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Capítulo 16

Despertar sintiendo la calidez de un cuerpo rozando el suyo y un ligero peso extra sobre su pecho fue la experiencia más fascinante y extraordinaria que Mew había experimentado en sus treinta y dos años. No había forma alguna de que algo superara esa sensación de calma, paz y bienestar al saberse acompañado de la persona que tanto amaba y que así había sido durante toda la noche mientras dormían entregados al mundo de los sueños.

Gulf dormía plácidamente con su cabeza apoyada en su pecho y su brazo rodeándolo por la cintura; una pierna también descansaba sobre su cuerpo sintiéndose dichoso al ser el afortunado hombre en el que Gulf confiaba y con el que se sentía seguro. Y así debía ser siempre, su pequeño y amado niño no debía temer nunca de él. Sin importar lo que pasase iba a defenderlo de todos y de todos. Incluso de él mismo.

Y por la noche había demostrado ese punto, ya que después del apasionado beso que compartieron en donde se encendió una pasión en Gulf que para él era toda una novedad, Mew pudo detenerse a pesar de que estaba al borde de la locura. Deseaba a Gulf intensamente, y aquel beso había logrado excitarlo como nunca antes se había sentido, pero gracias a su extraordinario sentido del deber y prudente sentido común, pudo contener su pasión y explicarle a su prometido el por qué no podán llegar más lejos.

Afortunadamente para él, Gulf también se sentía nervioso y aceptó que esa noche solo dormirían y no pasaría nada más. Se alegró al saber que solo era nerviosismo al saberse inexperto y no temor o ansiedad por recordar la tragedia con William. De hecho el menor era muy receptivo a las caricias que le regalaba y en ningún momento se había mostrado incómodo, indeciso o temeroso. 

- Buenos días – la voz adormilada de Gulf lo regresó al presente. Sintió los cálidos labios del menor sobre su pecho cerca de su pezón y se estremeció - ¿Tienes mucho tiempo despierto? – preguntó de forma inocente. 

- Buenos días amor – Mew ladeó un poco su cabeza para besar la de Gulf – llevo varias minutos despierto disfrutando de tu compañía – ante esas palabras el menor se acurrucó más al fornido cuerpo de su prometido. 

- Funcionó – susurró Gulf con timidez.

- ¿Qué cosa? – cuestionó el mayor mientras inconscientemente acariciaba la tersa piel de el brazo del más joven. 

- Dormir a tu lado – obvió Gulf – he dormido de corrido toda la noche sin tener pesadillas y es porque tú ahuyentas todo lo malo, tu luz es tan brillante como el mismo sol –

- Así que soy tu sol – comentó Mew lleno de felicidad – si es así, tu deberías ser... - hizo un pausa pensando en su respuesta – tú serás entonces un girasol, mi pequeño girasol – aclaró al final.

- ¿Un girasol? – preguntó Gulf con curiosidad.

- Los girasoles llevan su nombre porque siguen la luz del sol, si tú me sigues a mí te prometo que te protegeré siempre cubriéndote con mi luz – explicó Mew.

Gulf movió su mano hasta encontrar la de Mew y entrelazó sus dedos. De verdad que cada segundo se enamoraba más de ese hombre que había tenido la fortuna de cruzarse en su camino. Cuan afortunado se sentía por haberlo conocido. El destino era sumamente benévolo con él por darle semejante luz a su oscura existencia. El regalo más grande que le había dado la vida era el incondicional amor de Mew Suppasit. 

- Seré entonces un girasol que siempre va a seguirte – afirmó el menor levantando sus manos unidas – toda mi vida había deseado encontrar a alguien a quién amar y que me amase tal y como soy y estoy absolutamente convencido de que esa persona eres tú –

Mew lo abrazó más fuerte y después levantó su barbilla para verse a los ojos. El mayor quedó hechizado por los joviales, somnolientos y brillantes iris que lo miraban con amor. ¡Bendito Dios por hacerlos coincidir! Jamás se había sentido tan dichoso como lo estaba en esos momentos.

Amor forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora