Capítulo 7

234 37 2
                                    



Narra Zee:


Desde niños nos hicimos mejores amigos con Max, yo crecí en un orfanato hasta que a mis 13 años, Max encontró a mi madre y dejé de ser huérfano. Cuando el fallecido Rey me pidió que fuera su confidente, me sentí más honrado que nunca, creo que es lo mejor que me pudo pasar, pues soy la persona de más confianza para el príncipe.

Fue muy díficil cuando desapareció en el océano, estuve una semana preocupado por su vida y tuve que torturar a un par de idiotas para conocer la verdad. Sin embrago, el día que iríamos en su búsqueda, le informé a la Reina madre lo que había sucedido, pero fuimos a la playa porque las paredes del palacio tienen oídos.

- Dime que encontraste a mi hijo, Zee.

- Su majestad, Max no está tan lejos, puedo ir y volver antes del anochecer; solo necesito su autorización.

- Bien... - La Reina se distrajo en la arena. - ¿Viste eso?

- No, majestad, ¿qué sucede?

- Algo se movió muy rápido hasta el mar... - A una distancia no tan lejana, pudimos ver a Max. - ¡¡MAX!!

La Reina madre se arrojó a la arena y lloraba de felicidad porque su único hijo había regresado a la isla, pero yo solo puedo concentrarme en el océano. No hay manera de que Max regresara solo, no hay bote, ni siquiera una embarcación armada; lo único que tenemos, es lo que vio la Reina madre moviéndose en la arena.

Le resté importancia porque necesitaba llevar a Max al palacio para que un doctor revisara su condición; y lo cargué de regreso hasta la habitación real. Ni siquiera el médico pudo explicar lo que pasaba, ya que dijo que parecía haber nadado de vuelta, pero que con el nivel de deshidratación, era imposible que se moviera.

Su alteza pasó una semana recuperándose de aquel mal recuerdo y no lo dejaba pasearse solo en ninguna parte, así podía protegerlo de cualquier otro complot. Sin embrago, las cosas cambiaron el día que se me escapó del palacio, dio un paseo en la playa y resulta que hasta volvió con un nuevo amigo.

- Zee, creo que una sirena salvó mi vida. - Me dijo en la noche, después de que apareciera aquel joven.

- Su alteza, no diga locuras... - Me reí un poco y en confianza le dije: - Me parece que se le metió agua salada en el cerebro.

- Deja de tratarme de “usted”, estamos a solas, sabes que no me gusta que me hables así.

La verdad es que ya me cuesta tratarlo en confianza, me enseñaron un protocolo que debo seguir y para poder cumplir con ese objetivo, debo ser respetuoso todo el tiempo. Aunque a veces, cuando estamos a solas, tiendo a agarrar la confianza que creo perdida; por otra parte, todo cambió al enterarme que se casará con la hija del Duque.

En el reino se rumora que es la joven más hermosa y que nadie puede igualarla, por eso estaba ansioso por conocerla, quería saber si eran ciertas las especulaciones. Irónicamente, pese a que me gritó y confundió con el príncipe, lejos de importarme que fuera un chico, me di cuenta de que todos tenían razón, NuNew es precioso.

- Perdóname, no fue mi intención confundirte con el príncipe. - Me dice ya afuera del estudio de Max.

- Creí que no podías hablar a menos que yo lo permitiera. - Bromeé un poco.

- Lo siento. - Baja su rostro con tristeza.

- No, por favor no te lo tomes a mal, solamente jugaba, puedes hablar libremente, no se lo diré al príncipe.

- Eres tan diferente a él.

- Entonces, ¿cómo es que me confundiste con él?

- Mi madre me dijo que me dirigiera al hombre más guapo que viera.

Levanté mi mirada de inmediato, NuNew puso su mano derecha sobre su mejilla por la vergüenza que sintió y quiso cubrir su rostro ruborizado. ¿Escuché bien? ¿Para NuNew yo soy más guapo que Max? ¡Espero no estar alusinando, porque este precioso chico hace que mi corazón salte en mi pecho!

Aunque debo reconocer que me siento muy culpable, se supone que es el prometido de mi mejor amigo y no debo poner mis ojos sobre el futuro príncipe. Pero no puedo hacer nada, por eso lo llevé al jardín, porque creí que ambos necesitábamos un poco de aire para nivelar la respiración en nuestros pulmones.

- Nat me agrada mucho, ¿es amigo de su alteza? - Preguntó cuando se fue Nat con Max.

- Bueno... Son muy cercanos.

- No sé si quiero ser tan cercano con él, me gusta más tu compañía.

No tuve corazón para decirle sobre la verdadera relación que tiene ese par, y aunque quisiera no podría, ya que firmé un contrato. Literalmente, todo lo que me diga o cuente el príncipe, es estrictamente confidencial, nadie más debe saberlo; si yo lo comento con otra persona, sería como firmar mi sentencia de muerte.

- ¿No te agrada el príncipe? ¿Ni siquiera un poco?

- Yo tampoco a él. No me creas idiota Zee, sé que fue él quien vino a traer a Nat.

- Lo lamento. - Dije con profunda sinceridad.

- Pues yo no, lo mejor que pudo hacer, fue mandarme a pasar el tiempo contigo.

¿Por qué tiene que pasarme esto a mí? ¡Esto está mal! Yo no debo permitir que él ponga sus ojos en mí, porque es el futuro esposo de mi mejor amigo. Aunque lo peor es, que es el hijo del Duque y la persona más hermosa del reino y yo... Yo soy un simple plebeyo, que se ganó un lugar como confidente, pero nada más.

- Con el tiempo, aprenderás a quererlo.

- No quiero quererlo, no me imagino en una vida con él.

- Pero, eres el futuro príncipe.

- ¿Crees que eso me importa? ¡Tienes un mal concepto sobre mí!

- Ilumíname entonces.

- ¿Un príncipe? Eso no me interesa, me es indiferente si me caso con un jardinero, un pescador o un vendedor de frutas en el mercado. Yo solo quiero ser feliz.

- ¿El amor? ¿Estás seguro que es lo único que importa?

- Para mí sí. He vivido en una burbuja de lujos toda mi vida, pero esos venían con un compromiso demasiado grande para mí, no quiero casarme así, quiero que me amen.

Las palabras de NuNew fueron como una cura para mi corazón, solo pude bajar mi rostro y sonreír por la felicidad que me causó. Sí, puedo aceptarlo ahora, me gusta este chico; y aunque sé que podría perder la cabeza por poner mis ojos en el prometido del príncipe, eso ya no me importa, solo quiero besarlo.

- Deseo que puedas encontrar el amor. - Dije con un tono melancólico.

- Pues, yo creo que... - Max nos interrumpió al entrar en la cocina.

- ¿Se ha portado bien este niño?

- Como un angelito, su alteza. - Respondí.

- Bien, te invito a quedarte en el palacio durante los próximos meses; pero tendrás que dormir en la habitación al lado de la de Zee, si no te molesta. - NuNew me mira, sonríe y contesta:

- No tengo problema con eso.

- Llévalo a su nueva habitación Zee, para que se duche, está todo lleno de harina.

- ¿Irá a verlo más tarde, su alteza? - Pregunté por si acaso, así sabré si podemos hablar un poco más.

- Iré a darle las buenas noches, de todas formas, hay que acostumbrarse. - Dijo en tono serio, pero sin ser grosero y luego, Max se fue.

- Por eso no quiero casarme, porque no quiero costumbre, ni cariño. Quiero estar con una persona que me ame tanto como yo a él.

Ya no pregunté más, porque no quiero hacer llorar a NuNew, prefiero su sonrisa cuando me mira y sus ojos cuando se iluminan, por eso mejor lo llevé a su habitación...

Amor De Sirena "MaxNat"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora