Capítulo 21

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  - ¡Amuleto encantado!

La brisa de color rosa se esparció por todo París, reparando los daños provocados por el villano y por los héroes.

Yukio aún tenía el ceño fruncido, y brincó en dirección a un lugar en específico: su casa.

Félix ya no estaba en la acera, lo cual tranquilizó un poco a la chica y los otros dos héroes, que habían ido a revisar que todos estuvieran bien. 

Entraron a la casa por una ventana, en completo silencio.

  - ¿Félix?- preguntó Chat, con la voz temblorosa.

Pasaron unos cuantos segundos en silencio, hasta que un chico rubio asomó la cabeza por el marco de la puerta, en perfectas condiciones.

  - ¿Sí?

Ladybug y Yukio soltaron suspiros de alivio, pero Chat Noir frunció el ceño, preocupado aún. Miró en todas direcciones en el apartamento, abrió las puertas del baño, y de el dormitorio principal, en vano. La chica que buscaba no estaba ahí.

Se dirigió de nuevo a Félix, y se acercó a él.

  - ¿Y dónde está ______?

  - No lo sé. Ustedes son los héroes, ¿no? Su madre vino hace unos minutos buscándola. Le dije que no estaba aquí cuando pasó, para que se fuera tranquila.

  - ¿Y estaba aquí cuando pasó?- preguntó la heroína de traje rojo y negro.

  - Sí. No puede estar..... muerta, ¿verdad?

Los tres héroes se miraron entre sí, sin decir nada. Sólo una persona en la habitación tenía la certeza de que seguía viva, y no podía decir absolutamente nada.

Los miraculous de el gato y la mariquita sonaron, indicando que les quedaba poco tiempo para destransformarse. Se miraron entre ellos, preguntándose que hacer.

  - Yo la buscaré. Ustedes se destransformarán pronto.

  - No puedes hacerlo sola. Deberíamos...

  - Ustedes ya hicieron la mayor parte del trabajo, Chat. Deberían descansar, yo buscaré a la chica. Soy rápida como el rayo, ¿recuerdas?

  - Tiene razón, Chat.- corroboró Ladybug, asintiendo.- Ella puede cubrir el doble del terreno que nosotros en segundos, y necesitamos descansar.

El héroe asintió, derrotado.

  - Háblame en cuanto sepas algo, ¿de acuerdo? Estaré transformado esperando tu llamada.- dijo Chat, antes de brincar hacia la calle y desaparecer en el horizonte.

  - Infórmanos, por favor.- pidió también Ladybug, brincando igualmente hacia la calle.

Yukio asintió, y miró a Félix, que la miraba, expectante.

  - En cuanto la encuentre, la traeré a casa.- prometió, brincando hasta la acera.

Transformándose en el rayo, llegó rápidamente a la Torre Eiffel, para disfrutar de la vista. Sería muy sospechoso encontrarse a sí misma demasiado rápido, ¿no?

Aunque soy el rayo, no sería tan extraño.

Sin embargo, aguardo ahí sentada, mirando con tranquilidad la ciudad. Se preguntó como se vería Londres desde una altura parecida a esta. Ahí no hay supervillanos, pero sería lindo verlo todo desde arriba.

Londres es su ciudad natal, y es obvio que la extraña. Conocer todo de un lugar, no esperar ninguna sorpresa, es una sensación reconfortante. Aquí en París, con dificultad conoce su ruta de casa a la escuela, y hay sorpresas en cada esquina.

Con un suspiro, decidió mandar a la mierda todo e irse a casa. No se encontraba de humor para jugar a las escondidas ni un momento más.

Mientras se ponía de pie, dispuesta a irse a casa, un gato negro aterrizó a su lado, mirándola con sospecha.

  - ¿No estabas buscando a ______?

  - Ya la llevé a casa.- mintió rápidamente la portadora del Miraculous del dragón, sonriendo.- ¿Y tú que haces aquí?

  - Iba a esperar tu llamada desde aquí. Fuiste muy rápida.- murmuró.

Se sentó en la baranda, dándole la espalda. Ella comprendió rápidamente el porque, y se sentó a su lado, aún a unos centímetros para darle espacio. Con un silencio incómodo, comenzó a hablar.

  - Lamento lo de hace rato.- se disculpó.- No debí golpearte. Se supone que somos un equipo.

  - Acepto tu disculpa, pero no me agradas mucho. Durante unos días sí, pero ahora...

  - Lo entiendo, lo lamento.- se puso de pie, y realizó una pequeña reverencia ante el muchacho.- Quizá parezca que digo esto para justificarme, pero no quiero que nadie más pierda a alguien amado, y me alteré. Lo siento.

Se disponía a irse, cuando Chat la tomó de la mano, reteniéndola.

  - ¿Tú... perdiste a alguien?

La voz en su cabeza le decía que no respondiera. Cualquier mínima pista de quien era, era peligrosa, pero la otra voz le decía que confiara en él.

  - Sí, a uno de mis padres. No te puedo decir a quien, pero...

  - No te preocupes, entiendo. Yo pasé por lo mismo, y sé que es horrible. Si alguien te entiende, soy yo.

La habitual sonrisa traviesa de Chat Noir se transformó en una sonrisa amable, algo que le trajo recuerdos un poco olvidados a la chica.

El día de la sesión de fotos. Adrien transformándose en Chat. Ahora era viceversa. La máscara, orejas y pelo largo daban paso a un pelo bien peinado, rasgos casi angelicales y una sonrisa rebosante de amabilidad. De nuevo, su cabeza dió vueltas al ver la secuencia de el rostro de Chat transformándose en el de su amigo.

Un dolor de cabeza punzante se hizo presente a los costados de su cabeza, lo que la hizo fruncir el ceño y llevarse los dedos a las sienes. El chico no pasó desapercibida su mueca, y le palmeó el hombro, como preguntando algo.

  - Lo siento, ¿dije algo que no debía?

  - No, para nada Chat. Sólo me duele la cabeza. Creo que me iré a casa.

  - De acuerdo, yo me quedaré aquí de todas maneras. Necesito huir.

Quiero huir.

La voz de Adrien diciendo casi las mismas palabras retumbó en los oídos de la chica, mientras asentía, y pronunciaba su despedida, distraída. Se transformó en el rayo, para des transformarse repentinamente en el umbral de su apartamento. Longg cayó un poco, antes de flotar de nuevo. Estaba agotado.

  - _______, ¿estás bien?- preguntó el kwami, preocupado.

  - Vi a Chat transformándose en Adrien, Longg.- murmuró, apoyando su cabeza en su puerta frente a ella.- ¿Sabes que me pasa?

  - No, no lo sé.- mintió el dragón, mientras hurgaba en los bolsillos de la chica, y sacaba sus llaves de la casa, para ayudarla a entrar.

Abrió la puerta, y ella entró, donde fue casi sepultada por Félix, quien se encontraba formulando preguntas, e inspeccionando con la mirada y el tacto cada centímetro de su cuerpo.

  - ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? ¿Dónde estabas?

Miró como se tambaleaba y se llevaba las manos a la cabeza, lo que le hizo fruncir el ceño.

  - ¿Estás borracha?

La muchacha asintió. Era mucho más fácil decir eso que intentar explicar lo que pasaba. Sólo sabía que necesitaba una distracción, sentirse mejor. Y su mente viajó hasta Félix.

Tomó al muchacho por la nuca, y con un movimiento hábil lo acercó a sí misma, para luego besarlo. Él se encontraba paralizado, con los brazos aún cruzados en su regazo.

  - Sí estás borracha.- susurró tras separarla.-  No puedo....

  - Vamos. Mañana ya no recordaré esto, ¿cierto?

El chico se mordió el labio, indeciso, antes de tomarla de la mano y guiarla hasta la recámara con rapidez. Ella sólo cerró la puerta después de sí, sonriendo.

ɢɪᴠᴇ ᴜ ᴇᴠᴇʀʏᴛʜɪɴɢ ᴀɴᴅ ᴍᴏʀᴇ -      Adrien Agreste y LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora