Capítulo 300 Último piso del Hospital

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Lola no se dio por vencida tan fácilmente. Se levantó otra vez y continuó
rogándole a Jorge.
Pero cuando se puso de pie, no vio nada más que oscuridad. Se desmayó y
se desplomó en el suelo luego de esta situación.
Estaba en una cama de hospital una vez más cuando ella se despertó.
Vio a Manolo sentado a su lado. Chuck la estaba examinando.
Al verlo, pensó en Jorge inmediatamente. De repente, Lola se levantó de la
cama y se retiró la intravenosa de su brazo. Salió corriendo descalza.
Los dos hombres que estaban en la sala se sobresaltaron y rápidamente
corrieron tras ella.
Cuando salieron, Lola ya había pasado a través de la multitud que había en
el corredor y entró en el ascensor.
Manolo llegó al elevador y vio que, el número de piso en la parte superior,
aumentaba rápidamente. Se preocupó mucho e inmediatamente tuvo un mal
presentimiento.
Caminó hacia otro ascensor y presionó el botón varias veces. Esperaba muy
nervioso.
Chuck sintió que sus venas estaban a punto de estallar cuando vio que, el
número que aparecía, era el del último piso.
¡Treinta y dos! ¡Es el piso más alto del hospital! ¡El último piso!
La cara de Manolo estaba casi blanca. Estaba impaciente. Al ver eso, Chuck
marcó un número.
—Ella ahora está en el piso más alto. No sé qué piensa hacer. No podemos
llegar hasta allí porque el elevador aún no ha bajado. —Estaba en el sexto piso.
Si subían por las escaleras, tardarían mucho tiempo. Tuvieron que esperar.
Luego de casi un minuto de silencio, en el otro extremo del teléfono, el
receptor dijo: —¡No es asunto mío!
Chuck colgó sin decir una palabra. En ese momento, el ascensor finalmentellegó.
Manolo expulsó a todas las demás personas que estaban dentro del
ascensor. Se apresuraron para llegar al último piso.
Una vez allí, Manolo se quedó boquiabierto de miedo cuando vio lo que
sucedía frente a sus ojos.
Lola estaba sentada en el borde del edificio, movía los pies y miraba
fijamente hacia el cielo.
—Hermana... —Manolo la llamó con voz temblorosa: —No tomes los
problemas de esta manera. Tenemos mejores cosas por delante. Todo va a
mejorar.
Lola sonrió alegremente. Fue realmente extraño. —Manolo, estás aquí.
Pero ella solo imaginaba a Jorge.
La forma en que la miraba, las palabras que dijo, las cosas que hizo por ella,
cómo la amaba, cómo la cuidaba...
Sonrió y luego comenzó a llorar. Su corazón estaba roto en pedazos.
Destrozado. Dolía mucho.
Ella solo quería saltar de allí para nunca más, sentir este dolor tan extremo.
—Oye, tu cuñada va a dar a luz pronto. Vas a ser tía. —Con su mente dando
vueltas, Manolo se acercó poco a poco a ella y decidió hablarle de cosas
importantes para llamar su atención.
Lola había visto mucho esto en la televisión. No esperaba que sentarse justo
en el borde del techo de un edificio, se sintiera tan bien.
—Querido hermano, no sigas. No quiero lastimarte.
Lola sonrió otra vez. El sol brillaba intensamente. Era como esos momentos
cuando estaba con Jorge y el aire estaba lleno de amor y cuidado.
Recordó las palabras que Jorge siempre le decía: —Lola, te amo.
—Lola, de ahora en adelante, tú eres mi mujer. ¡Estaremos juntos por el
resto de nuestras vidas!.
Su habitación de recuerdos en la mansión... ¿Él destruyó todas las imágenes
o no?
Destruido. Todo está arruinado y destruido...
Lola comenzó a llorar. Si las imágenes se arruinaran, se sentiría muy triste y
decepcionada.
¡Realmente le rompería el corazón aún más! Lola miró hacia abajo y se
sintió mareada. En realidad le tenía miedo a las alturas.
El teléfono de Manolo, de repente, sonó. Era una llamada de su hermano
mayor. ¿Qué diría si supiera lo que le sucedió a su hermana?
—Yonata, ¿dónde está Wendy? —Su voz estaba temblorosa y Yonata sintió
que algo andaba mal.—¿Qué te pasa? ¿Qué sucede? —Escuchó que su hermana se había
desmayado y se preguntó si era verdad.
Manolo no dijo mucho. No quería preocupar a su hermano. —No está muy
bien por aquí. Pídele a Wendy que conteste el teléfono, por favor.
Yonata inmediatamente la llamó. Entonces, su voz se escuchó del otro lado
de la línea. Manolo dijo inmediatamente: —Wendy, Lola no se siente bien.
¿Podrías hablar con ella?. —Wendy se sorprendió por el tono intenso de su voz.
Manolo nunca se había angustiado así antes.
—BIEN, BIEN... Deja que hable con ella. ——¡Niña, no seas tonta!
Chuck se acercó a Lola lentamente desde el otro lado. Estaba planeando
alejarla más del borde.
Pero Lola notó rápidamente su movimiento. —Chuck, déjame en paz. —
Solo quería sentarse tranquila y pensar en las cosas que sucedieron
recientemente.
Chuck se detuvo de inmediato. No supo qué hacer.
Siempre pensó que Lola era una chica alegre y divertida desde la primera
vez que la vio en la televisión y, aún así, más tarde, cuando se enamoró de Jorge.
¡Qué muchacha tan feliz y entusiasta que era! Nunca imaginó que algo así le
pasara a ella. En este momento, era exactamente lo opuesto a todo eso.
Parecía que él subestimó el poder y la influencia del amor.
—Lola, piensa en Estrella. ¡Te arrepentirás si saltas desde allí!. —Chuck
rara vez se entrometía en los asuntos de otras personas. Pero este fue un caso
diferente.
Lola solo sonrió. ¿Estrella? ¿Su querida hija? —Ni siquiera puedo verla
más. Es mejor morir.
Chuck se quedó mudo. Se preguntó por qué una boda feliz, tendría un final
tan triste.
En ese momento, Manolo se acercó con su teléfono móvil: — Hermana,
llamó Wendy. Dijo que tenía algo que decirte.
Con las lágrimas que corrían por su rostro, Lola miró su teléfono.
Luego, extendió la mano y le quitó el teléfono a Manolo. —¡Tú retrocede!
—le gritó a Manolo que intentó acercarse a ella.
Wendy se asustó cuando escuchó los gritos de Lola. ¿Qué estaba pasando
allí?
—Wendy. —Lola contestó el teléfono con calma.
—¡Lola, el bebé me dio una patada en el estómago hoy! ¡Fue maravilloso!
—Dijo Wendy emocionada.
Lola recordó cuando estaba embarazada de Estrella. Estaba tan emocionada
y feliz como ella.Sin embargo, Wendy no pudo compartir la alegría con su hermano. Solo
podía contarle estos momentos felices, a ella y a Angie.
—¡Wendy, tú y mi hermano deben ser felices! ¡Eso es bueno para ti!. —Esa
respuesta hizo que el corazón de Wendy se inquietara.
¿Realmente quería morir?
—Lola, quiero ir de compras contigo. ¿Me puedes acompañar? ¡Por favor!
Compraremos algunas cosas para mi bebé. —Ella intentó que su tono de hablar
sea normal.
Lola se echó a reír. Recordó todas sus experiencias alegres con Wendy.
Sin embargo, se había acostumbrado al trato de Jorge y sus palabras dulces.
¿Cuál sería el significado de su vida sin Jorge y Estrella? Ya no tendría sentido
vivir así.
—Wendy, cuida bien al abuelo, a mamá y a papá. Muchas gracias por todo.
El teléfono se cortó repentinamente. La mano de Wendy temblaba de miedo
y el teléfono se cayó al suelo. Estaba temblando.
Yonata la sostuvo inmediatamente. Él sintió su preocupación. —¿Qué pasa?
Miró sin comprender al hombre parado frente a ella: —Lola, ella... .
¡Quiere suicidarse! ¡Tenemos que hacer algo! ¡Tenemos que ir al país C
rápidamente!. —Ella no debería haber vuelto aquí. Si no lo hubiera hecho, Lola
no terminaría de este modo.
La cara de Yonata se puso pálida. Pero no podía entrar en pánico ahora.
Tomó el teléfono y marcó un número.
—Jorge, te lo ruego. Habla con mi hermana. —Casi se atragantaba al
escuchar el final de su oración. No podría soportar tener que perder a su hermana
de nuevo.
Sentado en la oficina, Jorge escuchó las palabras de Yonata con los ojos
cerrados. Ella debía estar en una muy mala situación.
Luego marcó el teléfono de Chuck y preguntó fríamente: —¿Qué está
pasando?
Siempre lo metería en problemas. ¡Nunca aprendería a comportarse!
Chuck le explicó la verdad: —Ya llamamos a la policía. Pero ella, todavía
está en el borde del techo. Aunque parece muy tranquila, está muy extraña. No
nos dejará acercarnos a ella.

ENAMORADA DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora