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Capítulo 10

A las once de la noche, Gulf seguía despierto escuchando atentamente a Mew. La historia que le estaba leyendo era una de ángeles y demonios, una historia de amor entre esos míticos seres, en realidad. Y lo tenía atrapado. De vez en cuando la lectura se detenía debido a que ciertos conceptos no eran del todo comprensibles para Gulf, y Mew, con paciencia, le explicaba el significado de esas palabras que eran desconocidas para él.

Cerca de la una de la mañana, Mew se detuvo para poder estirar un poco las piernas y acomodarse mejor. Sin embargo, pudo notar que Gulf yacía profundamente dormido en su cama mientras abrazaba una almohada cerca de su pecho. Él leyendo sobre ángeles, cuando a su lado tenía uno. ¡Qué irónico!

Con cuidado de no despertarlo, se levantó de la cama, dejó el libro en la mesita de noche y se sentó en el amplio sillón que estaba frente al lecho donde dormía el menor. Su mayor deseo era dormir a su lado y envolverlo en sus brazos toda la noche. No obstante, no iba a abusar de su posición como dueño de la casa, de la habitación y de la cama con la patética excusa de que Gulf se había quedado dormido ahí en primer lugar. Él era un caballero y siempre, por encima de cualquier cosa, respetaría a Gulf.

Afortunadamente no hacía tanto frío, por lo que con una ligera manta y una almohada reposando en su cabeza, logró conciliar el sueño a pesar de la posición en la que estaba. Tener a Gulf a pocos metros de él valía la pena el dolor que su cuerpo sentiría al día siguiente por dormir en aquel sillón.

***

Cuando abrió los ojos, lo primero que pudo recordar fue el nombre de "Lucifer" uno de los personajes de la fascinante historia que Mew le estaba leyendo por la noche.

- ¡Mew! – gritó Gulf incorporándose bruscamente en la cama, cuestión que lo llevó a sentirse mareado.

- Ten cuidado – Mew se acercó a la cama para ayudar a Gulf – nunca te levantes así de repente Gulf, puedes sufrir de insuficiencia cardíaca debido a la falta de sangre, al despertar tu cerebro está anémico, necesita recuperarse poco a poco, no vuelvas a hacer algo así –

- Lo... lo siento – habló Gulf volviendo a recostarse, el mareo estaba provocándole náuseas.

- ¿Estabas teniendo una pesadilla? – preguntó el mayor arropándolo nuevamente. Gulf negó moviendo lentamente su mano.

- Recordé que... recordé a Lucifer y que estabas leyendo para mí, entonces... ¡Oh Dios mío! – hizo una pausa para tapar su rostro con sus manos – Dime por favor que no estoy en tu cama – pidió el menor con vergüenza.

- La educación que me dieron mis padres no me permite mentir Gulf – indicó Mew con seriedad – pero si te hace sentir tranquilo, quiero que sepas que no dormimos en la misma cama –

- ¿Ah no? – el menor descubrió un poco sus ojos para ver observar el semblante de Mew y ver si no le estaba jugando una broma.

- No, yo dormí en el sillón – señaló en lugar en donde ya estaban la almohada y la manta perfectamente acomodadas.

- Debiste haberme despertado para que me fuera a mi habitación – se quejó Gulf – no es justo que no te deje dormir y encima te despoje de tu cama, me siento terriblemente mal por eso –

- Pude haberme ido a cualquier otra habitación – Mew intentaba no hacer sentir culpable a Gulf – sin embargo no me quise ir para que no te asustaras al despertar, aunque veo que mi plan no funcionó – se rascó la cien y sonrió de lado.

- ¿Y si mejor después del té de la tarde nos quedamos en la sala para que pueda escucharte leer? – preguntó Gulf mirando directamente a Mew – así no te robaré más horas de sueño ni tu cama -

Amor forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora