Capítulo 310 ¿No te volverías loco

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Desde ese día, la cafetería de Lola estaba en un declive constante.
Afortunadamente, ella compró la propiedad con dinero en efectivo, por lo
que no tenía que pagar un alquiler. Solo necesitaba preocuparse por pagar los
salarios del personal a tiempo.
En ese momento, ella estaba bien. Todavía tenía algunos ahorros de su
trabajo anterior en SL Group. También tenía dinero de él... cuando le pagó sus
gastos médicos.
Lola podía usar el dinero para pagar los salarios de sus empleados.
Su negocio había dado pérdida por dos meses consecutivos. Un día, Lola
llegó cansada a la tienda. Todas las preocupaciones y ansiedades la habían
agotado.
Miró a su alrededor y notó que el primer piso tenía cuatro mesas ocupadas.
El mejor día en los últimos dos meses.
También notó a un joven, llamado Minmin Quan, que trabajaba
incansablemente en el café. Su diligencia llamó su atención.
Siempre lo veía corriendo y buscando cosas para los clientes. Cuando en el
café no había clientes, limpiaba o simplemente hojeaba los libros en los estantes.
Lola lo observó por días y le pareció muy trabajador. Parecía sincero y
educado. Muchos clientes incluso lo elogiaron por su excelente servicio.
Había otra empleada trabajando en el café. Era una chica muy joven. Lola
verificó su identificación y confirmó que ya tenía 21 años.
La joven también era trabajadora. Incluso prestó más atención a los detalles
que Minmin.
Lola pagaba 3000 dólares a su personal como salario básico. Con bonos e
incentivos, podrían ganar más de 4000. Lola también brindaba la comida y
alojamiento a su personal. Todo lo que ofrecía, era realmente muy decente y
razonable.
Su personal fue leal a ella a pesar de la caída del negocio. Era porque su
jefe los había cuidado bien.
Lola pensó que debería agregar otros 1000 como bonificación extra este
mes.
Mil dólares podría no ser mucho para ella que tenía una vida lujosa. Suvestido solo, costaría fácilmente más de mil.
Pero para su personal, esa suma equivalía a medio mes de trabajo y, tal vez,
incluso al costo de vida de todo un mes.
Lola se sentó en el columpio mientras hojeaba las actualizaciones de
Twitter. Una foto publicada por Cherry llamó su atención. Era una imagen
encantadora de un corazón y un anillo.
Ella no dijo de quién era el anillo. Pero debajo de su publicación, muchas
personas la felicitaban a ella y a Jorge.
El anillo era de una marca de diamantes perteneciente al Grupo SL.
Lola no tenía ninguna duda de que Jorge lo compró para Cherry.
El anillo le recordó a su sortija, la que Jorge le dio cuando le propuso
casamiento. A pesar de que ya no estaban juntos, guardaba el anillo en un cajón
de su habitación.
En ese momento, alguien la llamó y la devolvió nuevamente a la realidad.
—¡Hola, hermana, estoy aquí! —Manolo entró con un cálido y emocionado
saludo.
¡Lola se sorprendió un poco cuando vio a Manolo y a Laura!
—¡Oye! Estás tan perdida en tus pensamientos de nuevo. ¿Qué estabas
pensando? —El embarazo de Laura ya estaba más avanzado. Laura miró a
escondidas la computadora de Lola y advirtió la imagen con el anillo de
diamantes. ¿De quién era ese anillo?
Medio minuto después, Lola finalmente salió de sus pensamientos. Apagó
el ordenador portátil y se levantó del columpio.
Ayudó a Laura a sentarse, cómodamente en la silla junto a ella y, solo dijo:
—Necesitas tener mucho cuidado cuando estás embarazada. Evita correr. Podría
dañar al niño. —Como Wendy tenía programado el parto en los próximos dos
días, la familia ya le había aconsejado ir a la sala de maternidad. Lola iría al
hospital para acompañarla esa noche.
Manolo estaba un poco molesto cuando vio que Lola solo hablaba con su
esposa. Deliberadamente puso una cara graciosa y las interrumpió: —Tengo
poder de superestrella ahora. ¿Cómo es que no me notas?
Lola miró a su hermano. Detrás de él, algunos de los empleados del café
estaban discutiendo y se reían de esa situación. Siempre fue muy popular con las
chicas.
—No eres bueno. Tu esposa está embarazada pero, rara vez, estás en casa
para acompañarla. Tómate una licencia en el trabajo, Manolo.
Laura sonrió con gracia ante sus palabras. Manolo se defendió al instante.
—Estoy ocupado ganando dinero. Por el bien del niño, intento ganar más dinero.
Tenemos que comprar pañales y esas cosas, ¿verdad? —Abrazó a Lauratomándola del hombro, para mostrar más su amor. —No escuches a mi hermana.
Te quiero mucho.
Las dos mujeres intercambiaron miradas extrañas y divertidas por sus
palabras. Manolo tenía una lengua de miel. ¡Decía palabras dulces con mucha
facilidad!
—Solo vete ya. Mi joven equipo de chicas te miraron mucho. ¿Por qué no
vas y les das tu autógrafo? Podrías tomarte fotos con ellas, ¿verdad? —Lola
ahuyentó a Manolo, luego se dio vuelta y le sirvió un vaso con agua a Laura.
Manolo hizo lo que Lola le sugirió. De modo sorprendente, el negocio
creció por un tiempo porque se corrió la voz de que él estaba allí.
En el hospital.
Manolo estacionó el auto. Lola sostuvo el brazo de Laura mientras
caminaban hacia el ascensor.
En la sala VIP.
Wendy estaba un poco molesta, porque no entendía por qué ya estaba en el
hospital.
Sin embargo, Yonata ignoró todas sus quejas.
Ella le arrojó enojada una almohada. Yonata finalmente habló para
calmarla: —Cariño, no deberías estar enojada. Solo estoy preocupado por ti.
Wendy lo miró con los ojos muy abiertos. —Tengo programado el parto
para los próximos cuatro días. Pero ya me trajiste aquí y me prohíbes hacer
cualquier cosa. Si estuvieras en mi lugar, ¿no te volverías loco?
Yonata se echó a reír mientras acariciaba su cabello. —No te preocupes.
Pasará rápido. Esos cuatro días pasarán muy rápido y pronto, se terminará.
¿Cuatro días? ¡Wendy no era estúpida! "Luego cuatro días más después de
dar a luz y me dirá que me quede en cama otro mes más para recuperarme. ¡Será
aún más aburrido! —¡Ella sabía lo que le esperaba! Leyó mucho en los libros de
maternidad. Pero, temía el hecho de que tenía que descansar durante mucho
tiempo.
Él besó rápidamente sus suaves labios y respondió: —Siempre estaré allí y
te acompañaré. No te aburrirás en absoluto. —Él haría cualquier cosa por ella.
Pidió específicamente quince días de licencia. Sería la primera vez que no iría al
trabajo durante tanto tiempo.
Wendy miró su rostro y pensó por un momento. Finalmente, se calmó.
En ese momento, la puerta de la sala se abrió. Lola y Laura entraron con
cálidos saludos y sonrisas encantadoras. Wendy se animó al instante.
—¡Lola, Laura! ¡Están aquí! —¡Qué maravilloso! ¡Ya no estaba aburrida!
¡Finalmente!
Lola se acercó a su cama con una gran sonrisa. —Hermano, realmente nodeberías haber traído a Wendy tantos días antes. Ella dará a luz en cuatro días.
Ahora se siente aburrida hasta las lágrimas.
Yonata sonrió y no dijo nada. Lo hizo por Wendy porque era muy prudente.
Para ser honesto, cuando Lola dio a luz a Estrella, fue una escena tan
desagradable y lo puso tan nervioso, que sintió miedo por su esposa.
En ese entonces, Lola ingresó al hospital tres días antes de dar a luz. Era
medianoche y ella se doblaba del dolor. La enviaron rápidamente al hospital.
Allí, los médicos le informaron que, el parto natural no era ideal para ella,
debido a su situación.
Ella tuvo una cesárea. Terminó con un sangrado y muchos problemas. Dos
horas después del nacimiento de Estrella, los médicos aún intentaban reanimar a
Lola en la sala de emergencias.
La familia se asustó. Oraron por ella, esperando que sobreviva a la
operación. Finalmente, Lola fue salvada por los médicos y enviada sin peligro a
la sala para que pudiera descansar.
—Lola. Laura ven aquí y siéntate conmigo. ¡Déjame que te cuente lo
injusto que fue conmigo! —Se rieron mientras se sentaban a su lado. El
ambiente en la habitación era muy cálido y estaba lleno de alegría.
Yonata decidió darles algo de espacio y salió a fumar un cigarrillo.
—Hermano, Wendy pronto entrará en trabajo de parto. ¿Cómo es que
todavía no dejaste de fumar? Será perjudicial para tu hijo. —Al salir, escuchó la
voz de Lola.
Yonata asintió: —¡Lo intento! ¡Aunque no lo creas! ¡No me juzgues! —En
realidad, fumaba menos cigarrillos. Pero, lo estaba haciendo lenta y
gradualmente.
Mirándolo, Lola inconscientemente pensó, en otro hombre que fumaba,
incluso más que su hermano mayor. Tomás Herren, por otro lado, no fumaba
mucho. No tenía malos hábitos.
Yonata se encontró con Manolo cuando salía de la sala. Le dijo: —Vamos.
Deja la habitación para que las mujeres puedan conversar.
Manolo miró a través del panel de vidrio y accedió a alejarse con su
hermano.
Las tres mujeres tenían una relación muy estrecha y eran muy buenas
amigas. Cada vez que tenían la oportunidad, se reunían y hablaban por largo
tiempo.
Nada las detendría para poder conversar. Así, los hermanos decidieron
dejarlas y fueron a un lugar más tranquilo y pacífico.
Dentro de la sala, las tres mujeres tenían una discusión acalorada sobre el
niño, el parto y otros temas relacionados. Todo era femenino y divertido.

ENAMORADA DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora