Todoroki Shoto no sería el tipo de hombre que tendría sexo casual con cualquier mujer que viera por ahí. De hecho, se podría decir que nunca había experimentado el deseo de tener a alguien entre sus brazos, pegado a su cuerpo, chocando sus labios y saboreando el momento.
No, no era un hombre así. No era un hombre que sintiera amor por una persona a la que conoce desde hace mucho tiempo, ni tampoco uno que demostrara sus sentimientos abiertamente como cualquier persona. Él era un héroe, cuál tenía nervios de acero, y no demostraba ni el más mínimo ápice de debilidad en cualquier tipo de situación.
Un hombre que, si bien había tenido más de una oportunidad de entablar una relación con una hermosa mujer, o incluso un guapo hombre, no había cedido ante eso, porque no era capaz de sentir aquel deseo que su amigo tantas veces le había mencionado, ese que llena el corazón, que hace que sientas la necesidad de estar con ese alguien que hurtaba tu vida. Y tampoco le necesitaba. ¿Cómo extrañar algo que no conoces? A la edad de 25 años, todo lo que había hecho con su vida era trabajar como un loco, tornándose un héroe reconocido por todo el mundo, a la par de el símbolo de la paz; Deku, o el símbolo de la victoria; el poderoso Dynamithg.
Y no sabía que podía sentir algo más allá, hasta una fatídica noche, en dónde se reencontró con aquella mujer de su infancia, cuál había sido su amiga y le apoyaba en el momento en el que aún era un simple crío. Esa mujer que le sacaba 5 años de edad, y que ahora se había vuelto una exitósa psicóloga que deseaba culminar su vida con una bonita familia.
Y la verdad, no recordaba mucho más de lo que su consciencia le permitía.
¿Por qué fue a ese bar aquella noche?
¿Por qué, entre tragos, aquella melena de color chocolate y esa piel canela le habían parecido tan atractivas?
¿Por qué sus labios se le hicieron magnéticos, rogando besarla con un deseo que jamás sintió antes?
¿Por qué sus manos se movieron desesperadamente sobre la curvilínea silueta de una desconocida que no había visto hace más de 20 años?
¿Por qué se dejó envolver en la seducción de su cuerpo, y la labia de sus ojos, juntando sus belfos mientras se llevaban mutuamente al paraíso?
¿Por qué se sintió tan bien?
Jamás lo entendería del todo, porque nunca lo experimentó antes. Y como la persona ignorante ante algo desconocido, se aterró, huyendo apenas sus policromos ojos se abrieron, dejando atrás a una hermosa mujer envuelta entre sábanas, que hasta hace poco se había dormido sobre su pecho.
Y creyó no volver a verla nunca más. Creyó que las cosas se habían quedado en un vacío que cubrió con tierra y que jamás volvería a presenciarlo otra vez. Fue ingenuo al pensar que su vida de soltero seguiría el mismo camino que antes, entre el trabajo, su casa, sus amigos, su lecho...
Todoroki era un hombre, o más bien, un niño. Era un chico tan ingenuo que varias veces se hizo difícil comprenderlo. Las personas que llegaban a tenerle la suficiente confianza a veces se confundían al presenciar una actitud tan inocente y "tonta" en un hombre de mirada tan fría. Era un héroe, pero también un humano, y al presenciar por primera vez la muerte ante sus ojos, su cerebro creó una defensa traumática, que le obligó a asistir a terapia psicológica para recomponerse, para que volviera a hacer su trabajo adecuadamente como lo había estado haciendo todos esos años de éxito rotundo.
Al entrar a la consulta por primera vez, se preguntó porqué sus amigos no pudieron escoger otro centro psicológico para tratarlo, puesto que, en esa estrecha sala, se encontró con esos marrones ojos que creyó dejar en el pasado aquella noche del bar. Su corazón latió nervioso al ser partícipe de una conversación, en la que la psicóloga ____ le preguntaba y le aconsejaba, con una cálida sonrisa que hacía erizar los bellos de su cuerpo. Estaba inquieto, muy tenso, a pesar de que la conversación fluyera de manera amena.