capitulo 6

6 2 4
                                    


Axel

¿Alguna vez has sentido la necesidad de compartir algo muy importante para ti con alguien?.

Yo nunca había pasado por eso, pero últimamente había sentido la necesidad de mostrar algo que me marco para toda la vida y no se porque quería mostrárselo precisamente a Emma. Apenas teníamos unos cuantos días de habernos conocido y yo sentía una fuerte conexión con ella, como si la conociera desde antes, como si hubiéramos coincidido en algún otro lugar que no fuera él balcón de la galería de arte.

La había llamado para que viniera a casa al día siguiente para que viera de que se trataba todo, no quería que pensará mal o que se sintiera extraña pero es que de verdad quería que ella lo viera con sus propios ojos.

Siempre he creído que las personas tenemos una enorme conexión que no puede romperse aunque el tiempo que hayan pasado juntos sea uno muy corto, es como la conexión que un cachorro tiene con su dueño que sin importar cuál de los dos en algún momento llegué a faltar siempre estarán conectados y nada puede romper eso.

Una gran oscuridad se había adueñado de mi habitación, una tenue luz se asomaba por la ventana dejando solo un poco que ver. Un enorme silencio permanecía en toda la casa y la hacia ver un poco tenebrosa, mi casa estaba conformada de la siguiente manera: una gran sala con un enorme vestíbulo, cocina como sacada de una de esas mansiones de famosos y dos baños solo en la planta baja. En la planta alta habían cuatro habitaciones, la mía, la que mamá usaba con papá y luego de lo que pasó ya es solo de ella, la de Alexa y la mía, cada una con un enorme armario y un baño, y muy en el fondo de la segunda planta un enorme balcón con un par de asientos, un gran patio trasero con una pequeña casa individual que papá usaba como estudio para pintar, un montón de flores y árboles y en el más grande se encontraban los dos columpios que usábamos mi hermana y yo cuando estábamos pequeños.

Mi casa parecía una de esos famosos, pero no lo era, aquí solo vivíamos mami y yo. Después de la muerte de papá y de Alexa ya nada era igual.

— ¿Quieres un poco de pan con mermelada? — mamá dijo sacándome por completo de mis pensamientos y cortando todo el silencio.

De inmediato voltee a mirarla y se encontraba en la entrada de la puerta de mi habitación con una pequeña bandeja con pan y mermelada, me acerque hasta ella y la observé por unos segundos para luego responder.

— Con la condición de que te quedes un rato conmigo.

— Es todo un gusto para mí hacerle compañía a mi hermoso hijo.

Eso provocó una pequeña sonrisa en mí. Ella se acercó hasta la cama y se sentó junto a mí, su mirada estaba fija en la mía, amaba los ojos de mamá, eran tan hermosos que muy fácilmente podrías perderte en ellos y no volver jamás, era como un par de estrellas que no paraba de brillar ni aunque pasarán por cosas muy malas o incluso cosas irremediables.

— ¿Cómo has estado cariño?.

— Igual que siempre — le dije poniendo una cara muy, pero muy exagerada para causar un poco de alegría en ella — siento que en cualquier momento un ángel entrara por esa ventana y me llevará al paraíso para que mi vida sea un poco más alegre.

Ella se me queda mirando con cara de horror absoluto y luego voltea los ojos, en ese instante yo suelto una carcajada que provoca una en ella también.

— Que dramático eres ¿De dónde sacaste tanto drama?.

— Pues no sé, tu deberías de saber eso mejor que nadie.

— Es cierto….. lastima que no lo sé.

Comenzamos a comer pan y a hablar de muchas cosas ya que a ella le gustaba que yo le contará hasta lo que no debía, pero era mi madre y tener confianza con ella era algo muy normal en mí, a diferencia de otros que no la tienen.

pintando nuestro Amor © [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora