13; let me love ya.

52 3 0
                                    

- ¡Xía, salya! ¡No tiene gracia!

- Yo creo que sí, cariño.

- Sabes que nunca me han gustado estos juegos.

- Pues a mí me encantan - susurré mi entras le abrazaba por la espalda.

- Eres una hija de puta, ¿lo sabías? - sonrió.

- Probablemente lo sepa. ¿Te apetece otra carrera? - pregunté mientras me iba alejando de él.

Desperté. Solo fue un sueño, solo eso. Miré a mi derecha, y ahí estaba Dean. No sé cómo acabó sucediendo todo esto, solo ocurrió. Y tenía miedo. No quería hacerle creer que nada de lo nuestro había sido una mentira, cuando sucedió tan real. Tarde o temprano me iría de su vida, algún día.

Me levanté y vi que llevaba aún una camisa de Lucas. Le echaba de menos, y estaba segura de que siempre sería así. Él fue mi luz, mi gorrión.

Con una taza de café con vino frío fui a la terraza. Necesitaba pensar, saber qué le diría.

- Lucas, te necesito aquí... tú sabrías qué hacer...

También tenía pendiente el tema de Jhon, porque todavía no había mencionado nada sobre él. ¿Tenía que ser mi vida tan complicada? Solo pido paz.

Sentí unos brazos pasando por encima de mis hombros - ¿qué haces aquí? Vuelve dentro, conmigo - dijo susurrando en mi oído.

Me giré para verle mejor la cara. Estaba igual a cuando me desperté, con la diferencia de que ahora llevaba puestos unos pantalones de chándal.

- Estaba pensando... ¿qué hora es?

- Las seis y media.

- En ese caso... ¿desayunamos? - Sonreí.

Él me devolvió la sonrisa - claro, ¿qué te apetece?

- Fajitas.

- Pues fajitas serán.

Y así, entre cigarros y cervezas, nos conocimos un poco más. Como por ejemplo que tenía una hermana mayor que él, pero murió hace años por un accidente de coche, y que esa es una de mas razones por las que sus padres no pasan mucho tiempo con él.

Él aprendió de mí que era una persona extremadamente miedosa e infeliz.

- ¿Por qué te mudas tanto?

Ese era un tema que evitaba a toda costa, porque cuando un día te despiertas y bajas a desayunar, y te das cuenta de que estás sola, sabes que no merece la pena vivir en un mismo lugar. Y solo te queda huir, y huir, y huir. Huir de ti mismo.

Todo comenzó como una cadena de ajedrez. Hasta el más mínimo fallo podía derribar a una persona, a una familia, a un imperio.

Al final solo quedaba un eslabón. Ese eras tú.

- Yo fui adoptada. Mis padres biológicos me abandonaron en un orfanato, y cuando tuve seis años me adoptaron. Mi padrastro nos pegaba a mi madrastra y a mí, pero a su hijo no. Un día, le dio una paliza de muerte a Sophia, mi madre, y cuando yo lo vi no se me ocurrió otra cosa que darle un golpe en la cabeza.

» Cuando recuperó la consciencia y me encontró escondida, me pegó todo lo fuerte que pudo, al punto de romperme una costilla y la clavícula. Me recuperé del todo, y me echó de casa, pero mi hermano me ayudó a poder vivir, y me manda dinero de vez en cuando, el que luego yo le devuelvo - le dediqué una pequeña sonrisa.

- Lo siento mucho pequeña, nunca pensé que tu historia fuese a ser así.

- Sí, bueno, nadie se lo espera.

Dean se quedó pensativo, mirando a la pared que había delante suyo.

- Dijiste que tenías cosas que decirme.

- Lo sé... pero no sé si es el mejor momento.

- Yo estoy listo, quiero que me lo digas.

Le miré, dudando que qué debía hacer, y cómo tenía que contárselo. No todos los día le digo a alguien que un fantasma de mi pasado quiere matarnos.

- Está bien... hace tiempo, al poco de empezar con Lucas, me presentó a su mejor amigo, Jhon.

Nunca me dio buena espina. Tenía algo que te hacía desconfiar de él.

» Lucas no estaba bien. Para qué mentir, estaba jodido; tenía depresión y falta de autoestima, y eso era lo que me ataba a él de una forma tan insana, tan... destructiva. Pero me daba igual, le amaba, como nunca había amado. La gente cree que las relaciones tóxicas son bonitas y románticas, pero no lo son.

» Jhon me empezó a hablar un día, diciendo que estaba enamorado de mí, que no podía respirar si no estaba yo, y básicamente lo que hice fue mandarlo a la mierda. Pero una mañana me desperté en una habitación, con un largo vestido negro puesto. Cuando quise darme cuenta estaba viendo el suicidio de Lucas por una televisión mientras Jhon se reía de mí.

- Dean, fue su culpa, él lo mató.

En ese instante, tenía mi cabeza apoyada en el pecho del chico a mi lado, mientras lloraba como una niña pequeña.

- Uxia, no... no sé qué decir - besaba mi cabeza constantemente, y acariciaba mi espalda con una madre.

- Ahora él quiere hacernos daño, Dean, tengo que irme. Así no hará nada.

- No voy a permitir que te vayas sin mí, cariño.

- Te quiero.

Vacía [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora