♥9♥

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Aparté a Pete de un empujón y le miré fijamente a los ojos.
Esta realmente enfadado ¿De qué iba esto?
-Pete ¿Qué haces? -pregunté
-Yo creí que... bueno... que te gustaba- contestó con un tono sorprendido.
-Pues creías mal Pete. Yo.. yo no puedo permitir esto - ¿Quizá era así como se sentía Frank después del beso? Aunque, verdaderamente, el que me besó fue el Frank... no tenia excusa.
Agarré mi abrigo y salí del plató.
Pete me siguió hasta el coche
-¡GERARD! ¡GERARD!- gritaba
-Que quieres Pete. - le contesté mientras abría la puerta y dejaba el abrigo en el asiento del copiloto.
-No quiero que cambie nada, por favor, lo último que esperaba que pasara era esto - Me giré, furioso.
¿¡Cómo se le ocurría besarme así? ! ¿¡Y encima me pide que no cambie nada?! Esto parecia una absurda comedia inglesa.
-¡Pete no me puede pedir que después de eso no cambie nada! ¿¡Eres consciente de lo que acabas de hacer? !
-Pero Gerard...
-No, nada de peros - quizá estaba siendo demasiado cruel con el, yo hice lo mismo con Frank, en cierto modo era parecido aunque no identico- ya hablaremos Pete.
Entré en el coche, arranqué y fuí al bar, todavía era relativamente pronto y no tenía ganas de llegar a casa.
En el momento que crucé la puerta de aquer barucho de carretera un fuerte olor a alcohol y tabaco aturdió mis sentidos. Sentado sobre un descauchado taburete, apoyado sobre la barra de marmol, bebía y bebía en un intento desesperado de ahogar mia penas en el Wiski barato, sabía que me arrepentiria después de esto, pero eso poco importaba.
Poco a poco pasaban las horas y yo seguía ahí sentado dejando que el alcohol y el tabaco consumiera mi cuerpo, cuerpo el cual se estaba volviendo inservible, ya que el alma que arrastraba con el estaba al borde de la melancolía y la desesperación.
Ya eran las 3 de la madrugada cuando recuperé la consciencia de la hora que era.
Pagué la cuenta de rondas de wisky y ron, salí fuera y una brisa helada golpeó mi cuerpo.
No estaba en condiciones de coger el coche, al menos si no quería morir hoy.
Caí derrotado al suelo, machacado por la real incompetencia de la que mi cuerpo estaba lleno, era un perdedor, un sucio perdedor, que no sabe afrontar sus problemas y vive en su burbuja, hasta el día en el que un pequeño angel de cabellos oscuros la explotó, haciendome ver la triste y cruel realidad, ese ángel, el maldito Frank Iero.
Justo fue recordar su nombre cuando de la nada apreció el, por un momento creí que era mi mente jugandome una mala pasada, pero entonces me agarró fuertemente, apoyandome sobre su costado y agarrandome con uno de sus brazos.
-¡Joder Gerard! -exclamó mientras me movia pesadamente hasta su coche- ¿Por qué Gerard? Parece que te encanta hacerme daño...
Mi estado de sobriedad me impedía articular palabra alguna, con lo cual tube que limitarme a escuchar. Me metió la mano en el bolsillo y sacó las llaves de mi coche, me sentó en el asiento de copiloto y el en el del conductor. Arrancó y comenzó a conducir.
-De verdad, no creía que volverias a hacerlo, esperaba mas de ti - Mi cabeza estaba apoyada en el cristal y me limitaba a escuchar como Frank se decepcionaba y me sermoneaba, incluso yo tenía asco hacia mi mismo, no era el único que me odiaba.
Llegamos a mi casa, Frank me cogió como pudo, me metio dentro de casa, me subió al dormitorio y me dejó sobre la cama.
-Me da miedo dejarte solo otra vez... no quiero que cometas otra locura...- escuché como sus pasos se dirigian a la habitación de Bandit, el cruzaba palabras con la canguro y a los 10 min escuché el sonido de la puerta de la calle cerrandose.
¿Me había dejado Frank solo otra vez?
Entonces le ví entrar de nuevo en mi habitación, se quitó la camiseta y se tumbó a mi lado, no se si fue el alcochol o las ganas que tenía de el, pero me giré y le abracé, no quería besarle por miedo a su reacción
-Gerard...- dijo mientras me devolvía el abrazo- te quiero

Action Cat ♡Frerard Hard♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora