14; Bae.

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-¡Joder Ally! ¡No empieces tú también!

- ¡Sabes que Dean tiene razón! Xía, es vuestra oportunidad. Tu oportunidad...

Era consciente de que ambos tenían razón, pero no estaba dispuesta a admitirlo, o al menos, no tan pronto.

- Xía, piénsalo bien. Podéis empezar de nuevo, tener una vida y dejar de esconderos.

- ¡No! ¡Juré que le haría pagarlo todo! No quiero que piense que ha ganado todo el tiempo. Ally, sabes que le quiero, pero no puedo huir así como así.

- ¿Y qué quieres, eh? ¿Pasar toda tu vida huyendo? Tienes la opción de ser feliz después de mucho tiempo, con la persona a la que quieres, y es él el que se está sacrificando por ti -dejó de hablar para acariciarse las sienes-. Eres una cobarde. Siempre lo has sido, pero no quieres reconocerlo. Estas tan metida en la idea de "Oh, mírame, soy Uxia. Estoy jodida y no quiero que te acerques a mí, pero te enamoraré y luego te romperé el corazón" que no te das cuenta de lo que hay a tu alrededor. Has roto miles de corazones solo por diversión[1] y luego dices que eres tóxica para todos. ¡Tú misma buscas ser así!

No sabía qué responder. No valía la pena, estaba de acuerdo en todo lo que decía. Había estado tan centrada en mi auto compasión que no me fijaba en Dean, en lo que se sacrificó por mí.

×××

Una vez que tomas todas las decisiones que debes, es mejor no planteártelas de nuevo, porque sabes perfectamente en que por mucho que tengas una base bien formada todo se irá a la basura.

Dean me hacía feliz. Y causaba algo que me daba miedo. Me daba miedo de mí misma, porque, ¿cómo le dices a alguien que su simple toque te aterra? ¿O el hecho de que solo pensar en que te digan "te quiero" te da pánico? Era la mejor persona que había conocido en toda mi vida, e incluso yo era consciente de que se merecía algo mucho más a su altura.

- ¿Estás lista, pequeña?

Dejé de mirar la foto que sostenía en mis manos. Era de cuando tenía diez años. Mi madre adoptiva, mi hermano y yo le sonreíamos a la cámara que sostenía mi padre, si se le pudiese llamar así.

Estábamos celebrando el cumpleaños de Sam, mi hermano, en su restaurante favorito.

Fue el mejor día de mi vida, sin duda. Aunque no hubiese sido el centro de atención, estar junto a las dos personas que más quería en el mundo era algo que lo compensaba bastante bien.

Me gustaría volver a ver a Sam. Él ahora vive en Massachussetts junto a su mujer, Kay, y sus hijos, Martha y Bob.

Nunca los había visto, pero estaba segura de que de ahora en adelante podría hacerlo cuantas veces quisiera.

- Sí, siempre - sonreí.

×××

        - Uxia, venga, ¡quiero montar en la montaña rusa!

     Parecía un niño pequeño, y eso me encantaba. Tenía un brillo en sus ojos que pocas veces veía, y seguramente yo me encontraba igual.

     Dean era como mi salvavidas. Cada vez que me hundía el me sacaba a flote. Le necesitaba. Me ayudó a superar mis pesadillas, o al menos a no tenerlas tanto, y consiguió que pudiese dormir más de cuatro horas seguidas. Tuvo el logro de que me sintiese cómoda comiendo delante de otras personas, aunque yo por "otras perdonas" me refiera a solo él.

     Definitivamente, Dean me hacía feliz.

        - Tranquilo, hay tiempo para todo - susurré mientras le abrazaba por la espalda.

        - También quiero un helado...

     Rodé los ojos. Era como hablar con un niño pequeño.

×××

        - He estado pensando...

     Alcé la cabeza, sorprendida por su comentario. - ¿sí? ¿En qué?

        - Estaba pensado en que, tal vez si nos vamos de aquí, podríamos ser felices. Ya sabes, tú y yo, como una pareja normal... tampoco sé qué somos.

     ¿Qué le dices a alguien cuando te sugieren algo así? Podría ser una oportunidad, no lo negaba, pero no tampoco lo tenía claro.

        - Dean, yo... no estoy segura. Soy consciente de esa opción, aunque por el contrario podría parecer que me acobardo y no quiero eso.

        - ¿Y qué eliges? ¿Tu orgullo o poder vivir tranquila, sin persecuciones, sin miedo, sin llamadas extrañas?

        - Dean, no empieces otra vez... te recuerdo que ya tuvimos esta conversación.

        - ¿Que no empiece? ¡Siempre es lo mismo contigo! Nunca eres segura. Nunca es un sí o un no. Y no no puedo seguir así, no puedo, lo siento, pero no. Eres insegura, terca, desconfiada y cínica. ¡Aún así te quiero! ¡Es más, estoy enamorado de ti! ¡Terriblemente enamorado pero nunca te has dado cuenta! Te amo...

     Podía estar segura del blanco enfermizo de mi piel. Tenía los ojos completamente abiertos. No estaba segura de lo que yo sentía por él. No sabía si era amor, o placer, pero algo bueno era.

        - Lo pensaré, de acuerdo. Solo dame una semana.

     Asintió cabizbajo. Y había un silencio que podía cortarse con un cuchillo.

        - Dean...

     Levantó levemente la cabeza para mirarme de reojo y hacerme una seña cediéndome la palabra.

        - Te amo.

[1] Has roto miles de corazones solo por diversión: Es la parte de una canción (Homewrecker) de Marina and the Diamonds.

Vacía [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora