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9 años y 10 meses y 29 días después...



—Y... ¡sorpresa! —Hyungwon destapa los ojos de su actual pareja. Éste se queda la mesa bien decorada sin comprender muy bien el motivo de la sorpresa. —¿Qué te parece, Jay?

—Muy lindo. —dice él tratando de no sentirse algo incómodo. —¿Y qué celebramos?

—Me enteré que te ascendieron, creo yo que es motivo suficiente de celebrar, ¿no?

—¿Cómo te enteraste? —vuelve a preguntar, ahora un poco aterrado pensando que Hyungwon lo vigilaba todo el día.

—Solo le pregunté a tu mamá.

—¡¿Cómo tienes el número de mi madre?!

Hyungwon decide no responder y toma al chico de la mano hacia la mesa, sentándolo en frente de un delicioso platillo con lasaña casera. El pelinegro va hacia la cocina regresando con una costosa champaña. Jay había pensado algo hacía un par de días, pero no estaba del todo seguro si era correcto hacerlo. Sin embargo, ahora sí lo estaba.

—Oye, Hyungwon —habla él tratando de sonar de lo más amigable. Hyungwon lo mira sin borrar su enorme sonrisa, aun así Jay no se compadece. —Quiero decirte algo.

La sonrisa del abogado tiembla un poco, deja la champaña en la mesa y se sienta en frente del chico.

—Clara, puedes decirme lo que sea, a menos que sea algo como "quiero salir con otros" porque eso sería... algo cruel. —no recibe respuesta, Jay mira hacia otro lado y sin dudarlo bebe de un sorbo del vaso con agua. —Quieres salir con otros.

—Discúlpame, es que no creo que esto tenga futuro.

Hyungwon se mofa arrugando su nariz. 

—Nos conocemos desde hace un mes y medio, comenzamos a salir hace seis días, tenemos sexo, ¿por qué lo dices?

—Que hayas averiguado el número de mi madre sin mi permiso me asusta. —Jay deja el vaso en la mesa, toma el maletín del sofá y se dirige a la salida abriendo la puerta. Hyungwon lo sigue y el chico solo se gira elevando sus manos. —Por favor no me pidas que me quede.

—No iba a hacerlo, quería tirarte la puerta en la cara. —el abogado cumple con su cometido, recuesta todo su peso en la madera llevando una mano hacia sus cabellos largos y sedosos.

Se pone en frente del espejo ubicado en su pared, observa su rostro y lo recorre con sus manos. ¿Qué tenía de malo? No quería sonar presumido pero para sus veintinueve años era muy apuesto, incluso sus compañeras de trabajo lo envidiaban por robarse la atención de los idiotas con los que trabajaba. Su piel se mantenía bien cuidada, sus labios eran abultados y deseables ante los ojos de cualquiera, y ni qué decir de su cabello, lo había dejado crecer porque según Minhyuk se le veía muy bien así.

Minhyuk.

El contrato.

La servilleta.

El día.

Hyungwon saca su celular, va hacia su calendario y ve la marca roja en la fecha que tiene de título el símbolo de dos anillos de compromiso. Mierda, eso era en un mes, días después del cumpleaños de Minhyuk.

Estaba jodido, o quizás no. Su mejor amigo no había vuelto a mencionar aquella absurda propuesta desde ese día, hace diez años. Estaba a salvo, o eso esperaba.

Sin embargo, su preocupación ahora no era esa. No iba a desperdiciar la cena que con tanto esmero había realizado, así que lo llamó y en menos de diez minutos se encontraban acostados en su cama apoyados en la cabecera viendo una película recién estrenada en Netflix.

𝐓𝐡𝐞 𝟏𝟎 𝐲𝐞𝐚𝐫𝐬 𝐩𝐥𝐚𝐧  ►︎ 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐠𝐇𝐲𝐮𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora