Sé que me escuché atrevido, pero ya no tolero la idea de tener a Nat y al mismo tiempo no tenerlo, solo quiero que sea mío y que nadie se atreva a alejarlo de mí. Estoy consciente de que tenemos un camino difícil por delante, mi boda con NuNew parece irrevocable, aunque me alegra que haya conocido el amor al lado de Zee.
Es algo que yo jamás podría darle, ni siquiera me imagino la posibilidad de ser esposos, me enloquece la idea, yo solo puedo pensar así de Nat. Todo lo que quiero es compartir el resto de mis días con él, que sea lo último que vea al anochecer y lo primero que ilumine mi día al amanecer, quiero estar solo con él.
- No llores Max, dije que sí.
- Lo sé... Lo sé.
En mis labios se dibujó una sonrisa para demostrarle que no estoy triste, si no que es de felicidad; pero no puedo hacerlo, si le hago el amor a Nat, jamás lo dejaré ir. No sabía que hacer en ese momento, mi mente me gritaba que escapara de esa habitación; pero mi cuerpo, no se movía ni un centímetro, no quería irme.
- Estoy nervioso Max, y que no hagas nada, me pone aún más nervioso. - Sonreí.
- Perdóname, creo que estoy más nervioso que tú. - Le di un beso en su frente. - ¿Estás seguro?
- Ya dije que sí... Por favor, ya no preguntes.
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Nat enterró su rostro en mi pecho para demostrar que se sentía tímido por mis palabras, pero esta tarde será mío y nada ni nadie podrá cambiarlo. Con mis dedos en su barbilla, lo insté a mirarme, sus ojos están llenos de deseo y sonreí muy feliz, antes de acercarme a sus labios para probar su dulzura.
Nat empieza a corresponder mi beso, y en poco tiempo, estoy quitando lentamente su camiseta que aún estaba húmeda por el agua salada. Repartía besos por su torso mientras él sujetaba con fuerza mi cabello, sentía como su respiración se agitaba y su deseo se incrementaba con cada cosa que hacíamos.
- ¡Max!
Debo decir que su sollozo fue erótico, sobretodo cuando tiró de mi cabello y por el pequeño dolor que sentí, mordí su pezón derecho. Tal vez debí disculparme, pero no quiero, solo deseo continuar con esto y llevarnos a un punto en el que el placer mezclado con la lujuria, nos haga sentir extasiados.
Regresé a besar los labios color se frambuesa de Nat y en ese momento, sus manos se deslizaban por mi espalda para quitar mi camiseta. Lo ayudé y juntos empezamos a arrojar la ropa lejos de la cama, a este punto yo ya me encontraba dejando a Nat solo en ropa interior y me deleité viendo su delicado cuerpo.
- No me mires así, me pones nervioso. - Sonreí al verlo cubrirse con una almohada.
- Deja eso o te ataré a la cama.
- ¡Max!
Admito que estaba disfrutando burlándome de su actitud tan tímida; pero más que eso, me fascinó ver su pecho y cuello tiñéndose de un hermoso color carmesí. Me acerqué a la orilla de la cama y como Nat no me permitía ver su rostro, lo jalé de su tobillo para alejarlo de las almohadas y que pudiéramos continuar.
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