ɢɪᴠᴇ ᴜ ᴇᴠᴇʀʏᴛʜɪɴɢ ᴀɴᴅ ᴍᴏʀᴇ - Adrien Agreste y Lectora

Capítulo 34

El rubio abrió sus ojos, de nuevo.

Sólo que ahora ya era de día, y un fuerte sol entraba por su ventana. Miró a su alrededor, sin encontrar a _______. Estaba muy seguro de que no había sido un sueño.

Mientras buscaba algún indicio de su pareja, algo que le indicara que no lo había soñado, cuando vió la puerta del baño abrirse.

La chica salió de este, envuelta en una toalla, con el pelo mojado aún. Lo miró con sorpresa, antes de sonreírle.

  - Bien, despertaste. ¿Qué tal dormiste, mi amor?- preguntó, mirándole mientras recogía su ropa.

Adrien sintió sus mejillas acaloradas, jamás lo había llamado así antes.

  - Bien, gracias. - no sabía que otra cosa decir, estaba nervioso.

Ella parecía haberlo notado, porque simplemente le dedicó una sonrisa antes de sentarse en la cama y comenzar a ponerse una crema antisolar, bajo la mirada del rubio.

Cuando terminó, lo volvió a mirar para expresar su idea.

  - Deberíamos tener una cita. Una de verdad, sin escuela, ni superhéroes de por medio.- dijo, con firmeza.

Él asintió, sentándose a su lado.

  - Sí, estoy de acuerdo, pero sabes que no puedo salir de casa.- le recordó.

  - No necesitamos salir de casa para pasar tiempo. Podemos quizá ver alguna película, o si prefieres una serie.

Adrien lo pensó un momento, antes de sonreírle de nuevo.

  - Veamos una película.- decidió.

.     .     .

Los créditos en la pantalla indicaban que la película había acabado. Los dos chicos estaban solamente acurrucados, intentando evadir el frío que comenzaba a hacer debido a la navidad que se acercaba.

Se mantuvieron en silencio mientras el soundtrack de la película resonaba en la habitación.

No era de noche, sin embargo, la habitación estaba a oscuras casi por completo. Habían bajado las cortinas para evitar que la luz del sol les impidiera ver alguna escena de la película, y aunque antes la pantalla había iluminado a los chicos, ahora la pantalla negra los había dejado en la penumbra.

Ambos se miraron al mismo tiempo, y rieron, nerviosos.

Ella estaba sentada adelante de él, mientras Adrien la abrazaba por los hombros, una posición cómoda para ambos, en la que habían estado todo el transcurso de la película.

Sin embargo, el rubio soltó sus brazos de alrededor de la morena, y tomó su barbilla, girándola suavemente para que lo volteara a ver.

Lo miró a los ojos, sonriendo un poco. Adoraba el color esmeralda de los ojos de su novio.

El chico acercó sus labios a los de ella, y al inicio, se dieron un simple beso suave.

Luego, él mismo comenzó a buscar más profundidad en el beso, y ella no se negó. Se separaban unos cuantos segundos para respirar, y volvían al beso.

Casi no se dieron cuenta como las manos del chico estaban en su cintura, y las de ella estaban en la espalda baja del muchacho. Ambos recorrían sus cuerpos con las manos, suavemente.

Las manos de Adrien pasaron por debajo de la camisa grande de ella, tocando su piel, mientras él se desviaba de besar su boca, y besaba sus mejillas, su cuello, mientras se mantenían abrazados.

Dejando de besar su cuello, volvió a besarla con intensidad, mientras ella mantenía sus manos en sus caderas.

Pronto ya lo pudieron mantenerse sentados.

_______ cayó sobre el sillón, acostada, y Adrien la siguió, recostándose sobre ella suavemente, mientras la seguía besando y sus manos recorrían cintura y caderas de nuevo.

Ambos se sentían en el infierno.

No podían describir esa experiencia como el cielo. El cielo era tranquilidad, amor, y ellos estaban sintiendo un calor intenso, hormigueo por todos lados.

El infierno en ese momento para ellos, era pasión.

La chica subió la camisa de él, tocando por fin la piel de su cintura, de su cadera, y el muchacho la imitó.

Eventualmente, ambos se habían quitado las camisas, mientras seguían en un sentido abrazo, besándose, recorriendo el cuerpo del otro con sus manos.

El chico llevó una de sus manos a un pecho de ella, aún cubierto con el brasier.

Seguían en el beso, que poco a poco se volvía más desesperado, hasta que por fin, él se separó y la miró a los ojos, con dificultad. Estaba apenado.

Miró a su pareja, sin camisa, y roja, y a él mismo, sin camisa tampoco.

  - Dios mío, lo lamento. - se disculpó, alejándose un poco.

Ella rió, y se volvió a acercar.

  - No tienes porque. Yo también quería.

Él le devolvió la sonrisa, antes de destensarse.

  - Creo que deberíamos parar.- dijo, avergonzado.- Si seguimos no creo poder...

  - ¿Detenerte?- completó ella, al notar que se había quedado en silencio, y procurando no mirar la creciente erección ya notable del chico.

Adrien asintió.

La chica le asintió también con una sonrisa, y alcanzó su camisa del suelo para ponérsela.

  - Veamos otra película.- dijo, con entusiasmo.

Su novio simplemente sonrió.