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— ¡Papá! — Saludó Aileen a su padre.

— Hola pequeña. — Niall la recibió entre sus brazos y besó su cabeza. — Ve a vestirte, te iré a dejar a la escuela.

Aileen se fue hacia su habitación dejando a Niall y a Liam solos en la sala principal.

— ¿En que estas metido?

— En nada, solo tengo que hacer unos pendientes, solo te pido que la vayas a dejar, luego yo la iré a buscar.

— Antes de que te vayas, yo quería decirte algo.

— Claro, dime.

— Y-yo...

— Estoy lista, ¿Nos vamos? — Dijo Niall ya lista con su uniforme puesto, tomó la mano de su padre esperando que se fueran al auto.

— Más tarde me lo dices, me tengo que ir. — Dijo esta vez Liam. — Adiós cariño, que tengas un buen día.

— Te quiero.

— Adiós.

Liam tomó sus cosas y salió de su casa, la cual recordó que tenía que pagar lo antes posible. Se subió a su auto y condujo hasta un supermercado, compraría las cosas más caras que pudiera, pagaría con dinero falso y luego de un par de días devolvería las cosas y le entregarían dinero real.

— Eres tan inteligente. — Se dijo así mismo mientras se estacionaba en el estacionamiento de el supermercado.

Entró al supermercado y tomó un carrito, comenzó a escoger juguetes, licuadoras, un televisor, un teléfono y un montón de cosas sumamente caras.

— ¿Celebra algo? — Le preguntó el cajero mientras pasaba las cosas por su caja.

— Mi hermano se está por casar, haré que escoja su regalo. — Explicó.

El chico asintió comprendiendo, vio como el rubio sacaba sus billetes y se los pasaba. El cajero los recibió y sacó una máquina.

— ¿Qué es eso?

— Es para saber si los billetes son reales o falsos.

Liam asintió, con un poco, mucho, de miedo, vio como el chico pasaba todos los billetes por aquella máquina. Suspiró y sintió como su alma volvía a su cuerpo al escuchar el sonido de que si eran reales, bueno, que habían pasado como reales.

— Tenga su recibo, tiene hasta treinta días de devolución.

— Adiós.

Con una sonrisa salió del supermercado y guardó las cosas en su auto, soltó un pequeño suspiro y se fue hacia su casa. En cuanto llegó guardó las cosas en su garaje ya que no quería que Aileen le hiciera un cuestionario de por que tenía todo ese montón de cosas.

Al terminar de guardar las cosas, le mando un correo a su gerente justificando el por que había faltado hoy. Según se le había muerte el perro, cuando Liam era alérgico, y que tenía que acompañar a su hija en este triste momento.

Luego de mandarle su gran mentira a su jefe, se subió nuevamente a su auto para ir en busca de su criatura. Fue lo más rápido que pudo ya que se le estaba haciendo tarde, apenas llegó corrió hacia la entrada viendo a Aileen sentada en los escalones, lo vio y fue hasta él.

— ¿Dónde estabas? Casi no queda nadie en la escuela.

— Ya se, perdón, olvidé que hoy salías temprano. — Se disculpó para luego besar su cabello. — Hoy si te bañaste.

— Como lo prometí.

Liam sonrió.

— Vámonos a casa, pequeña.

THE MAFIA BOY - ZIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora