| Capitulo XII |

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Sangre y Rabia:

Me acerqué a Daniel lo suficiente para poder quitarle mi cuchillo de un golpe. Mis movimientos eran rápidos y precisos, era como si mis músculos aún recordasen para lo que habían sido entrenados. Aun así, él no se quedó atrás, detuvo mis golpes en seco, defendiéndose sin necesidad de atacarme.

-Bella -susurró Daniel luego de tener que agacharse, esquivando la hoja del cuchillo cuando traté de clavarlo en su garganta -necesitas respirar -concluyó pasando uno de sus brazos por mi cuello y atrapando uno de mis brazos en su llave.

Golpee su estómago con el codo de mi brazo libre, logrando liberarme de su agarre. Sus movimientos eran esquivos y eso solo aumentaban mis ganas de lastimarlo. Llegué al punto en donde mi vista se tornaba borrosa, sin embargo, mis movimientos se volvían cada vez más certeros, rápidos.

-Lo único que tenías que hacer era darme la maldita piedra -dije con ira antes de escucharlo gritar, había dado en el blanco.

El blanco es su corazón.

-Bella, estás perdiendo el control.

No. Jamás perdería el control.

-Qué raro, me siento perfecta -respondí dando una rápida vuelta sobre mi propio eje antes de intentar clavar el cuchillo en su garganta otra vez.

- ¿Estás loca? Pudiste matarme -dijo después de haber escapado de mi ataque.

Ese es el punto.

-Ese es el punto.

No...

-Isabella, reacciona -me gritó mientras golpeaba mi brazo, desviando la hoja de mi navaja.

- ¿Quieres saber a cuantas personas asesine durante mi tiempo de servicio? -pregunté atrapando su brazo y doblándolo por detrás de su espalda.

-Temo que la respuesta no sea de mi agrado -dijo con el karambit contra su cuello antes de tirarme un cabezazo y alejarse, tratando de tomarse un respiro.

-Maté a mafiosos, secuestradores, violadores, personas deplorables, sin embargo, solo cuento a los cinco que si me importaban: mi equipo -respondí con una sonrisa amarga mientras sentía como una lágrima caía por mi mejilla y simplemente se volvía vapor -Por cierto, aquí no hay tiempo fuera -añadí caminando en su dirección antes de acabarlo.

-Lo sé -respondió antes de tratar de tirarme un puñetazo.

-Eso no fue muy caballeroso de tu parte -dije tomando su brazo en el aire y tratando de enfocar mi mirada en su rostro.

-No eres la más indicada para juzgarme, trataste de clavarme un cuchillo en la garganta, no sé lo que creas, pero en parte te lo merecías -dijo tratando de soltar su brazo, pero lo retuve, empezando a aumentar la fuerza de mi agarre.

-Igual, debiste dar en el blanco cuando tuviste la oportunidad -dije empezando a sonreír mientras él caía de rodillas por la presión que ejercía sobre su brazo.

-Bella, me estas quemando -dijo él tratando de que lo suelte.

- ¿El niño no tolera un poco de calor? -preguntó una voz mucho más intensa que la mía antes de que él me tire un puñetazo en la boca del estómago dejándome sin aire.

-En serio, lo siento -dijo tratando de alejarse mientras tomaba un respiro.

-Oh... Ahora sí le diste al blanco -dijo la voz, misma que parecía dejar mis labios, pero no era yo.

Me levanté como pude después de unos segundos en el suelo, recuperado el aire.

-Bella, mírate -gritó Daniel colocándose detrás del espejo ubicado en la habitación -lo que le pasó a tu equipo no fue tu culpa.

Antes del Amanecer ·ADA1/2·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora