CAPÍTULO 6

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El viaje al pueblo fue uno de los más relajantes y divertidos que has tenido, tarareando canciones y disfrutando de la música junto a tu mejor amigo Bubba. Pero tan pronto como llegaron, tu compañero dio fin a la reproducción aleatoria de las melodías.

Avanzando un par de cuadras más, Bubba te señaló el tan esperado lugar donde por fin le darían mantenimiento a tu auto, y sin perder el tiempo, entraste y te estacionaste justo al fondo. Agradeces que el lugar estaba solitario por ahora, así tu cita tan esperaba con el arrendador no estaría retrasada.

Al salir del auto el calor abrasador te azotó de nuevo en la piel. Si el mecánico se iba a tomar su tiempo era necesario e indispensable tener algunas bebidas refrescantes para poder esperar, así que decidiste tomar tu bolso de mano y sacar tu billetera.

—Oye, Bubba, ¿Podrías hacerme un favor?- preguntaste mientras sacabas el efectivo.

Bubba se acercó a ti asintiendo desde el otro lado del auto, su forma corpulenta dándote algo de sombra cuando estuvo completamente enfrente tuyo.

—¿Podrías traernos algunas bebidas mientras hablo con el mecánico?- extiendes tu mano con el dinero y Bubba lo toma. —Claro, mientras no sea un inconveniente, entiendo que te cuesta comunicarte con los demás, así que no es problema si podemos esperar un poco y después ir juntos-.

Bubba negó con la cabeza para después guardar el efectivo en su bolsillo izquierdo del pantalón. "No, no. Está bien, yo me encargo, voy enseguida, iré rápido, espérame aquí" balbuceó. Hasta este punto aún no entendías lo que él quería decir cada que soltaba galimatías, pero gracias a su emocionado lenguaje corporal pudiste entender que él podría encargarse de ello.

—Gracias, qué dulce eres, entonces aquí te espero- le sonríes y él asiente dejando notar sus mejillas levemente sonrosadas.

Una vez que él se va, caminas hacia la recepción destartalada pero no hay nadie ahí, te preguntas si estará en su hora de descanso, así que decides echar un vistazo al interior.
Dentro había una silla algo desgastada de la parte afelpada del asiento, el escritorio manchado con marcas circulares de café viejo donde probablemente estuvieron las tazas de la persona encargada y algunos papeles regados. Lo que más te llamó la atención fue que en la pared estaban pegadas imágenes de revistas con mujeres en bikini y otras con incluso menos ropa, una incomodidad se asentó en tu interior, y no por las chicas de las fotografías, sino por la persona que se había tomado la molestia de la decoración de su pequeña y sucia oficina.

Te arrepientes de haber mandado a Bubba por las bebidas, ahora estabas sola.

El sonido de inodoro te sacó de tu estupor, tu mirada se disparó hacia la puerta de a lado mientras que un hombre con overoles azules grasientos y desgastados salía de ahí. Retrocediste y te aclaraste la garganta llamando su atención al instante que te escuchó.

Una vez que el hombre te notó, te regaló una sonrisa llena de dientes.
—Hola, Hola, señorita, ¿Qué necesitas?- sus ojos viajaron de arriba hacia abajo en tu figura parada justo entre la entrada de la oficina, deteniendo sus ojos descaradamente en tus piernas expuestas. Una de sus manos viajó hacia ti para saludarte. Su mirada regresó a tus ojos.

Al instante tu garganta se cerró, no querías ser grosera pero dudas que haya lavado sus manos antes de salir del cubículo. Además que te había estado mirando como un asqueroso.

Tus manos se retorcieron levemente, y tu derecha temblorosa tomó la de él en un apretado saludo.
—Buenas tardes, usted debe ser Marcus-
El hombre por fin soltó tu mano y joder si no eran sudorosas.

—¡El mismo!- te sonrió.

—B-Bien, bueno, verá, mi auto ha estado fallando desde la mañana, se detiene abruptamente y no entiendo por qué.
Mi jefe Drayton me dijo que viniera con usted- no pudiste evitar limpiar tu mano en el costado de tu falda y agradeces que no se haya dado cuenta de tu descortés acción.

Pedazos de amor (Leatherface X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora