- Jodida mierda...
Era una hermosa noche, dónde aquel manto de color azul oscuro estaba salpicado con brillantes esferas de luz, incluso más de las usuales. Aquel satélite natural resplandecía con gracia. Los ruidos de la ciudad eran leves, siendo solo perturbados por algunos motores de autos por la carretera, los perros ladrando o los pasos de la gente por las rutas más transitadas.
Si, definitivamente todo estaba bien.
Todo, además de cierto hombre de cabello bicolor que conducía con la frustración al límite, y unas inmensas ganas de asesinar a quien se cruzara en su camino. Casi se podían ver las venas de sus sienes por todo el peso que se estaba callando en ese momento, porque estaba demasiado molesto. Sus nudillos blancos sobresalían por el potente agarre sobre el manubrio, mientras que su encorelizada mirada no se desviaba del camino, escuchando solamente a la chica del GPS, que le indicaba el camino para seguir.
Mientras más se acercaba al lugar, planeaba una mejor forma para asesinar a esa pequeña mocosa. Le iba a meter en grandes problemas si estaba haciendo lo que él creía que estaba haciendo, y no le agradaba en nada. Pero detuvo el auto abruptamente, cuando notó que, por la vereda de aquella avenida, iban caminando muy alegres un grupo de idiotas, y entre ellos, estaba esa pequeña chiquilla irresponsable.
Aparcó y se bajó del auto. Temblaba de ira y sentía que explotaría en cualquier instante. Las risas insufribles de ese grupo de imbéciles solo le hacía enojar más.
- No me gustaría creer... Lo que creo ¿Sabes? Porque es estúpido, y no tiene sentido... - Se burló la de rosados cabellos, dejando su cabeza caer sobre el hombro del azabache. - ¿Alguna vez han pensado en la variedad de colores de pelo que tenemos en el grupo?
- Chicos, me siento para el culo... - Replicó el rubio. Un pelirrojo le sujetó para que no se cayera al piso.
- Mierda, ya cállate.
- ¡No le grites a Denki, pedazo de homosexual! - Reclamó la más baja del grupo.
- ¡¿Ah?! ¡¿Cómo me acabas de llamar, basura?! - Gritó el cenizo, girándose con cuidado para no despertar al chico que dormía en su espalda.
- Solo siete sílabas. - Indicó, levantando nueve dedos. - Ho-mo-se-xu-al.
- Pedazo de mierda...
- Si ____, blasty no es gay, su novio si, pero él no.
- Tú cállate pendejo, estás bien guapo. - Respondió divertida la pelirosada. - ¡¿Saben qué?! ¡Deberíamos reírnos un poco más! ¿Que les hace sonreír cuando están tristes?
- El porno. - Mencionó de inmediato Sero.
- Imaginar un dinosaurio intentando masturbarse. - Apoyó el pelirrojo.
- Ustedes están totalmente dementes. - Rió la castaña.
- Oigan, deberíamos besarnos para romper la tensión. - Sugirió el pelinegro.
- Apoyo a Hanta, como parte fundamental de este grupo, yo digo que debemos reforzar nuestra amistad. - Decretó la chica más alta.
Se detuvieron al momento en el que la pelirosada le tomó la cara al de negros cabellos, y comenzó a acercarlo a su rostro con los labios estirados. Los otros tres que sobraban miraron con atención a la parejita, y el cenizo los ignoró, más preocupado de su dolor de espalda por haber estado cargando a su chico hace ya 20 minutos.
- ¡____! - Escucharon desde atrás.
Como si todos allí se llamaran ____, giraron la cabeza para ver de quién se trataba. Casi todos quedaron confundidos, exceptuando a la más baja del grupo, que sintió que se le bajaba la presión al ver el característico cabello de aquel hombre, y ese rostro que detonaba un "estás muerta".
