Pedazos de amor (Leatherface X Lectora)

CAPÍTULO 12

El ruido del aire acondicionado y el ruido sordo de la televisión de fondo en la sala era todo lo que los oídos del somnoliento Bubba podía detectar. Además de un ligero tarareo en la cocina.

Se mueve ligeramente entre las suaves mantas de la cama hasta quedar boca arriba. Finalmente abre sus ojos lentamente para adaptarse a la luz de la habitación que entra por la ventana y su cerebro comienza a procesar toda esa información y recuerdos de anoche. Recuerda tu piel suave y desnuda debajo de sus dedos, tus gemidos llamándolo y tu respiración agitada, además de tu bello rostro de excitación y deseo, pero más que nada, de amor.

Bubba sonríe dejando escapar un suspiro soñador. Si ayer no fue el hombre más afortunado del mundo entonces no sabe cómo proclamarse. Pero él sabe que lo fue.

Bosteza mientras se levanta perezosamente del cómodo colchón y puede notar que la ropa que estuvo regada anoche ahora se encuentra cuidadosamente doblada sobre uno de tus muebles, oh, y puede notar que aún sigue desnudo por supuesto. Camina directamente a su mochila y saca un conjunto nuevo para comenzar el día, está muy ansioso por recibirte, así que sin perder el tiempo se viste y va directo al baño a hacer sus necesidades y lavar sus dientes y rostro.

Aún estás usando tu pijama mientras balanceas tus caderas en la cocina tarareando una canción pegadiza que has estado escuchando miles de veces en un comercial. Estás demasiado enérgica hoy, y muy feliz. La noche de ayer fue un momento demasiado especial. Tus mejillas se ponen coloradas al recordarlo a la vez que una leve sonrisa se extiende en tus labios suavizando tu expresión alegre.

Te levantaste más temprano esta mañana, acurrucada en el pecho de Bubba. Era tan cálido que casi pensaste en volver a dormir, pero aparentemente habías descansado muy bien después de aquel ejercicio nocturno. Te incorporas lentamente para no despertarlo, pero él no hace ninguna señal de reconocimiento a tu figura, tiene el sueño bastante pesado. Sus ronquidos son los más fuertes que has escuchado, te parece increíble que no los hayas escuchado en toda la noche. Tal parece que sí estabas bastante exhausta.

Sonríes con ternura. Te inclinas y dejas un beso de pluma en su mejilla. Habías aprovechado todo ese rato para darte una ducha rápida, ponerte tu pijama de anoche y ordenar un poco el pijama de tu amante dejándola doblada en uno de tus muebles. Era hora de hacer el desayuno, querías consentirlo más.

Tu sonrisa crece cuando escuchas las botas de Bubba golpeando la madera de tu sala hasta que el sonido cede justo detrás tuyo. Sus brazos gigantes te rodean en un suave abrazo.

—Buenos días, dormilón- le dices con cariño.

Bubba suelta un galimatías feliz respondiendo a tu saludo. Sus labios comienzan a dejar castos besos en tus mejillas y cabeza. Te ríes ante su entusiasmo.

—Yo también estoy muy feliz de verte, corazón- depositas un beso grande y ruidoso en su mejilla izquierda. Bubba suelta una risita.

—Ayúdame a poner los platos, chico grande, el desayuno está listo- Bubba asiente ante tu pedido y antes de alejarse observa la sartén. Huevos revueltos con tocino, por eso olía tan delicioso, Bubba ama el tocino. Antes de irse a trabajar cada mañana Drayton siempre prepara huevos para el desayuno, a veces acompañados de tocino o salchichas y algunas tostadas.

Obediente como siempre, toma un par de platos de la estantería, algunos cubiertos y dos vasos, puede ver que en el comedor ya hay una jarra grande con jugo de naranja, oh, que linda forma de empezar el día con el amor de su vida.

~~~~

Drayton se había mostrado tan generoso en dejar a Bubba todo el tiempo que quisiese en tu casa (aunque probablemente el hombre quería un poco más de tiempo a solas) así que ese domingo libre lo aprovecharon para seguir con la última parte del jardín. Plantaron todas las flores que hacían falta, tú ya te habías adelantado un poco el sábado por la mañana y un poco por la tarde, así que ocuparse de lo demás no fue un problema.