09; promise me.

35 2 0
                                    

        «-Algún día, cariño, algún día»

        - ¿Qué quieres decir con eso?

        - A que por ahora, no quiero que sepas sus significados. Vamos a desayunar.

     Me senté en la encimera de la cocina, con una taza de café caliente entre mis manos. Dean, en cambio, estaba apoyado en la mesa de la cocina.

        - No me llamo Naomi.

        - ¿Ah? ¿Cómo entonces?

        - Uxía.

        - Me gusta más ese nombre que Naomi. ¿Por qué me lo ocultaste?

        - No quería que me conocieras.

        - Pues no te está saliendo bien.

        - Lo sé.- Fui sincera con él, aunque he de reconocer que cada vez que me llamaba Naomi era muy gracioso.

        - ¿Desde cuando llevas mudándote?- Trató de cambiar de tema.

        - Desde los trece.

        - ¿Por qué?

        - No me llevo bien con mis padres, no aceptan lo que "soy"- hago comillas con mis dedos-, y como todo en mi vida es temporal, no me gusta estar en el mismo sitio mucho tiempo.

        - ¿Te irás pronto de aquí?

        - Seguramente, me acabaré yendo, pero no sé cuándo.

        - Ah.- Parecía decepcionado.- ¿Y cómo que elegiste este sitio?

        - ¿Nunca has hecho lo de girar una bola del mundo y elegir un sitio con los ojos cerrados? Pues fue lo que hice. No me importa mucho el destino.

     Dean soltó una carcajada sonora, a la que yo seguí, hasta que una bola de pelo comenzó a maullar al lado de mi pie.

        - Hey Dieciocho, ¿tienes hambre?

     Le puse un plato de comida en el suelo, y me dejó en paz.

        - Dieciocho es muy curioso, ¿no crees?

     Sonreí ante el recuerdo.

        - Sí, pero es un nombre bonito. ¿Quieres ir a dar una vuelta?

        - Claro, ¿a dónde?

        - No sé, qué importa eso, sólo salgamos y ya.

        - Hay veces en las que mis ganas de conocerte son mayores de lo normal.

        - Pues cuidado con lo que intentas, porque puedo matarte de quince formas diferentes con un mismo cuchillo Dean, no tientes a la suerte.

        - ¿En serio? Wow.

        - Ajá. Venga, vístete.

***

     Íbamos andando por las afueras de la ciudad, al lado de un muelle, con sus barquitos que son casas y todo.

     Dean me contaba anécdotas suyas de pequeño, y yo le contaba lo que podía sobre mí. Mi memoria sobre esos años no es muy buena.

        - Uxía.- Me llamó captando mi atención.-

        - Dime.

        - ¿Por qué has dicho que todo en tu vida es temporal?

        - Joder… Porque es así Dean. Por mucho que quiera a una persona, por mucho que me importa, me acabaré alejando, sólo son relaciones temporales.

        - ¿Incluso yo?

        - Sobretodo tú. Has roto todos y cada uno de mis esquemas, y lo peor es que no me arrepiento. De nada.

     Se paró delante mía, y agarró mis manos envolviéndolas en las suyas, mientras las ponía entre nuestros pechos.

        - Entonces no huyas. Si no te arrepientes... no huyas.

        - Pero tengo que hacerlo, sería lo mejor para los dos, hazme caso. Trataré de hacer que ese momento llegue lo más tarde posible, pero no me pidas que esté a tu lado, nunca me lo pidas, porque sería un error impedir lo inevitable. Sólo puedo prometerte, de alma, que no quiero hacerte daño, pero te lo haré, al igual que me lo haré a mí. Aunque, por el momento, disfruta del tiempo que pase, porque muy a mi pesar, no será eterno, Dean, sólo la muerte es eterna.

        - Nunca juras de corazón...

        - Eso es porque hay personas que lo tienen tan resquebrajado que ni late. Y quieren con el alma. Por eso yo juro con el alma.

    Nos fundimos en un cálido beso. Una promesa. Un pacto. Una primera carta de un preso. El inicio de algo. Algo grande. Pero frágil como una pompa de jabón.

Vacía [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora