Estaba en la habitación de el villano más fuerte de todos, el que lo entrenó por muchos meses y le dio refugio y hogar en ese lugar.

Se sentía intimidado de el aura del mayor, te haría rendirte sin siquiera luchar, cosa que demostraba lo aterrador que llegaba a ser.

–Yakumo.–Le llamo en una voz grabe y espeluznante.

–S-si sen-.–

–No cumpliste con las órdenes que dije, era la primera salida hacia el mundo para ti, y lo hiciste mal.–Dijo con tono decepcionado.

–Lo siento...pero no era mi inte-.–

–¿A eso llamaste pasar desapercibido? Los noticieros te vieron y los héroes, lo de gritar a todo pulmón a ese monstruo fue imprudente, y te separaste de Tomura,¿Crees que lo que haces es un juego?–Le pregunto enojado.

–¡No! !Lo lamento en verdad, pero no quería que eso pasara, me puse nervioso y-!–Trataba de explicárselo, más solo algo invisible lo apretó y lo dejaba sin aire en su cuerpo, sentía como dolía y mucho, quería gritar pero no podía...

–¿Has olvidado lo que hice por ti?¿Olvidaste que yo te ayudé? te cure las heridas y te acogi con nosotros cuando los héroes te dejaron de lado, cuando te lastimaron.–

–N-no, le debo mi vida.–Dijo apenas, mientras le costaba estar de pie.

Esa cosa extraña lo soltó y al instante empezó a tocer y respirar cortadamente, mientras un portal se abría detrás de el, el gran hombre le dijo unas últimas palabras.

–Si vuelves a hacer esto, no creo que seas tan útil para nosotros de nuevo, no vuelvas a fallar Yakumo.–

Seguido de eso lo empujó con otro de sus quirks y el callo en el frío suelo del bar.

Kurogiri se hacerco a el para ver su estado y Tomura lo miraba desde la barra.

Esa sensación extraña volvió, dolor que no era físico pero hacía que su corazón se apretara y estremeciera.

¿Que era eso...?

Una cosa que te hace sentir mal...

–¿Esta bien Yakumo?–Pregunto algo preocupado Kurogiri.

El lentamente se sentó y en su cara había un extraño líquido saliendo de su vista borrosa, caían y caían al suelo.

¿Era tristeza...Decepción...?

No lo savia, pero su mirada se dirigió a él mayor y un grito que sorprendió a todos los presentes salió del menor.

Estaba llorando.

Un niño pequeño sentado en una habitación blanca y vacía, era de pelo negro por estar quemado, ojos verdes y pecas, teniendo unas grandes heridas en sus brazos que derramaba sangre gota por gota

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Un niño pequeño sentado en una habitación blanca y vacía, era de pelo negro por estar quemado, ojos verdes y pecas, teniendo unas grandes heridas en sus brazos que derramaba sangre gota por gota.

¿Quien Soy?...[BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora