Capítulo 120 Estaba jugando con fuego

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Joshua inclinó la cabeza hacia la derecha, ¡parecía que la estaba besando!


¡Lola le dio el visto bueno a escondidas!


-¡Sr. Jiménez, vamos! ¡Se ve que esas dos personas no pueden esperar! -


Dijo Edith con voz coqueta y tiró del hombre que apretaba los puños a su


habitación.


-¡Pum! -Al oír el golpe de una puerta, Joshua, con un sudor frío, se


arrodillaría en el suelo si Lola no lo sostuviera.


Lola observó al cobarde Joshua, con impaciencia le puso el brazo en el


hombro y lo arrastró a la habitación reservada por Jorge.


¡Estaba al lado de la habitación de Jorge!


Cuando Jorge entró en su habitación, puso una expresión de mal humor.


Asustada por su cara fría, Edith retrocedió unos pasos. ¿Qué le pasó?


Sacó su celular y llamó a Sánchez. -Ven aquí y lleva a la Sra. Lin a casa.


Cuando Edith escuchó las órdenes, la posibilidad de que Jorge la estuviera


usando pasó por su mente.


Y, mientras los fuertes gritos seguían saliendo de la habitación de al lado, los


ojos de Jorge se estaban volviendo más asesinos.


¡Edith finalmente entendió! Ella se recompuso. ¿Qué podría ella decir? Al


ser utilizada por un hombre tan formidable, tampoco se atrevió a decir nada.


Todavía tenía su dignidad, así que cuando Sánchez llegó, Edith se fue con él


sin demora.


No quería ser utilizada. Comparado con Jorge, este hombre terrible, su


propio marido resultaba ser más favorable para ella.


En la habitación 3202.


Lola se apoyaba en el sofá, dejando escapar gritos hacia la puerta de la


habitación una y otra vez.


Joshua, acostado en otro sofá, con los ojos fijos en su diosa, gimió de vez en


cuando.


¿Cuál era la relación entre su diosa y el jefe? -Srta. Camela, usted y el jefe


Jiménez... -La curiosidad lo llevó a preguntar.


Lola lo miró con una sonrisa. ¿Cómo debería responder?


¿Jorge la estaba persiguiendo? Era obvio que él tenía una novia, ¿ok?


¿Ella estaba persiguiendo a Jorge? ¡Qué vergonzoso sería eso!


-Nada. No sé cómo explicártelo. ¡No le digas a nadie lo que pasó estanoche! -Observó de cerca al joven, dudando de su fiabilidad.


Joshua asintió rápidamente. ¡De ninguna manera se atrevería a chismear


sobre su jefe a sus espaldas!


-Señorita Camela, me debe un favor. ¡Si el Jefe Jiménez me va a


responsabilizar, debe estar a mi lado! -Joshua se sentó y miró a Lola


seriamente.


Lola había sido fría y elegante en tiempos normales, aunque resultaba que


también era ... ¡linda!

ENAMORADA DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora