Parte 8

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Hey! 

Hola chicas/os, 

Hoy traté de hacer un concepto donde las palabras en negrita son los pensamientos compartidos con el lobo interior de Steve.

Sin mas los dejo con el capítulo 👇👇

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Al llegar con la comida no era de esperarse encontrarme con los hermanos mayores Osborn esperando el ascensor.

- Buen día chicos - sonreí

- Buen día capitán - Dijo Dane

James se limitó a asentir y fijar su vista al número del elevador. Al parecer tenía prisa por llegar al departamento.

Las puertas se abrieron y entramos sin dudarlo.

- Y ¿Cómo están su padre y el pequeño Harry? - Pregunté para hacer conversación.

- Bien, Papá se encuentra de viaje de negocios en Londres y Harry está con Peter en casa de... - parecía incómodo el decirlo - d-de Peter señor.

El mayor de ellos sonreía en momentos sin prestar atención y solo viendo las puertas esperando que estuvieran abiertas para correr.

Al llegar este fue el primero que salió y llegó a la puerta siendo causa de burla de su hermano.

En todo este momento (e ignorando el momento incómodo al no mencionar a Tony) entendí que James estaba intranquilo, más de lo normal, no sólo por el corazón roto de su mejor amigo, si no por algo más.

Sospecho que no solo hay amistad en la cabeza de ese muchacho.

Abrí la puerta y entré. 

Lo primero que vi fue a mis cachorros saliendo del cuarto, James corrió a abrazar a Tobey y Dane simplemente entró a saludar a Andrew.

El abrazo de James no duró mucho, creo que exageré al desprender un poco de olor amenazante hacia él.

En fin.

Dejé la comida en la mesa y Andrew propuso poner películas de comedia romántica para pasar la tarde (no es que tuvieran muchos planes pensándolo bien) .

Eso alegró a Tobey, también a Dane y al parecer también al apestoso Alpha de James que no se despegaba de Tobey.

Nos acomodamos en la sala, pusieron una película en el Nesflis, Andrew y su amigo estaban en el sillón para dos personas mientras que James, yo y Tobey en el de tres. Claro que yo entre ellos para respetar las viejas costumbres.

Andrew solo miraba cómplice a Dane y yo no dejaba la habitación a menos que fuera fundamental porque obviamente alguien tenía que vigilar.

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En la noche, ya que las visitas se habían ido (Gracias a Dios) y los chicos se habían dormido, tenía la necesidad de buscar mis camisas, mi lobo interior me lo exigía. En mi desesperación agarré la última y más preciada que tenía.

Es una camisa de AC DC que Tony había comprado para mí en nuestro cuarto aniversario con el pretexto de que tuviera una camisa de su banda favorita y terminandola usándola él casi siempre.

Me acosté en mi cama con la prenda en mis manos, por instinto la acerqué a mi rostro, directamente a mi naríz para olfatearla, mi lobo gruñó por no tener su aroma usual, el de nuestro Omega.

Una frustración inmensa llegó, quiero a Tony, lo quiero en mis brazos, necesito su aroma, su calor, necesito sentir su piel rozando en mis dedos. Mi lobo comenzó a aullar y mi respiración se empezó a acelerar.

Sin darme cuenta mi mano estaba dentro de mi pantalón comenzando a acariciar mi miembro, lento y suave. Justo como mi Tony/mi Omega lo hace.

Mi mente me lleva a su rostro, sus hermosos ojos y su sexy y traviesa sonrisa. Después a su cuello donde reposa mi marca (mis dientes cosquillean al recordarlo), su pecho y su reactor justo en el centro de su pecho, iluminando nuestros cuerpos, luego su vientre que aunque ya no sea firme y completamente plano, es lo suficientemente sexy para mí.

¡Dios! Solo recordar su cuerpo y no puedo dejar de tocarme, de intentar encontrar su olor en una tonta prenda, de comprar su bendita figura a una obra de arte, y qué decir de su sexy espalda y su increíble, jugoso y delicioso trasero.

A este punto la velocidad con la que bombeo mi pene es demasiado, no puedo dejarlo al igual que imaginarme a mi Omega, encima de mí dándole su merecido placer, haciéndolo gemir una y otra vez, que gima mi nombre y me pida que lo haga ver esas benditas estrellas que lo hacen gozar.

¡Oh Dios!

Tony,

mi Tony,

mi Omega,

mio,

mio,

MIO

.....

Mi respiración no cesa, el líquido viscoso se resbala por mi mano y el resto ha manchado mi camisa y la prenda. Mi lobo comienza a aullar y me contagia de su tristeza.

Me recuesto de lado y abrazo la estúpida camisa en un intento de aferrarme al leve vínculo que tengo aún con Tony.

Mis lágrimas comienzan a salir y no hay manera de detenerlas, ahora somos de nuevo un niño y un cachorro pidiendo por un amor perdido.

Al fin y al cabo la realidad nos golpea y la nostalgia nos invade a ambos recordándonos una sola cosa.

Estamos solos.

Destinados divorciadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora