La noche estaba fría, el vaso de vino estaba cristalizado, posado en la mesa ratonera de mi jardín, mi cigarrillo sostenido por mis dedos se consumía tan rápido como mí alma.
Recostada en el sillón admiraba el verde del pasto, levante la mirada, admire también las copas de los árboles que se movían de un lado a otro dejándose llevar por la intensidad del viento.
El cielo se rodeo de nubes negras, solo se veía la belleza que irradiaba la luna.
Mirando la luna, sintiendo el viento helado en mi rostro rompí en llanto, el pecho se me agitaba cada vez más, se imposibilitaba el poder respirar, sentia que se me desgarraba el alma, sentía como cada parte de mi corazón se rompía.
El vaso de vino se vacío, el cigarrillo se consumió, mi rostro ardía y las lágrimas poco a poco desaparecían.
En ese momento entendí que todo había acabado, que ya no quedaba nada.
Entendí que después de esa noche fría dejaría de ser yo, era hora de un giro, era hora de voltear la página.
Entendí que por más triste que fuera había que ponerle un punto final a la historia, aunque ella jamás inició.🌻SG🌻