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— Papá, ¿Crees que algún día podrías comprarme ese traje? — Le preguntó su hija, Aileen.

— Claro que si cariño, papá hará lo posible para comprarte ese traje ¿Si?

— No quiero que trabajes tanto, te extraño.

— Tendré que hacerlo si quieres tu traje, bebé. — Le dijo Liam mientras acariciaba sus hombros se agachaba a su altura. — Hablaré con el tío Hazz para que te cuide ¿Si? Le preguntaré si puede llevar a Lizeth.

— Ella me cae bien.

— Lo se, solo serán un par de noches y luego tendrás tu traje. — Liam besó su mejilla y le sonrió. — Vamos por ese helado que tanto querías.

— ¿Menta y chispas de chocolate?

— No puedo creer que seas mi hija.

Ambos rieron.

Liam había quedado embarazado a sus dieciséis años, aún recordaba cuando había llorado al saber que tendría un niña. Al instante llamó Niall, su novio en ese entonces, avisándole que tendrían una hermosa hija.

Liam obviamente no esperaba que a los meses que su hija naciera, su novio se fuera a quien sabe dónde. Fueron años y años que le costó que su hija creciera y que viviera con los lujos que ella quisiera, que no le faltara nada y que sea feliz, sobre todo que fuera feliz.

Fue hasta entonces que su hija cumplió trece y Niall apareció, trataba de ayudar en lo que más pudiera a Liam para que no lo odiara más de lo que ya lo hacía. Aileen por otro lado adoraba a su padre, había escuchado aquella disculpas que le había dicho Niall y lo perdonó.

Niall ahora estaba casado, mientras que él seguía solo como perro en carretera, bueno, en realidad tuvo muchos novios, algunos se los había presentado a su hija y otros que era mejor no saber ni siquiera sus nombres.

El último lo había conocido en un supermercado, en el cual trabajaba de hoy en día, el chico ya no, por suerte. Su gerente era un total idiota, pero trabaja por lo mismo que todos.

Por el dinero.

Hoy era domingo, así que mañana se levantaría temprano a trabajar y a pedirle a su jefe unos turnos extras.

De todas maneras todo lo hacía por su hija.

— Papá, el señor te está pidiendo dinero. — Le dijo Aileen moviendo su brazo para saliera de su estado de shook.

Un vagabundo estaba frente a él con un tarro para que metiera algunos billetes.

— No tengo nada, perdón.

— ¿Y con que compraste esos helados?

— Con lo último que tenía.

— Perra.

Liam abrió su boca ofendido.

— No tengo dinero, lamento no tenerlo para ti.

— Vete al diablo.

— ¡No tú vete al diablo!

— Papá, cálmate. — Le dijo Aileen mientras tomaba su mano y le pedía que se sentara en la banca. — Todo el mundo nos mira, por dios.

— ¡Hijo de perra!

— Listo, ya, papá.

— Ya me calmé. — Dijo para luego suspirar. — Vámonos, ya se hace tarde.

ꗃ 김 💵 전 ୬ 🤍

Eran exactamente las ocho de la mañana cuando Liam ya estaba en su trabajo, había atendido ya a tres personas y ya se sentía exhausto. A lo lejos vio a su gerente así que le pidió a una de sus compañeras que lo cubriera, fue donde el hombre y con su mejor sonrisa se lo pidió.

THE MAFIA BOY - ZIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora