Me despierto y lo primero que veo, es a Ramsay durmiendo a mi lado. Los recuerdos de lo que sucedió anoche me vienen a la mente y me sonrojo. De repente, Ramsay se despierta y me mira tiernamente.
-¿Te gustó lo de anoche?-preguntó dudoso de la respuesta.
Le agarré la mano y le sonreí.
-Nunca me he sentido tan feliz en mi vida.
Su expresión se relajó y sonrió mirándome con cariño.
De repente, alguien abrió la puerta suavemente. Me cubrí mi cuerpo desnudo con las sábanas, sonrojada. Theon entró con una bandeja con comida en la mano. Él estaba temblando, con una expresión triste al vernos juntos.
-O-Os traigo e-el desayuno.
Ramsay le miró fijamente y Theon apartó la mirada.
-¿Puedes irte ya, Hediondo? Estoy intentando estar a solas con mi esposa.
Theon se puso nervioso, murmurando cosas sin sentido y se marchó.
-¿Qué le hiciste para que sea así? El Theon que conocía era arrogante y seguro de sí mismo.
-Le torturé-se limitó a responder.
-Libérale, no se merece esto.
-Está bien, le liberaré pero tú misma le llevarás a Pyke.
Fruncí el ceño.
-¿Es una broma?
-No, quiero que sepas que haría cualquier cosa que tú me pidieras.
Me quedé atónita.
Él me abrazó y me dijo:
—Hoy llevarás a Theon a Pyke. Dile que prepare sus cosas.
Me dirigí a las mazmorras y allí estaba él tumbado en el suelo. Cuando me vio, empezó a temblar.
—Theon, tienes que preparar tus cosas. Nos vamos.
—Soy H-Hediondo y no podemos irnos.
—Ramsay lo ha permitido. Vámonos.
Él se levantó sorprendido.
—¿Ramsay me lo ha p-permitido ?
—Si.
Media hora después, ya estábamos en un barco rumbo a Pyke. Estaba mirando el mar por la ventana cuando escuché que alguien entraba en la habitación. Me giré y vi a Theon acercarse.
—Recuerdo cuándo Robb me envió ir a Pyke a convencer a mi padre de firmar una alianza. Iba en este mismo barco.
De repente, una ola muy fuerte chocó contra el barco. Nos caímos y después de un rato, me di cuenta de que Theon estaba encima de mí. Se apartó, avergonzado pero me dio la mano. El mar se relajó y Theon y yo nos tumbamos en la cama a hablar.
—Desde que estás con él, Ramsay parece otro.
Me quedé en silencio, analizando esas palabras. ¿De verdad Ramsay sentía algo por mí?
—¿Alguna vez habéis hablado de mí?
Él dudó en responder pero al final dijo:
—Una vez me dijo que nunca había sentido nada por nadie pero que eso cambió cuando te conoció.
De repente, la marea volvió a subir. Nos dimos de la mano y nos miramos.
Theon me miraba los labios, con una expresión dudosa. Sabía que quería besarme, pero no se atrevía. Hace unos años, él lo habría hecho sin dudar. Le miré a sus preciosos ojos y me acerqué a él lentamente. Nuestros labios se unieron y mordí con fuerza el suyo. Le tumbé ligeramente en la cama y le quité la camiseta. Pude ver un montón de arañazos y heridas. Besé cada herida y cada arañazo con cuidado. Cuando iba a quitarle el pantalón, Theon me empujó bruscamente y me caí de la cama. Él me pidió perdón un montón de veces.
—¿Por qué me has empujado?—pregunté.
—E-Es q-que...
—No tengas miedo, Theon—dije con una mirada comprensiva.
—E-Es q-que no tengo pene.
Eso me sorprendió. No sabía nada de eso, pensaba que Ramsay me había contado todo.
—No lo sabía, lo siento. ¿Por qué Ramsay no me lo ha contado?—pregunté.
—Creo que es porque no quiere que te enfades con él.
Nos dirigimos al comedor porque tenía hambre y allí estaban el capitán y su hija, quien miraba lascivamente a Theon. Él apartó la mirada incómodo. Después de cenar, nos acostamos en la cama y apoyé mi cabeza en su pecho. Él me acarició el pelo suavemente. Mis labios se acercaron a los suyos.
Nos besamos tiernamente y él situó mi mano en su pantalón. Se lo quité y Theon empezó a temblar. Hice que nos quedáramos de la siguiente manera: yo abajo y él arriba.
Me quité el pantalón que Ramsay me había regalado y posó sus labios en mi intimidad suavemente, provocando un gemido de ambos. El roce de sus labios me hizo arquear la espalda.
Después de unos minutos, nos dormimos abrazados.
A la mañana siguiente, llegamos a Pyke. Era precioso, con el mar elevándose sobre las rocas y con muchos barcos.
Theon se giró con lágrimas en los ojos antes de bajar del barco. No quería despedirse de mí. Intenté alcanzarle pero no pude. Me tumbé en la cama, pensando en lo que hicimos anoche y comparándolo con lo que hacía con Ramsay.
—¿Qué sentía por cada uno?—me pregunté.
No lo sabía todavía.
El viaje de vuelta a Invernalia se me hizo largo sin Theon. Cuando finalmente llegué a Invernalia, Ramsay y sus vasallos estaban en una celebración. Me senté a su lado y me miró tiernamente.
—¿Qué tal?
—Bien—respondí—¿Puedo retirarme? Estoy agotada.
—Está bien.
Llegué a la habitación y me tumbé en la cama. Me dolía mucho el vientre y decidí llamar a un maestre. Cuando vino, me palpó la zona. Después de unos largos minutos, anunció:
—Estás embarazada.
Me quedé perpleja y le eché de la habitación habiéndole hecho prometer que no se lo contaría a nadie. ¿Debía contárselo a Ramsay o debía esperar?
Me tumbé y cerré los ojos, cansada. Cuando Ramsay llegó yo ya estaba despierta, sin haber podido dormir mucho.
—¿Por qué has venido tan tarde?
Él alzó una ceja.
—¿Tarde? Ha pasado media hora desde que te fuiste a la habitación.
Él se percató de mis ojeras.
—¿Te encuentras bien?—preguntó preocupado.
—Sí—dije mientras sentía que me desmayaba.
Cuando abrí los ojos, vi gente alrededor mía, entre ellos un maestre y Ramsay. El enfado en su expresión hizo que supiera que él sabía lo del embarazo.
—¿Cuándo pensabas contármelo?
Decidí hacerme la inocente.
—¿El qué?
—El embarazo, Rhoslyn.
—¿Estoy embarazada?—pregunté sin ánimos.
De repente, un mensajero llamó a Ramsay.
Él salió de la habitación junto a él y volvió en unos minutos con una expresión seria.
Se fueron todos de caza y aunque yo quería ir, el maestre me había aconsejado no moverme bruscamente. Fui a dar un paseo y me topé con Myranda. Iba a darme la vuelta cuando oí su voz.
—¿Qué hará Ramsay?—dijo con un atisbo de tristeza.
—¿Con qué? —pregunté desconcertada.
—Ah, ¿Ramsay no te lo ha contado? Pues lo haré yo. Estoy embarazada de él—soltó sin más.
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Se acerca el invierno
Historical FictionRhoslyn Stark es hija de unos de los hombres más reconocidos del Norte, Wyman Manderly. Su vida era sencilla con su marido, Robb Stark, pero el destino le tenía otros planes al presenciar la muerte de su esposo y tener que casarse con el hijo bastar...