Capítulo 34 Depende de su marido

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-Entonces, los clientes intimidan a tu personal durante las horas de trabajo.


¿Lo vas a dejar pasar?¿Podrías por lo menos ser un poco razonable?-replicó


Lola sin moderación.


-Supervisor, puedo testificar que esta dama fue la que causó problemas en


primer lugar-.La voz de Wendy era baja, pero era obvio que apoyaba a Lola.


-Aun así, debe hacer todos los esfuerzos posibles para evitar cualquier


conflicto con los clientes. No debería tener que decirle cómo hacer su trabajo


-.En comparación, Lola no era nada para el Supervisor Luque. No importa cuál


fuera la verdad, ella no apoyaría a un empleado a costa de ofender a los posibles


compradores.


-Ustedes cuatro, ¿os atreveis a quedarse aquí y esperar a mi marido?-


Decepcionada con la adulación del supervisor y su falta de responsabilidad, Lola


no quiso hacerla caso


-Sí, por supuesto. Lola, esperaremos aquí. ¿Quién es tu viejo?¿Crees que


puede asustarnos?-Acariciando sus uñas recién pintadas, Lucía miró a Lola con


desdén. Tenía todas las razones para creer que el marido de Lola era más un


millonario de la noche que un pez gordo.


Le vino a la cabeza de Miguel el hombre de la discoteca SOHO. Miguel


habia gastado una gran parte de dinero investigando a ese hombre, pero no ha


podido conseguir nadaIncluso los mafiosos no quería revelar su nombre. En ese


momento, Miguel estaba curioso por ver a ese tipo


La familia Mota, la familia Flores, la familia Velazque y la familia Ramos


eran magnates de los negocios en la ciudad -Si tuviéramos que atacarlo, su


marido no tendría ninguna posibilidad-, pensó Miguel.


-Viejo. Eh, Lucía, esperemos y veamos. Te vas a arrepentir-, pensó Lola


con una sonrisa encantadora.Aunque Lola no sabía nada de Jorge, sólo sabía que


era mejor no subestimarlo.


Luego, un grupo de personas, el Gerente General y varios otros altos


gerentes del centro comercial -Isla Azul- entraron a Mirade Apparel.


-Jaja. Lola, te casaste con un anciano, tal como esperaba-.Al ver al calvo


de 50 años, Lucia se echó a reír.


Aunque Rosa no se rió, el desprecio en su rostro no podía ser disimulado.A


diferencia de ellos, Miguel tenía una duda persistente: -¿El hombre en el bar noes su marido?


-Lola, ¿de verdad ...?- Señalando al Director General, la preocupada


Wendy estaba demasiado asustada para terminar sus palabras.¡No! La última


vez, no le pareció tan viejo.


-Wendy, ¿en qué estás piensando?-Lola golpeó los brazos de Lola, ya se


estaba claro que Lola no se iba a casar con un hombre que era más mayor que su

ENAMORADA DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora