Prologo Segundo - Nostalgia.

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La niña comenzaría a pasar bastante tiempo en la biblioteca de la mansión siempre tras haber pedido permiso a su señora, se quedaba durante horas estudiando de libros de hechizos para principiantes, el nivel en el que se encontraba, claro que el no tener una varita era un problema, tampoco sabía cómo conseguir una y ni loca le pediría la suya a una de sus señoras. Se conformaba entonces con tener el conocimiento teórico bien aprendido. La historia de la magia también se volvió una de sus pasiones más profundas, le encantaba lo que se escondía en los tiempos pasados. Brotes de personalidad comenzaban a aparecer. Mientras ella pasaba tantas horas con la nariz entre libros, las mujeres adultas continuaban planeando de forma activa, cada una con una preocupación diferente en mente, la más pequeña de las tres con los preparativos para la celebración, la segunda con lo relacionado a la comida de aquel próximo día, por su parte Bellatrix tenía en mente lo que haría con respecto al colegio, era más que evidente que llegaría la carta, una que todas las personas del mundo mágico recibe, no consideraba que fuera buena idea dejarla marchar, su pequeña aún era demasiado joven, demasiado inexperta, los adolescentes podían ser muy crueles, ella fue un ejemplo de eso, no quería que dañaran a Pansy. Pero tampoco quería arrebatarle el derecho de asistir al castillo, tener una vida normal, necesitaba hablar con Pansy directamente, saber su opinión sobre lo que ocurriría.

Cuando la noche previa al cumpleaños llego las emociones estaban a flor de piel en cada una de las mujeres que vivían o habían vivido en aquella mansión, las hermanas menores llegarían a primera hora de la mañana con sus respectivos hijos para que la pequeña interactuar con alguien de su edad por primera vez, lo cual sería un buen método para saber la forma en la que Pansy reaccionaria ante la presencia de personas desconocidas y de su edad similar.

En su habitación la mujer esperaba que el reloj marcara la hora indicada, cada click del reloj le ponía más y más ansiosa, los recuerdos de su onceavo cumpleaños n dejaban de llegar, la forma en la que su padre le había consentido, lo que le había contado en aquel día, todo lo que había aprendido en tan poco tiempo. Aquellas palabras que marcaron su vida. Se preguntaba lo que su padre haría en su lugar, si estaba haciendo lo correcto, que curioso que cuando las dudas le atacaron, su búho salió en su ayuda, se posó sobre la rodilla de su dueña y la miro fijamente, uno de los últimos regalos de su padre estaba ahí, dándoles todo el apoyo posible.

Su reloj les marco entonces la hora, media noche, la primera hora del 13 de noviembre. Se levantó del lugar al mismo tiempo que su ave alzaba vuelo. Camino apresuradamente, saliendo de su cuarto hasta el pasillo, después de ahí hasta la puerta de la menor, pensó golpear la madera para despertar a la inquilina, con la finalidad de felicitarla, eso no le parecía del todo bien, quería darle su tiempo, que descansara. Pero lo que sí hizo fue dejar una improvisada carta firmada donde le deseaba una feliz primera hora de cumpleaños.

Las cosas cambiaron de manera radical cuando el sol salió en la mañana, ella había pasado bastantes horas despierta supervisando todas las cosas, cuando se cumplieron las ocho horas de sueño que siempre tenía la menor, se encamino con una bandeja llena de los alimentos favoritos de la pequeña, volvió hasta el piso de la habitación, golpeo dos veces antes de entrar, sin esperar respuesta; la niña se levantó de su cama en cuanto aprecio a Bellatrix, firme sobre el suelo realizo una reverencia como siempre, por primera vez se aprovechó del respeto sin igual que le profesaba, le dijo que volviera a la cama, en cuanto se sentó sobre las sabanas, retiro el hechizo que en la bandeja había puesto volviéndola visible, la coloco con delicadeza frente a la niña que aun en pijama se encontraba.

Sorprendida por el gesto trato de preguntar algo, pero fue interrumpida – Feliz cumpleaños Pansy – La sonrisa tan honesta le deshizo el corazón a la nombrada – once años, ya eres toda una jovencita – Aquello le genero algo de dolor, pues sabía que, si bien en edad lo era, frente suya aun tenia a una niña –. Por favor come, es tu favorito.

Más allá de tu mirada (Pansmione).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora