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Capítulo 11

Escuchar a Mew leer en la sala no era lo mismo que escucharlo en la habitación, pues aunque nadie los interrumpía, no se formaba la misma atmósfera íntima que compartían en su alcoba o en la del mayor. Era placentero poder escuchar su voz mientras relataba la historia que estaba leyendo, pero algo faltaba en aquella ocasión y no podía identificar qué.

- ¿Puedo sentarme a tu lado? – preguntó Gulf de pronto interrumpiendo la lectura de Mew.

- Claro que sí Gulf, ¿Necesitas que hablé más alto? – el mayor pensó que tal vez eso era lo que el joven necesitaba.

- No, es solo que me gustaría ir leyendo al mismo tiempo que escucho tu voz ¿Te molesta? – se excusó Gulf.

- No, ven aquí – sonrió Mew y se acomodó mejor en el sillón.

Gulf se levantó y caminó hasta el amplio sillón en el que se encontraba Mew. Se sentó a su lado y observó el libro que el mayor sostenía en sus manos. Sonrió de lado y giró su mirada a los ojos de Mew. Estaban relativamente cerca.

- No tiene dibujos – expresó más como afirmación que como pregunta.

- No, no hay ilustraciones – afirmó Mew - ¿Querías saber cómo lucen Lucifer y Metratón? –

- Tengo en mi mente una idea de cómo podrían ser, pero no niego que me gustaría saber si son como el escritor los imaginó también –

- Te entiendo – sonrió Mew - ¿Decepcionado? – preguntó haciendo referencia a la falta de dibujos.

- No, aún puedo cerrar los ojos, escuchar tu voz y recrear la historia en mi mente – contestó Gulf – puedes continuar cuando quieras –

Mew asintió sonriendo y ubicó sus ojos en la parte en la que se había quedado. Con Gulf a su lado, sentía la misma armonía que cuando estaban a solas en la habitación. Sin embargo, Mew sabía que debía de parar aquellos sentimientos de "conexión" que sentía con el menor porque de antemano era consciente que no eran correspondidos.

Tal vez Gulf estaba acercándose un poco más a él, pero definitivamente no era porque sintiera amor, más bien creía que éste se sentía solo y necesitaba compañía. Y él con gusto se la daría sin importar nada. Aun y formando su familia, se encargaría de que Gulf nunca se sintiera solo y que jamás se faltase algo.

Por ese mismo motivo, deseaba que Gulf conociera a Dominique, era importante para él que su posible futuro esposo aceptara a Gulf y viceversa. Y si eso llegase a pasar, entonces podía estar tranquilo pero ¿Qué pasaría cuando Gulf encontrase alguien para establecerse?

Concentrado en sus propios pensamientos y en la lectura, Mew sintió un peso extra en su hombro y se detuvo para verificar de qué se trataba. Era Gulf, específicamente la cabeza del menor reposando sobre su hombro. La sonrisa que el joven le regaló a pesar de que tenía los ojos cerrados le dijo que en realidad no estaba dormido sino que prestaba atención a la historia y la estaba recreando en su cabeza. Sonrió para sus adentros lleno de felicidad pero su cabeza le dijo fríamente que no se ilusionara, aun así era agradable disfrutar de la bella compañía de Gulf. Tal vez no habían podido a llegar a formar un matrimonio, pero nada impedía que entre ellos pudiera surgir una linda amistad, no era lo que realmente quería pero era mejor que nada.

Mew siguió leyendo hasta el punto en el que sintió la mano de Gulf sobre su brazo. El joven se había quedado dormido y de alguna manera rodeaba su extremidad tal vez imaginando que se trataba de su almohada. Era completamente normal que Gulf se durmiera durante la lectura, el joven llevaba meses teniendo pésimos hábitos de sueño así que no le molestaba en lo absoluto.

Amor forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora