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Capítulo 19

¿Podría Mew sorprenderlo más? La respuesta era sí. Parecía que ese hombre iba un paso delante de sus deseos y necesidades, aunque muchas veces ni siquiera él sabía que detalles como los quesolía hacer el mayor iban a cautivar su corazón.

Luego de agradecerle al ministro por haber oficializado su unión, Mew llevó a Gulf cerca del frondoso árbol que se encontraba a las orillas del lago. Hermosas lámparas de gas colgaban desde las ramas iluminando un par de mantas en el suelo en donde ya los esperaba un maravilloso banquete y una botella de vino.

El atardecer le daba un exquisito toque romántico a la velada. Conforme el sol se iba escondiendo, la luz de las lámparas iluminaba tenuemente el lugar volviéndolo acogedor e íntimo.

- Esto es hermoso – susurró Gulf extasiado por la maravillosa sorpresa.

- ¿En verdad te gusta? – preguntó Mew invitándolo a tomar asiento en una de las mantas.

- Es maravilloso Mew, no tenías por que hacerlo – indicó Gulf.

- Se trata de nuestra boda Gulf, no es algo insignificante, es importante para mí y quiero que sea memorable para ti – explicó el mayor.

- Para mí es lo mejor que me ha podido pasar en la vida, convertirme en tu esposo es un honor y privilegio, y nada podrá hacerme sentir más feliz y orgulloso que eso – declaró Gulf – pero esta cena, es hermosa, muchas gracias –

Sobre la manta había de todo. Cortes de ternera, pasta alemana, patatas, ensaladas y postres. Además de uvas, fresas y vino tinto. Todo tenía muy buena pinta y se veía delicioso. Y mientras Mew se dedicaba a servir vino en las copas, Gulf tuvo la iniciativa de servir los platos.

- ¿Quieres que te sirva de todo mi amado esposo? – preguntó el menor con un leve sonrojo en sus mejillas por haber usado aquel mote cariñoso con Mew.

- Dejaré las patatas para después, con la carne y la pasta está bien por ahora – respondió depositando un tierno beso en la mejilla de su amado girasol. Mew amaba comer patatas, pero también sabía que era una de las comidas favoritas de Gulf, así que prefirió dejárselas  pues sabía que era lo primero que comería.

- Me gustaría hacer un brindis por nosotros amor, pero sé que no te gustan las bebidas alcohólicas, así que además del vino mande pedir jugo de uva – indicó Mew.

- Es una ocasión especial, brindaré con vino – aseguró el menor – pero también... - hizo una pausa para tomar aire – también quiero decirte mis votos matrimoniales Mew – expresó sorprendiendo a su marido – no lo hicimos en la ceremonia porque en verdad me tomó desprevenido pero luego pensé que en realidad no tengo mucho que preparar porque lo que quiero decirte es lo que mi corazón en verdad siente – Mew sonrió enternecido.

- Me haría muy feliz escucharte mi bello ángel – Mew tomó su manos entre las suyas y lo ánimo a hablar.

- Yo... Gulf Kanawut... me entrego a ti Mew Suppasit este día para poder compartir mi vida contigo. Puedes confiar en que el amor que siento por ti es real. Prometo amarte, honrarte y valorarte siempre. Prometo permanecer contigo en lo bueno y en lo malo. Prometo ser un buen esposo, un buen amigo, un buen amante. Prometo ser tu compañía incondicional para todos los días de tu vida. Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo desde este momento hasta la eternidad. Desde hoy caminaré siempre junto a ti –

A Mew ya no le quedaba duda de que el corazón de Gulf era suyo. Su hermoso niño en verdad lo amaba y estaba dispuesto a pasar el resto de su vida junto a él sin importar nada más. Fue conmovedor escuchar aquellos votos pues Mew sabía que salían desde lo más profundo del alma pura y bondadosa de su hermoso marido.

Amor forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora