ya te tienen miedo.
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.Las ventas fueron muy altas, especialmente porque Lee robaba gran parte de ellas y ahora con Akiko a cargo podían notar la diferencia. La joven terminó agotada. Rejii limpiaba los últimos vasos, tomó sus cosas y se despidió de ella.
—Nos vemos luego, Aki —dijo desde la distancia alzando la mano. La pelinegra imitó su acción y siguió contando los billetes.
“Esto para pagar los servicios, esto para pagar sueldos…vaya” pensó mientras ordenaba el dinero en montones—. Mierda —dijo en voz alta—. Quedan 700,000.00 mil yenes de ganancia, solo de esta noche…
Puso el dinero en sobres todavía creyendo que ella fué capaz de reunir lo necesario y más, pues se había imaginado tener que poner de su bolsillo al final de la noche. Suspiró fuertemente y frotó sus sienes cansada. Se quitó los tacones y se puso tenis deportivos para descansar un rato.
El ruido de la puerta la alertó, pero al ver la cabellera rosa se tranquilizó—. Hey tú…lo hice, tuve ganancias, y fueron buenas.
Sanzu se acercó hasta ella, y revisó lo que decía, pudo ver la sonrisa en su bonito rostro, así que él también sonrió—. Bien hecho, te lo dije, eres tan inteligente y me pones tan duro —beso su frente con gentileza, una muy rara en él—. Hice bien en dejarte a cargo de este jodido lugar…mírate, toda una empresaria, si sigues así te pondré a cargo de todo un lote de clubes.
La de cabellos negros dudó un segundo antes de formular su pregunta—. ¿Cuánto es mi paga?
—Mmm~ ¿Cuánto quieres de sueldo? Tu trabajo es exigente y muy pesado, así que tú pones el dinero —dijo con una sonrisa burlona. Definitivamente no esperaba que Akiko lo sujetara de la corbata y lo besara como lo hizo, pero rápidamente se recuperó empujándola sobre la mesa de cristal, el dinero cayó en todas direcciones mientras él se acomodaba entre sus piernas—. Eres tan jodidamente perfecta, mi pequeño diamante.
La de cabellos negros se aferraba a él rasguñando sus hombros. Sus jadeos eran tan altos que pronto se convirtieron en gemidos. El de las marcas en las comisuras de los labios bajo por su vientre alzando su vestido hasta llegar a su intimidad. Todo daba vueltas, todo se sentía bien. Ella se sentía completa.
Se hizo adicta inmediatamente.
—Eres tan delicada, mírate, ¿Cómo iba a resistirme? —dijo el mayor antes de enterrarse en su feminidad. Su lengua se movía hábilmente por la superficie mojada.
Akiko estaba aturdida por las sensaciones. No solo era el mejor sexo oral de su miserable vida, ella sintió las mariposas en su estómago, el ardor en sus ojos por la pasión, sus manos comenzaron a sudar. Era como si él fuera todo lo que siempre necesitó.
—Sigue así, ahh~ carajo ahí —tomó su cabello ligeramente apretandolo para asegurarse de que no se retirara. Bastaron unos cuantos minutos de esa hábil lengua y dedos para verla desvanecerse en el placer. Casi llorando por lo abrumador que fué.
Sanzu inmediatamente se puso de pie, de su billetera sacó un condón y lo abrió casi desesperado—. No tienes jodida idea de lo mucho que quise hacer esto desde que te ví en este lugar…quería tomarte contra la maldita barra en cuanto te ví —gruñó antes de empujar dentro de su calor—. Ah, te sientes tan bien, tan jodidamente bien, ¡mierda!
Era extraño, la mejores veces de Akiko era cuando estaba ebria, después de una pelea. Pensó que Sanzu era esa clase de persona, pero resultó que pese a los fuertes empujes dentro de ella, todavía acariciaba su cabello con suavidad, incluso si lo apretaba debido a la intensidad, era dulce en cierto modo. Tal vez Akika estaba demasiado abrumada, pero cada golpe, cada mordida se sentía con amor.
Una verdadera disculpa, me es difícil escribir sobre esta OC especialmente porque tiene el mismo nombre que la protagonista de mi fanfic de Gojo (Había olvidado completamente su nombre en este fic, así que le puse Akiko) y ella es tan dulce que me cuesta un poco. Pero creo que ya pude mezclar bien la idea de violencia y romance tóxico en esta.
(Las partes dónde tiene coito, es más desde la perspectiva de Akiko, de ahí que sienta que son dulces).
-Honey
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Dealer [Sanzu x Oc]
FanfictionAkiko está detrás de la barra de un club que Boten controla, este mismo suele ser frecuentado por Sanzu. Sanzu solo sirve para matar, follar y drogarse. "𝙉𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙤 𝙫𝙞𝙫𝙞𝙧 𝙉𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙤 𝙙𝙖𝙧𝙩𝙚 𝙣𝙖𝙙𝙖 𝙋𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙚...