"Hola mamá.
Lamento no haber ido a visitarte en meses, y haber dejado de escribirte las cartas que suelo enviar, en serio deseaba hacerlo, pero no me sentía bien. Las misiones se alargaron demasiado, y no encuentro ningún tipo de hueco para tiempo libre, quizás, si es que lo tuviera, tampoco podría ir a verte.
Mamá, estos días se volvieron horribles y sigo sintiéndome muy mal, porque no he sido una buena persona, o digno de ser llamado un héroe. Hice algo malo a una persona inocente y me arrepiento demasiado...
Me asusta pensar que estoy volviéndome como él, como mi padre...
No le dije a nadie lo que sucedió, aunque creo que todos lo saben, y no soporto sus miradas de culpa o de lástima. Varios fueron un poco culpables, pero yo siento mayor peso que todos ellos... Dios, quisiera ser como Midoriya, Kirishima y Bakugo, quienes fueron los únicos eximidos de culpa en todo este asunto.
Yo... Yo quisiera regresar el tiempo atrás y corregir lo que hice. Quisiera tener ese poder de arreglar mis errores y hacer todo lo contrario a lo que alguna vez creí correcto, ¿Y por qué? Porque sé que estuvo mal, y no hay día en que mi corazón no duela por eso.
¿Sabes? Siento algo por una chica.
No es una chica especial, como las del resto de mi clase. De hecho, ella es lo más común que existe. No soy bueno para describir, pero sus rasgos más notorios son que tiene el cabello castaño, los ojos marrones, la piel un tanto morena y es de baja estatura. Muchos dicen que no es una chica bonita, y desde que la conozco, la he visto caerse y fallar en los entrenamientos un montón de veces, como si no tuviera control sobre sus torpes acciones.
Le avergüenza hablar de frente, y se le hizo difícil iniciar una conversación con el resto de la clase, siendo mi amigo Midoriya quien le sacó el primer tema. También suele ser un poco tímida con las misiones, ejecutando acciones extrañas y complicándose la vida para preguntarle a los civiles si se encuentran bien.
La verdad, ella es muy sencilla. Si, quizás un poco tímida y nerviosa, pero es normal entre lo que cabe. Me gusta su sonrisa y la forma en la que sus ojos brillan cuando está feliz, y también su horrible forma de escribir kanji, que puedo notar cuando tenemos exámenes escritos y ella entrega unos segundos antes de mí... Realmente la veo como una chica muy buena, en todo sentido. Sé que no es perfecta, pero sus imperfecciones me gustan, incluso su torpeza es... ¿Tierna? Yo no lo sé, pero Yaoyoruzu me dijo que ese sentimiento de nerviosismo y preocupación por ella se debe a qué siento cosas hacia su persona.
Creo que es la razón por la que me siento más tonto de lo que hice.
Mamá, desde que la conozco ella me mira.
Se sienta hasta atrás, junto a mi compañera Yaoyoruzu. Varias veces descubrí sus ojos sobre mí, lo que... Me molestaba mucho. Su mirada me incomodaba tanto, y cuando la volteaba a ver por ese sentimiento raro, sus mejillas se ponían muy rojas y desviaba la mirada hacia otro lado, y la verdad, no entendía para nada esa reacción de su parte.
En los entrenamientos, su mirada variaba de mí a las cosas que estaba haciendo, y la observé tropezar y hacer el ridículo solo por estar demasiado concentrada viéndome.
Yo odiaba eso. Me sentía juzgado por su mirada, acosado, como si es que ella me estuviera analizando demás para luego burlarse de mí. Lo peor es que solo lo hacía conmigo, puesto que a los demás parecía ignorarlos. Sentía rabia por eso, y no me gustaba para nada, y todos los días me convencía a mí mismo de que ella era del tipo persona que buscaba el mínimo detalle para hacer malos comentarios.
Fue tonto desconfiar, sobre todo soltar todo lo que llevaba reprimiendo en un momento tan crucial.
Estaba tan enfadado, mamá... Nos había ido mal en la misión, pero ni siquiera sé si realmente estaba enojado por eso o no. Quizás él peor error de ella fue intentar hablar por primera vez conmigo en ese arranque de ira.