Sangre y Rabia:
Me acerqué a Daniel lo suficiente para poder quitarle mi cuchillo de un golpe. Mis movimientos eran rápidos y precisos, era como si mis músculos aún recordasen para lo que habían sido entrenados. Aun así, él no se quedó atrás, detuvo mis golpes en seco, defendiéndose sin necesidad de atacarme.
-Bella -susurró Daniel luego de tener que agacharse, esquivando la hoja del cuchillo cuando traté de clavarlo en su garganta -necesitas respirar -concluyó pasando uno de sus brazos por mi cuello y atrapando uno de mis brazos en su llave.
Golpee su estómago con el codo de mi brazo libre, logrando liberarme de su agarre. Sus movimientos eran esquivos y eso solo aumentaban mis ganas de lastimarlo. Llegué al punto en donde mi vista se tornaba borrosa, sin embargo, mis movimientos se volvían cada vez más certeros, rápidos.
-Lo único que tenías que hacer era darme la maldita piedra -dije con ira antes de escucharlo gritar, había dado en el blanco.
El blanco es su corazón.
-Bella, estás perdiendo el control.
No. Jamás perdería el control.
-Qué raro, me siento perfecta -respondí dando una rápida vuelta sobre mi propio eje antes de intentar clavar el cuchillo en su garganta otra vez.
- ¿Estás loca? Pudiste matarme -dijo después de haber escapado de mi ataque.
Ese es el punto.
-Ese es el punto.
No...
-Isabella, reacciona -me gritó mientras golpeaba mi brazo, desviando la hoja de mi navaja.
- ¿Quieres saber a cuantas personas asesine durante mi tiempo de servicio? -pregunté atrapando su brazo y doblándolo por detrás de su espalda.
-Temo que la respuesta no sea de mi agrado -dijo con el karambit contra su cuello antes de tirarme un cabezazo y alejarse, tratando de tomarse un respiro.
-Maté a mafiosos, secuestradores, violadores, personas deplorables, sin embargo, solo cuento a los cinco que si me importaban: mi equipo -respondí con una sonrisa amarga mientras sentía como una lágrima caía por mi mejilla y simplemente se volvía vapor -Por cierto, aquí no hay tiempo fuera -añadí caminando en su dirección antes de acabarlo.
-Lo sé -respondió antes de tratar de tirarme un puñetazo.
-Eso no fue muy caballeroso de tu parte -dije tomando su brazo en el aire y tratando de enfocar mi mirada en su rostro.
-No eres la más indicada para juzgarme, trataste de clavarme un cuchillo en la garganta, no sé lo que creas, pero en parte te lo merecías -dijo tratando de soltar su brazo, pero lo retuve, empezando a aumentar la fuerza de mi agarre.
-Igual, debiste dar en el blanco cuando tuviste la oportunidad -dije empezando a sonreír mientras él caía de rodillas por la presión que ejercía sobre su brazo.
-Bella, me estas quemando -dijo él tratando de que lo suelte.
- ¿El niño no tolera un poco de calor? -preguntó una voz mucho más intensa que la mía antes de que él me tire un puñetazo en la boca del estómago dejándome sin aire.
-En serio, lo siento -dijo tratando de alejarse mientras tomaba un respiro.
-Oh... Ahora sí le diste al blanco -dijo la voz, misma que parecía dejar mis labios, pero no era yo.
Me levanté como pude después de unos segundos en el suelo, recuperado el aire.
-Bella, mírate -gritó Daniel colocándose detrás del espejo ubicado en la habitación -lo que le pasó a tu equipo no fue tu culpa.
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Antes del Amanecer ·ADA1/2·
Fantasy¿Qué tal si escapé de un pueblo que se suponía que era seguro? ¿Me ayudarías? ¿Qué tal si corro de un accidente que eliminó rastro alguno de aquellos que yo consideraba familia... Del amor que sentía? ¿Qué tal si todos creen que estoy muerta? Probab...