Capítulo 3

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Narra Nat:


Cuando llegamos al comedor, me doy cuenta de que solo salí de un palacio en el océano para ir a uno en la tierra, ya que recibo la misma atención. La mesa ya estaba servida, la única diferencia, es que aquí tienen algo llamado “menú”, y en el océano todo lo que comía, eran algas de agua dulce.

Me dieron de cenar, algo llamado fideos con huevo y un trozo de pollo dulce en un plato aparte, vaya que jamás había probado algo tan delicioso en toda mi vida. Además, estaba caliente, Max dijo que debía soplar para no quemarme, fue increíble la delicadeza con la me explicó la forma correcta para comer.

- Príncipe Max, debes practicar el vals.

- ¿Qué es un vals? ¿Puedo comerlo como el pollo?

- Jajaja, el vals no se come, es un baile elegante y romántico que realizas con una persona especial o algún invitado.

- ¿Baile? No sé qué es eso. - Extiende su mano frente a mí.

- Baila conmigo, puedo enseñarte y me sirve de práctica.

Concedí mi mano y él me llevó lentamente hasta la pista de baile, o así fue como el mayordomo la llamó; luego gritó: “Música maestro”. Max agarró mi mano izquierda para ponerla sobre su hombro derecho y con ese brazo rodeó mi cintura, antes de agarrar mi mano derecha entre su mano izquierda.

- Debes contar: uno, dos, tres... Y en la cuarta, giras.

- ¿Uno, dos tres; uno, dos, tres; uno, dos, tres... Y ahora giro?

- Jajajaja, eres muy divertido.

Con su mano derecha presionó mi cintura, uniendo más nuestros cuerpos y creí que me equivocaría; pero él sí conoce los pasos de baile y me guío a la perfección. Después del cuarto giro empecé a sentirme mareado, jamás había dado tantas vueltas, a excepción del día que mi tía accedió a ayudarme.

Sin embargo, apesar de sentir que todo se movía a mi alrededor, no quería que el baile terminara, solo quería quedarme en esa pista bailando con Max. Sobretodo porque después de cada conteo, cuando doy el giro, Max agarra mi cintura con más fuerza que en el anterior, como si quisiera traerme más cerca de su cuerpo.

- ¿Volverás al océano después de bailar conmigo?

- Si me pides que me quede, puedo hacerlo.

- ¿Acaso me hechizaste Nat? ¡Porque estoy a punto de arrodillarme para pedírtelo!

- Perdí mis poderes cuando me convirtieron en humano, así que no podría hechizarte ni con mi canto.

- Dices cosas muy raras. - Me dice con una sonrisa.

Otra vez estuve a punto de revelarle que soy la sirena que salvó su vida; pero si lo hago, temo que no pueda entenderme y me desprecie. Por otra parte, me alegra que se ría de todo lo que digo y solo espero poder conquistarlo antes de que se me acabe el tiempo; pero, ¿cuánto tiempo tengo para conquistar a Max antes de convertirme de nuevo en sirena?

La preciosa melodía que tocaban con aquellos instrumentos, se había acabado sacándome de mis pensamientos; y Max me hizo una pequeña reverencia que correspondí. Entonces me pidió que fuéramos a caminar por la playa, dijo que de noche es aún más hermosa, acepté y solo descubrí que tenía razón, incluso la luna parecía una con el océano.

- Jamás había visto esto, es hermoso príncipe.

- Lo sé, siempre me escapo de noche para verlo.

En realidad, me refería a que él es precioso; pero soy inmensamente feliz con que me muestre su hogar y todas las bellezas que esto implica. Sin embargo, nuestro paseo se ve interrumpido por mi hermano Arthur, quien apareció enorme y musculoso para arruinar la hermosa velada que estábamos teniendo con Max.

- ¿Así que te saliste con la tuya de tener piernas y huir a la superficie... - Hace una pausa para mirarme de pies a cabeza con imagen de hombre y termina su pregunta con un renuente. - Hermano?

- ¿También vives en el océano? - Preguntó Max divertido. - Oye, no me dijiste que tenías familia y míralo, él usa mejor sus piernas.

- Ten cuidado con esa forma de hablarme, eres un simple humano... Y yo, soy el hijo de Tritón, soberano de los océanos.

- ¡Arthur! - Me sentí molesto, por su culpa me descubrirá.

- ¡WOW! Tranquilos, no era para que se enojaran, yo solo bromeaba. - Agarró mi mano y me dijo: - ¿Irás de vuelta al palacio conmigo? ¡Porque puedo esperarte!

- Sí, iré contigo. Puedes sentarte en las rocas un momento; solo resolveré un pequeño asunto familiar.

Me sentía muy enojado por la presencia de mi hermano en la playa; pero, prefiero que este encuentro se haya dado aquí y no en el palacio de mi príncipe. Hablando de Max, hizo lo que le pedí, se fue a las rocas para esperarme, mientras la tensión entre mi hermano y yo, crecía a cada segundo.

- ¿Qué haces aquí Arthur? ¡No volveré! No puedes obligarme y puedes informarlo en el cuartel general, no me importa.

- ¿Crees que mi padre sabe lo que hiciste?... Nunca estás donde deberías estar, nos acostumbramos a tu ausencia, no te importan las leyes de nuestro padre... Tú, mi querido, actualmente hermano, eres la rebeldía encarnada.

- No sé de qué te quejas, sabes que volveré a ser sirena si no logro conquistar el corazón de mi humano.

- Veo que nuestra tía, no te advirtió de las consecuencias de su magia, ¿O estabas ocupado celebrando y no quisiste escucharla? Bien, escucha el secreto mejor guardado de nuestra familia.

- ¿Ahora quieres hablar sobre la supuesta hermana pérdida que tenemos?

- Nat, tienes una hermana, y no está perdida... Estás mirando a esa hermana, justo ahora.

Mis ojos se abrieron en sobremanera al escuchar esta confesión, creí que mi hermano me arrastraría de nuevo a Atlantis, no que quisiera hablar. Esta historia comienza hace muchos años atrás, recién había nacido, por eso no lo recuerdo, mi hermano ya tenía 19 años cumplidos y sentía curiosidad por la superficie.

Un día se asomó a la playa, donde vio a una mujer montando las olas como si de un pez se tratara y apesar de que también era mitad mujer, se enamoró. En aquel tiempo, era permitida la magia de mi tía y decidió visitarla para que la convirtiera en humana, usando el mismo hechizo que usó conmigo.

- Pero no te convirtió en mujer, ¿o sí hermano?

- Esto que ves, es lo que aquella humana deseaba.

Aún con esa imagen, se dispuso a buscarla y enamorarla; pero fue en vano, aquella mujer ya estaba comprometida con otro hombre, así que fue una mala decisión para Arthur. Regresó con el corazón roto al océano cuando el tiempo se agotó, pero descubrió que jamás volvería a ser mitad mujer.

Mi hermano se resignó a quedarse mitad hombre y mitad pez; pero a mi padre no le cayó muy en gracia esto y por eso exilió a mi tía en aquella cueva. El corazón de Arthur sanó su dolor con los años y se enamoró nuevamente, pero esta vez de una sirena, con la cual se casará pronto, con la bendición de nuestro padre.

- Mi padre decidió ocultarte esto, porque no quería que cometieras el mismo error.

- ¿Y cómo le va con ese objetivo? Además, ¿si Max no me ama, jamás volveré a ser mitad mujer?

- No hermano, porque eso es lo que tu humano desea; pero al menos veo que tienes una oportunidad, lucha por él. Y no te preocupes por nuestro padre, está ocupado negociando la Fosa de las Marianas con el rey de los megalodones.

- ¿Por qué haces esto?

- Porque yo soy el único que siempre te comprendió, pero no podía decir nada al respecto.

- Gracias Arthur.

- Buena suerte, pequeño hombre Nat. - Dice con una sonrisa, antes de desaparecer entre las olas del mar en medio de la hermosa noche...

Amor De Sirena "MaxNat"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora