Capítulo 7-Celos

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Sus palabras me dejaron anonadada. No podía ser, ella estaba embarazada de Ramsay y él lo sabía pero no me lo había contado. Le di una bofetada en la cara, enfadada. Ella se quedó estupefacta y cuando reaccionó e intentó golpearme, agarré su brazo y la di una fuerte patada en el vientre esperando que eso hiciese que abortara. Se cayó para atrás y oí a alguien correr hacia nosotras.
-Rhoslyn, ¿qué has hecho?-dijo Ramsay mientras ayudaba a Myranda a levantarse.
-Me ha empujado-respondió Myranda con una falsa inocencia.
Ramsay me miró extrañado y confundido.
-¿Por qué lo has hecho?
-¡ELLA ESTÁ EMBARAZADA DE TI Y NO ME LO CONTASTE!-grité histérica.
Todo el mundo salió corriendo al oír mi grito.
Ramsay me agarró del brazo y dijo:
-Te llevaré a tu cuarto para que podamos hablar a solas-dijo mientras mandaba a un maestre que ayudase a Myranda.
Me agarró y yo me intenté soltar dándole patadas.
-No te resistas, podrías hacer daño al bebé-dijo en un tono preocupado.
-No hagas como si te preocupases por mí. Nunca lo has hecho. La prefieres a ella, ¿verdad?-dije enfurecida.
Él no respondió y me llevó hasta la habitación.
-Túmbate en la cama y relájate. Te traeré una taza de té.
-¡No quiero té, quiero matarla!
Él se marchó y volvió con una taza de té.
-Bebételo, y no quiero más escenas de celos. No me gustan.
En cuanto bebí un sorbo de té, sentí cómo mis párpados se cerraban.
Cuando me desperté, no había nadie en la habitación. Echaba de menos a Theon porque era la única persona en la que podía confiar. Me levanté y me dirigí al comedor. Allí no había nadie ya que Roose, Walda y su hijo murieron bajo circunstancias misteriosas,aunque yo sabía que había sido Ramsay. Me senté en el asiento más importante de todos. Comí algo de estofado y carne de jabalí algo cruda recién cazada.
-Esta buenísima-pensé mientras sentía la sangre manar de mi boca.
Me levanté y me marché corriendo cogiendo un puñal en el acto ante la mirada atónita de ambos. Me lo guardé bajo mi camisa y me dirigí a ver a Myranda. Sabía que estaba con Ramsay , así que me dirigí al cuarto del maestre. Me sorprendí al ver que él no estaba allí. El maestre me intentó sacar de la habitación con palabras amables. Sin duda Ramsay se lo había ordenado. Busqué el puñal y se lo clavé al maestre entre las costillas. Después le rajé la garganta. Había sido demasiado fácil, ni siquiera se había resistido. Me acerqué a Myranda, que todavía estaba dormida. La iba a apuñalar cuando Ramsay apareció en la puerta, pero no lo impidió sino que se quedó parado en la puerta animándome a hacerlo. La apuñalé varias veces haciendo que mis manos se llenasen de sangre. Ramsay se acercó a mí y me arrebató el puñal, lo limpió y lo guardó en un cajón. Llamó a un maestre para informarle de la muerte de Myranda y este dijo:
-¿Qué harás con el cadáver?
-Dádselo de comer a los perros-ordenó.
Fuimos a la habitación y me senté.
-Sé que estas enfadado conmigo por lo que he hecho y lo entiendo, pero ella iba a destruir nuestro matrimonio si tenía un hijo tuyo y-
Él me interrumpió besándome apasionadamente y lamiendo la sangre de mis labios. Me alejé un momento para decirle:
-Pensaba que ibas a enfadarte.
-Jamás podría enfadarme contigo.
Mi corazón dio un vuelco al oír esas palabras. Él me tumbó en la cama suavemente y me desnudó. Acto seguido, él también se desvistió y tiró la ropa al otro lado de la habitación. Se situó encima de mí y empezó a besar y a morder mi cuello. Luego bajó hasta mis pechos, lo que me hizo soltar un gemido. Me penetró rápidamente y le arañé la espalda con fuerza, haciéndole heridas. Sus embestidas fueron aumentando de intensidad mientras que me acariciaba todo el cuerpo, lentamente pero con firmeza. Llegamos al orgasmo juntos y se tumbó a mi lado. Su mano se posó en mi tripa y la acarició con suavidad. Ramsay sonrió tiernamente y me dio un beso en la mejilla.
-Vamos a tener un hijo-dijo impresionado.
-Ya-dije desilusionada porque era un futuro que no me interesaba.
Él se percató de mi desilusión y me acarició el cabello suavemente.
-Si no quieres tenerlo, no te obligaré a nada.
-Necesito pensarlo-respondí.
Nos quedamos en silencio por unos minutos sin saber qué decir. Al final, él rompió el silencio:
-Tengo que contarte algo.
-¿El qué?
-¿Te acuerdas de Jon Nieve?
-Si, ¿qué pasa con él?-pregunté confundida.
-Quiere recuperar el Norte para los Starks y está reuniendo un ejército.
-Si quieres, te ayudaré a luchar
-Quiero que me ayudes, pero no de esa forma. Quiero que seas astuta y que te infiltres. Quiero que me pases información acerca de su ejército.
-Está bien-accedí.
-Debes dirigirte al Castillo Negro, y convercerles de que te dejen quedarte allí, aunque no será difícil. Deben creer que me odias y que soy un monstruo y que por ello te escapaste de aquí.
-Lo haré lo mejor posible.
Unas horas más tarde, estaba despidiéndome de él. Me había vestido con ropa vieja y sucia. Ramsay me dirigió una mirada triste y una lágrima cayó por su rostro mientras me abrazaba. Me dirigí al Castillo Negro a caballo y pasaron unos días fríos en los que solo me alimentaba con bayas y frutos. Al llegar al, un cuerno sonó y la voz de Jon Nieve se escuchó.
-Abrid las puertas-dijo gritando.






Se acerca el inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora