mascaras ocultas

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La vida, ay la vida, es como encontrarse en un gran salón en medio de un baile de la época victoriana sin saber bailar, es cierto no sabes pero lo haces, algunos te dicen como bailar, otros te dicen que música seguir y los demás te dicen que bailar.

Es como una colmena, nadie baila lo mismo pero la final estamos en el mismo baile todos llevan unas ropas negras y me entregan unas a mi también, mientras más te adentras te das cuenta que la música se hace más rápida, más diversa, la coreografía cambia y se hace más intensa.

Pero de pronto como si de espías se tratasen, se integran personas inusuales, diferentes a todos pero iguales entre ellos, llevan unas ropas con color que sobresale de entre todos en el lugar, usan una máscara, cada una diferente y en la mano izquierda llevan un abanico cada uno con uno o dos colores específicos, están en todas las secciones del salón, esparcidas entre las diferentes músicas y coreografías, pero no siguen el patrón fijado, ellos bailan a rimo de su propio baile y música, no quieren que sea descubierto su rostro pero su abanico los delata y habla más de lo que podría decir su propia boca.

De repente me doy cuenta que estoy siendo enmascarado y es entregado a mi un abanico como el ying yang pero esta vez rojo y azul, mis vestiduras negras se llenaron de color y diseños voluminosos; me encontrarába bailando ese baile único que solo bailaban las personas inusuales.

Quería quitarme la máscara pero de repente cuando al hacerlo todas personas vestidas de negro me rodearon, estaba bailando en círculos a la vista de todos, las personas inusuales dejaron de bailar y al mismo tiempo voltearon sus cabezas hacía mi y miraron desde lejos, los vestidos de negro empezaron a abalanzarse sobre mi en un especie de baile raro sincronizado, empezaron a robar todo mi color me volvía oscuro de nuevo hasta que las personas inusuales que miraban de lejos se quitaron las máscaras, pude ver sus rostros, eran conocidos todos; negaron con la cabeza, volvieron a colocarse sus máscaras y se marcharon del lugar por seis puertas diferentes y antes de perder mi última gota de color me coloqué la máscara, los vestidos de negro se alejaron, di tres vueltas y me marché por la séptima puerta.

Delirios Místicos De La MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora