07; bowie.

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     Había pasado una semana desde el incidente de la pesadilla en casa de Dean, y agradecí que no quisiera hablar del tema.

     Tengo esas pesadillas desde hace tres años. Es la misma. Siempre el mismo vestido negro, la misma carretera, el mismo coche, la misma nada, el mismo todo.

     Le vi los siete días siguientes, no estaba en mi misma clase, pero insistía en comer conmigo, a lo cual, yo le echaba de ahí.

     Sigue siendo el mismo pesado, y no quiero pasar tiempo con él.

Ni quiero encariñarme yo, ni que se encariñe él. ¿Por qué? Sencillo. Acabaría mal.

     Todos los días al terminar las clases yo salía corriendo para no llegar tarde al trabajo.

Pero al igual que yo tenía prisa, Dean insistía en acompañarme y ayudar.

     Resultó ser buena gente, y no el típico estúpido arrogante que pensé que era cuando le vi la primera vez.

        - ¡Oh venga ya! No puedes tratar de mantenerme alejado de ti para siempre. -Dijo riendo. Estábamos en la puerta de mi casa, a punto de entrar.

        - Uhm, sí que puedo. Y creo que lo haré mucho más tiempo.

        - ¿Me dejas subir? Hace frío, y no quiero ir andando...

     Le miré encarnando una ceja, pero al final accedí a que pasara.

***

        - No hace falta que mires todo lo que hay, es una casa normal, eh.

        - ¿Cómo puedes tener ésta casa? Sólo tienes dieciséis años.

        - Ya sabes, lo típico, papá y mamá odian a su hija y le pagan una casa en el fin del mundo para mantenerla alejada. Pero luego esa hija tiene que pagar sus cosas, claro.- Me encogí de hombros.

        - Lo siento, no lo imaginé. -Tenía una cara de arrepentimiento marcada, agachó la cabeza.

        - No lo hagas, no sientas lástima por mí.

     Se quedó callado, y al final fue caminado hasta el sofá y encendió la televisión.

        - Iré a cambiarme, la cocina está por ahí, si tienes hambre sólo ve.

        - De acuerdo.

     Me fui por el final del pasillo mientras me iba quitando la ropa.

***

     Cuando volví al salón, Dean se me quedó mirando de arriba a abajo, con los ojos abiertos.

        - ¿Enserio?

        - Enserio... ¿qué?

        - Camisa blanca y bragas, como en mi casa el día que te quedaste a dormir.

        - Sí. Espero que esta vez no tenga tu erección en ninguna parte de mi cuerpo.

        - Lo dudo...- Susurró, pero lo suficientemente alto para yo poder oírlo.

     Rodé los ojos.

        - Eh, es mi casa, ¿vale? Si quiero estar así, pues simplemente estoy así. No me gusta ser perseguida por ti, y mucho menos con una erección.

        - Yo te persigo. -Trató de poner cara de ofendido, pero más bien le salió una mueca extraña.

        - No que va. ¿Quieres cenar?

        - Claro, ¿qué tienes?

        - Pizza, cerveza, tabaco y café, ¿algo mejor? Sí, cenar con Bowie, pero dudo que te guste.

        - ¿Bromeas? Bowie es de mis favoritos. -Comentó poniendo cara de felicidad al la vez que hacia una de sus poses famosas.

     Me limité a sonreír e ir a hacer la cena.

        - ¿Desde cuándo fumas?

        - Desde los quince, más o menos, ¿por?

        - No parece. - Ladeó la cabeza y me miró con ternura.

        - Lo que sea.

***

     Estábamos en el sofá, viendo una película mientras cenábamos y oíamos la lluvia desde fuera.

        - Así que, Naomi, la sarcástica y antipática Naomi, ha estado detenida...

    Comencé a reír, con el simple hecho de recordar eso. Era ridículo.

        - Uhm, sí, no es raro. Fue con catorce años. Era la segunda vez que me mudaba, y estaba sola, no conocía la ciudad y me fui con un grupo de chicos que no debía. Al final el plan no resultó y acabé pegándome con el "jefe" del grupo.

        - Vaya, yo esperaba algo más interesante.

        - Hubo otra vez que conocí a una chica en un garito a las afueras de una ciudad. Yo ya tenía la moto y era un bar de moteros extraño. Total, que me acabé liando con la chica, el novio lo vio y empezó a pegarme, no iba a quedarme quieta y le envíe al hospital.

        - ¿Eres lesbiana?

        - No, pero ese día estaba borrachísima, y no sé lo que hice, pero es verdad que he tenido novias y todo eso.

        - Tengo competencia entonces...

        - No, no tienes. Por no tener no tienes ni una oportunidad conmigo. - Le sonreí.

        - Me alegra que ya no me alejes, de verdad.

     Agaché la cabeza, no era algo que me gustara reconocer.

        - Oye, ¿quieres quedarte? Ya es tarde y está lloviendo, además, mañana no hay clase, no hay prisa.

        - Claro, duermo en el sofá, ¿no?

        - Bueno, ¿podrías dormir conmigo? El día que dormimos juntos no tuve más pesadillas. Has conseguido algo increíble, la verdad.

        - We can be heroes; just for one day.

        - Calla Bowie, ¿duermes o no?

        - Claro, por qué no. - Y me sonrió, como nunca nadie había hecho.

        - Ven conmigo.

     Le tendí mi mano, pero me empujó hacia él, haciendo que me sentara encima de sus piernas, con mi pecho delante del suyo.

     Y me besó. Con delicadeza y calidez, y juro que sentía sus suaves labios en contacto con los míos rasgados.

No tenía explicación, y no quería que esto saliese así, pero, al diablo, ¿por qué no?

Vacía [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora